Vamos a ponértelo fácil, evitamos los desniveles de Ibañeta. E invita a que te acompañen, será aún más divertido. ¿Quieres una excusa? Es año Xacobeo. ¡Andando! Antes de empezar la caminata en Orreaga/Roncesvalles, dedicad un tiempo a empaparos de historia y arte en su conjunto monumental, en el que destaca la Colegiata iniciada en el siglo XII. La dejaréis atrás atravesando frondosos bosques de hayas y praderas que se suceden hasta llegar a Auritz/Burguete, preciosa localidad declarada Bien de Interés Cultural, donde podéis hacer un alto para degustar el delicioso queso de la zona, de la D.O. Idiazabal. A escasa distancia espera Auritzberri/Espinal, bello como el anterior, tanto que asombró a Ernest Hemingway, quien acudía a las regatas de la zona a pescar truchas y reponerse de los excesos sanfermineros. Con un poco de suerte podréis probar los primeros perretxikos de la temporada, el más delicado de los tesoros micológicos.
El camino sigue, sube y baja por ondulados paisajes siempre verdes que llanean al llegar a Zubiri. Sin duda, os habéis ganado un bocado de txistorra antes de cenar, ¿por qué no?, cordero asado (al menos en cómodas terrazas exteriores, si el tiempo lo permite). El santo recorrido, siempre con el río Arga como compañero, os llevará a Pamplona pasando por pequeñas localidades con grandes caserones de piedra. Conozcáis o no la capital tenéis que demoraros un poco en el Casco Antiguo para admirar sus templos góticos y la Catedral, de la que un deslumbrado Víctor Hugo dijo: “Dante está en el claustro, madame Pompadour en la sacristía”. El paseo requiere la degustación en cualquiera de sus abundantes terrazas, en las que resulta difícil decantarse por la muestra de esa cocina en miniatura que son los pintxos que tientan desde de la barra. Vale, podéis elegir dos. O tres, ya puestos… con vino de la D.O. Navarra tinto, blanco o rosado, tanto da, son excelentes.
UNA MARAVILLA TRAS OTRA
Os calzáis otra vez las botas para atravesar la Cuenca de Pamplona, que os despide con una pequeña dificultad, el ascenso a la Sierra de El Perdón. Una vez arriba casi veis ya el siguiente lugar de descanso, Puente la Reina, pero como si la villa no contara ya con suficientes encantos poco antes de llegar está esa maravilla románica que es la iglesia de Santa María de Eunate, el lugar de encuentro del camino francés con el que viene de Somport. Os rodean tierras que producen exquisitas verduras: espárragos, pimientos, alcachofas, cardos… ¡cómo no reponer fuerzas, por ejemplo, con unas alubias!
Hasta la más pequeña de las localidades que atraviesa el Camino de Santiago guarda atractivos que justifican una visita.
El Camino se vuelve inolvidable cuando llegas a uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil de todo el trayecto: airoso, sobrio, elegante… son calificativos que merece el puente románico que da nombre a la localidad, no en vano está considerado como el más hermoso de toda la Ruta. Los viñedos van ganando espacio al pasar por pueblos como Mañeru o Cirauqui, conviene probar los vinos de sus bodegas. Estella os recibirá a lo grande, con la fantástica portada gótica del Santo Sepulcro que sólo es el principio de su riquísimo patrimonio monumental. Aquí también hay que hacer un alto para conocerlo y para pedir el gorrín asado en las terrazas de sus buenos restaurantes antes de partir hacia Los Arcos.
La senda pasa por escenarios belicosos –Montejurra, Deio– y nos regala lugares como el Monasterio de Iratxe, que ofrece al caminante una fuente ¡de la que mana vino! El horizonte se abre y desde la distancia veréis recortarse en el cielo la monumental torre de la iglesia de Santa María de Los Arcos. Amanece y toca emprender la bella ruta, que os reserva sorpresas como la rareza del Santo Sepulcro de Torres del Río o el conjunto histórico de Viana, que atesora la tumba de César Borgia, que inspiró a Tomás Maquiavelo para escribir ‘El príncipe’. Ya sólo queda acercarnos al Ebro para llegar hasta La Rioja, punto final, por ahora, de la caminata.
Cabe señalar, por cierto, que este apetitoso itinerario se refiere sólo al Camino Francés, el más tradicional, pero no podemos olvidar que en nuestra Navarra existen en realidad cuatro rutas del Camino de Santiago: la ya citada, la ruta aragonesa (que entra por Sangüesa y que se une a la francesa en Puente La Reina), El Camino del Ebro (que viene desde Cataluña por la Ribera) y, el menos conocido, El camino Baztanés. Cualquiera de estas rutas menos conocidas puede ser un aliciente, sin duda, para los que ya han realizado en alguna ocasión el Camino más tradicional.
- El camino Baztanés: Uno de los antiguos ramales del Camino de Santiago atraviesa los Pirineos Atlánticos por el valle de Baztan. Una vía utilizada por aquellos que desembarcaban en el puerto de Bayona para incorporarse a las caravanas de mercaderes que se dirigían a Pamplona. Olvidada durante décadas, esta ruta ha resurgido con fuerza en los últimos años quizás por su suave trazado o por la belleza natural de sus rincones. Un entorno con ecos de brujería en el que se alternan pastos y bosques, palacios y caseríos.
- El Camino del Ebro: La histórica ruta del Ebro recogía a los peregrinos procedentes de los puertos mediterráneos que seguían el curso del Ebro para unirse al Camino de Santiago Francés en Logroño (La Rioja). Este ramal entra en Navarra por Cortes y atraviesa el sur de la Comunidad Foral en diagonal hasta abandonar tierras navarras por Castejón. Un sorprendente paisaje en el que fértiles sotos y huertas contrastan con la aridez desértica del Parque Natural de Bardenas Reales. Un recorrido que pone de manifiesto la convivencia entre árabes, judíos y cristianos a través de torres, palacios e iglesias.
- La ruta aragonesa: Esta ruta es la continuación de la Vía Tolosana, que procede de Toulouse y hace su entrada en la Península por el paso pirenaico de Somport, en Huesca. Entra en tierras navarras por Sangüesa y se une en Puente la Reina con la vía procedente de Orreaga/Roncesvalles a través de un paisaje ondulante de campos de cereal, viñas, molinos de viento, bosques de pinos y angostas foces. Un trayecto perfilado por la huella de la historia donde bastiones defensivos, fortalezas, palacios y castillos recuerdan su importancia estratégica en la Edad Media.
Habréis tenido la oportunidad de hacer vídeos para captar imágenes con las que no sólo recordaréis los irrepetibles momentos que brinda el Camino, sino que os pueden servir para participar en un concurso en el que están en juego premios de privilegio como una experiencia con estrella Michelin, una estancia familiar en una casa rural y parque de aventura, un concierto con noche de hotel, un recorrido en buggie por las Bardenas con noche de hotel, o una noche en una cabaña entre los árboles y paseo a caballo por el bosque.