Dicen que las personas agradecidas son positivas y que afrontan las dificultades con optimismo. Hoy quiero empezar esta carta dándote las gracias por la confianza y el apoyo mostrados durante estos meses en los que he tenido el enorme privilegio de ser alcaldesa de Pamplona. Ha sido una suerte poder escuchar a miles de personas en todas las reuniones y encuentros que he tenido. De ellos, destaco dos conclusiones: que la construcción de una ciudad es responsabilidad de todos, y que los políticos debemos de ser facilitadores para que cada uno alcance sus retos personales, y también como sociedad. En todos estos encuentros con vosotros, he visto muy poca ideología y muchas ganas de mejorar la ciudad y la vida de las pamplonesas y los pamploneses. Y eso me reconforta.
Mi propuesta durante estos meses ha sido siempre clara: mejorar Pamplona de manera equilibrada para que revirtiera en servicios y en calidad de vida para todas las personas que habitamos en ella. Hemos trabajado mucho en estos seis meses para hacer una administración más ágil; conseguir unas calles más limpias, bonitas y seguras; dotar a la gente de una movilidad más accesible y sostenible; poner un punto de alegría y diversión a nuestras ajetreadas vidas; o proyectar nuestra ciudad en el exterior.
Evidentemente, algunos de los más de cien proyectos en los que hemos trabajado en tan solo seis meses requieren de más tiempo para ejecutarse, pero el hecho de iniciarlos ya supone un avance para Pamplona: medir y certificar la huella de carbono de San Fermín para tener unas fiestas más sostenibles; aumentar un 12 % los kilómetros de carril bici en la ciudad y más de un 30 % el número de bicis eléctricas públicas; crear programas de salud mental para jóvenes; impulsar la participación de nuestros mayores; abrir el mayor parque fotovoltaico de la ciudad; organizar el mayor evento de la historia de Pamplona para el disfrute de 80.000 espectadores; plantar un bosque con más de mil árboles y arbustos; más cámaras de seguridad; mayor coordinación entre policías; fomentar el voluntariado a través del programa Pamplonistas; o garantizar la reparación de desperfectos, notificados por el ciudadano, en el plazo de una semana.
«Nuestro verdadero propósito ha sido mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos y vecinas, captar residentes e inversores, y atraer y retener talento»
Nuestra capital es, según diferentes estudios y rankings nacionales, la ciudad con mejor calidad de vida de España. Esta fortaleza como urbe que parece innata, pero que no lo es, representa el mayor reflejo del trabajo de muchos años conectando innovación y economía, empresas y talento, servicios públicos e inversión, seguridad y salubridad. Siempre he creído que lo tenemos todo para ser una ciudad más sostenible, más vivible, más equitativa, más cultur-céntrica, más participativa. Y hemos puesto todo para seguir mejorando nuestros indicadores, que son el mejor reflejo de nuestra realidad: que cuando tienes un problema, tu ayuntamiento trabaja para solucionarlo lo antes posible. Gracias al esfuerzo de todos, Pamplona sigue dando pasos como ciudad puntera en España.
Hemos sido ambiciosos. Queríamos no solo ser atractivos para quienes vivís y sois de aquí, sino también atractivos para los de fuera. Para ello, hemos trabajado de manera incansable con el fin de mejorar las relaciones con otras ciudades, instituciones y empresas (escuchando sus necesidades y detectando oportunidades). El verdadero propósito ha sido mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos y vecinas, captar residentes e inversores, y atraer y retener talento.
Lo que estamos viviendo no es ni debe ser la normalidad política. Usar las herramientas de la democracia de forma errónea, tal y como ocurre con esta moción de censura, nunca debería ser una buena noticia. Como tampoco la normalización de la mentira. Te pido que no aceptes la mentira como parte de la política ni de tu vida social.
Entiendo tu frustración y tu desencanto. Pero, pese a lo que hoy vivimos en Pamplona, no pierdas la confianza en quienes todavía valoramos la honestidad y la palabra dada. De poco sirve progresar en derechos si abandonamos los valores que nos han hecho llegar hasta aquí.
Recuperemos los valores de la política. Hagamos una Revolución moral, como bien dice el escritor Eduardo Infante: “No nos resignemos a las circunstancias. Tengamos esperanza en los valores que construyen sociedades buenas, en las que no excluyen al que opina diferente.”
Hoy más que nunca, me remito a las primeras palabras que di el pasado 17 de junio en la sesión de investidura como alcaldesa: “Todos construimos Pamplona. Cada uno, con nuestros actos diarios, la agrandamos o la empequeñecemos. Creo que el papel protagonista debe corresponder a los ciudadanos, y por eso animo a todos y a todas a coger esta responsabilidad bien entendida y a trabajar, cada uno en la medida de sus posibilidades, por esta ciudad.” Influyamos en nuestro futuro. Y si no estamos de acuerdo con él, digámoslo con libertad y sin miedo, que es la base de la convivencia.
Gracias, Pamplona.
Cristina Ibarrola
Alcaldesa de Pamplona