Estos días se está discutiendo en el Parlamento de Navarra una de las leyes forales más importantes: los Presupuestos Generales de la comunidad. Y, con toda probabilidad, se aprobarán antes de fin de año. Unos presupuestos que, lamentándolo mucho, no van a ayudar a Navarra a salir de la crisis. Son continuistas respecto a los de años anteriores y demasiado optimistas respecto a la previsión de ingresos.
Baste decir que el cuadro macroeconómico que aprobó el Gobierno para el año 2021, y que ha servido para la elaboración del anteproyecto, se realizó en agosto de 2020. Y, desde esa fecha, la situación económica ha cambiado significativamente, no teniéndolo en cuenta el actual borrador de los Presupuestos.
Igualmente, prevé un crecimiento de los ingresos tributarios del 10 % (sobre la cifra de ingresos prevista para el año 2020 antes del Covid-19), tres puntos porcentuales por encima de la previsión que el propio Gobierno hace del crecimiento económico. De modo que se puede afirmar que la cifra de ingresos podría estar sobrevalorada, como mínimo, en unos 100 millones de euros.
Optimistas, también, porque esta previsión de crecimiento económico está por encima de las que hacen el Gobierno de España, el Fondo Monetario Internacional o el Banco de España sobre España, aun teniendo en cuenta que la composición del PIB sea diferente a la de Navarra.
No tener unos ingresos realistas exige que se sea extremadamente prudente con los gastos presupuestados. Se van a tener que financiar con deuda, que va a alcanzar máximos históricos. Y aunque este año se justifica, no debería aumentarse más de lo necesario.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) presentó la semana pasada el ‘Informe sobre las líneas fundamentales de los Presupuestos 2021 de las Comunidades Autónoma’, con un análisis específico sobre las cuentas de Navarra.
En él recomienda de manera muy acertada que, de cara a los Presupuestos de 2021, Navarra “incorpore información sobre las medidas concretas que sustentan las previsiones de gastos, identificando su posible fuente de financiación y su naturaleza (temporal o permanente) y valorando su impacto económico adicional, tanto en 2021 sobre el nivel previsto al cierre de 2020 como, en su caso, en los ejercicios siguientes”.
El riesgo de mantener un elevado crecimiento del gasto, no ya de manera temporal para paliar los efectos de la crisis, sino de forma permanente, dificulta la necesaria reducción del futuro déficit. De ahí la necesidad de ejecutar el gasto de forma flexible y eficiente: las cifras de gasto podrían entenderse dada la actual situación de crisis económica y sanitaria, pero no pueden suponer carta blanca en Navarra para un gasto creciente que, como ya he indicado, va apoyado por unas estimaciones de ingresos demasiado optimistas.
José María Aracama
Presidente de Institución Futuro