La reforma del Convenio Económico entre Navarra y el Estado, que habían sellado el pasado día 20 el Gobierno foral y el Ministerio de Hacienda y Función Pública, fue retirada este jueves poco antes de que se votara en el pleno del Parlamento foral ante la falta de apoyos. La tensión entre los socios de Gobierno fue más que manifiesta, con duros cruces de acusaciones entre los representantes del PSN y Geroa Bai.
Los socialistas habían llevado el texto al pleno, que entre otras cosas otorga a Navarra la recaudación del Impuesto sobre Transacciones Financieras, el Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales y el IVA sobre el comercio electrónico, sin haberlo cerrado previamente ni con sus socios ni con Navarra Suma ni EH Bildu. Por eso, y ante la posibilidad de que una modificación de este tipo fuera rechazada por primera vez (necesitaba contar con 26 votos a favor), la consejera de Economía y Hacienda, Elma Saiz, optó por retirarla e indicó que volverá a presentarse cuando exista un consenso al respecto (eso sí, el Ministerio también deberá dar su visto bueno a cualquier nuevo cambio).
En concreto, EH Bildu dijo que se abstendría, igual que Geroa Bai, socio del PSN en el Ejecutivo foral. Esta última formación alegó que el documento acordado con el Estado deja en manos de la Comisión Coordinadora la posible modificación del índice de aportación en el futuro, limando así las competencias del Parlamento navarro en este sentido (un argumento muy similar al utilizado por la coalición abertzale). Es decir, el porcentaje que abona la región en las cuentas públicas estatales por las competencias no transferidas. Hoy, concretamente está fijado en el 1,6 %. “No me ha devuelto las llamadas”, reprochó la portavoz de Geroa Bai, Uxue Barkos, a Saiz.
Mientras la consejera de Economía y Hacienda decía sentirse “perpleja y preocupada” por la polémica vivida en la Cámara y acusaba de partidismo a Geroa Bai, su compañero Ramón Alzórriz llegó a usar el término “traición” para describir la postura de Barkos. Al mismo tiempo, el temor a que el voto de Navarra Suma no fuera favorable, sino que también derivara en una abstención, obligó a Saiz a dar marcha atrás al texto.