Roombo es una compañía joven. Esta ‘app’ para pedir comida a domicilio nació en Galicia a mediados de 2020, durante la pandemia. Y, además de expandirse por el territorio gallego, parte de Portugal, Baleares y la Comunidad Valenciana, también se ha hecho un hueco en diferentes zonas de Navarra, donde desembarcó hace seis meses. “Conocía a los fundadores y decidimos probar aquí también”, explica a este medio Carlos Catalán, comercial de la firma en la Comunidad foral.
Estella fue la primera localidad navarra en la que se implementó. “Empezamos a funcionar en septiembre. Al principio teníamos solo dos repartidores y, aunque costó un poco integrarla, entre la población ya está asentada. Hemos acumulado más de 1.200 encargos”, señala. En esta zona, además, reparte en pueblos como Ayegui, Villatuerta y Zubielqui. Su círculo de acción abarca distancias de hasta ocho kilómetros desde el establecimiento.
El siguiente municipio elegido por los precursores de la aplicación y Catalán fue Tafalla, donde ha gestionado más de 560 pedidos entre febrero y marzo. También cubre Pueyo y Beire. “Gustó y, desde que llegamos, quisieron entrar hasta siete bares y restaurantes de la zona”, agrega Catalán. Después llegó el turno de Olite y así, poco a poco, la aplicación pasó a estar presente en hasta diez poblaciones de la región.
Pero la compañía continuará con su crecimiento. De hecho, en abril se añadirán varios municipios más. “Próximamente, nuestros repartidores operarán en Peralta, Marcilla, Funes“, avanza el comercial.
PAMPLONA, DESCARTADA
Pamplona estuvo en el radar de los fundadores de Roombo. De hecho, visitaron establecimientos y realizaron un estudio de mercado con la intención de desembarcar en la capital navarra. “Esto se planteó antes de llamar a las puertas de los hosteleros de Tafalla. Habíamos considerado empezar en las zonas más alejadas del centro. Pero, finalmente, los responsables de la compañía decidieron buscar otros lugares donde se encontrasen con menos competencia de otras empresas de delivery“, detalla Catalán. Finalmente, apostaron por municipios más pequeños donde, incluso, fuesen pioneros en instaurar este tipo de herramientas.
Esta startup gallega, especifica el comercial, busca fomentar otro modelo laboral: “Un valor diferencial de esta aplicación es que todos los repartidores tienen contrato desde el primer minuto, con sueldo fijo aunque no tengan repartos. Y, en el caso de los restaurantes, no se les aplican recargos elevados sobre los pedidos”.
Según sus precursores, la aplicación en cuenta con más de 30.000 descargas en toda la Península Ibérica. Y, además de presentar la herramienta a los establecimientos hosteleros de distintas localidades, abogan por realizar otras tareas de gestión y organización que les ayuden a cultivar las relaciones con sus principales grupos de interés. “Estoy pendiente de las necesidades de los repartidores y me acerco a los distintos locales y restaurantes en el caso de que necesiten algo”, asegura el comercial de Roombo.
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