Con la llegada del otoño vienen también los días de lluvia. En Navarra, según datos de Aemet referidos al aeropuerto de Pamplona, llueve una media de 35 días de octubre a diciembre, con una precipitación de 150 a 275 l/m². Aunque sea un fenómeno esperado por estas fechas, hay que saber que en los días lluviosos hay más accidentes, también en regiones como Navarra, donde los conductores están más acostumbrados a conducir en condiciones desfavorables. No solo porque se degradan las condiciones de adherencia del asfalto, sino por la reducción de la visibilidad que produce la lluvia.
Cuando llueve hay menos luz ambiental y las gotas de agua en el aire reducen la visibilidad horizontal, la distancia máxima a la que un observador puede distinguir un objeto. Se modifica el entorno visual de los conductores, también de noche.
El agua filtra parte de la luz de los faros y reduce las zonas iluminadas, cambia la luz que se refleja sobre la carretera (el asfalto se ve más oscuro), reduce las propiedades reflectantes de las señales pintadas y disminuye el contraste entre los objetos y el fondo.
El efecto más peligroso de la lluvia es, por tanto, el que afecta a la capacidad del conductor para ver a través del parabrisas. La visibilidad reducida bajo condiciones de lluvia se debe principalmente a la perturbación visual en el parabrisas, más que al efecto atmosférico en sí.
Las gotas de agua en el parabrisas distorsionan la luz y reducen el rendimiento visual del conductor. Incluso con los limpiaparabrisas en funcionamiento, la falta de uniformidad de la capa de agua sobre el cristal explica la mayor parte de la reducción de la visibilidad.
Por eso, en condiciones desfavorables hay que extremar las precauciones y seguir los siguientes consejos:
- Mantener el parabrisas en buen estado, sin daños y limpio, para que permita una buena visión.
- Comprobar las escobillas de los limpiaparabrisas. Se deben cambiar una vez al año.
- Desempañar los cristales. Cuando llueve, los cristales tienden a empañarse más rápido y más si están sucios. Lo más eficaz es utilizar la función desempañado del sistema de ventilación (que dirige el aire hacia el parabrisas), con al aire acondicionado y la recirculación, además de la calefacción.
- Encender las luces de carretera para ver y ser vistos. En condiciones extremas, encender los antiniebla traseros y apagarlos cuando el tiempo mejore para no molestar a los demás.
- Fijarse en el asfalto para buscar charcos o regueros que puedan provocar un acuaplaning. Un asfalto claro que refleja como el cristal tiene menos agarre que uno oscuro que no reflecta la luz.
- Aumentar la distancia de seguridad.
- Fijarnos en las luces de los coches que nos preceden, pues nos ayudan a saber por dónde va el camino y si hay imprevistos que les obligan a frenar.
- Si la visibilidad se reduce hasta hacer imposible conducir, parar en un lugar seguro para no ser embestidos por otro vehículo.
- Estar atentos a camiones y autobuses, que pueden levantar grandes cantidades de agua al pasar sobre charcos.
- Como medida preventiva, se puede aplicar un tratamiento repelente de lluvia en el parabrisas.
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