La primera edición de Alea Metal ha finalizado tras una «intensa y completa formación» de 300 horas en ajuste de troquel, una profesión «muy demandada entre el sector de troquelería y estampación». De las quince personas seleccionadas para la formación, seis han conseguido firmar un contrato laboral. Además, «la mitad de las personas contratadas son mujeres, desafiando las normas y promoviendo la diversidad en un campo predominantemente masculino».
Según indicó la Asociación de PYMES del Metal de Navarra (APMEN), el programa ha consistido en la selección de profesionales para su formación y posterior contratación en empresas del sector metal navarro. El módulo teórico se inició el pasado mes de enero en el Centro de Formación Salesianos de Sarriguren y tuvo su continuación con una formación práctica presencial en las seis empresas participantes: Estampaciones Arsan, Estampaciones Navarra, Gurpea, Inauxna, Nuadi Europe y Trokel.
La valoración por parte de APMEN «es muy positiva». Juan Erro, presidente de la asociación, se felicitó por los resultados obtenidos. «Se ha logrado responder de forma real a las necesidades de formación para este puesto con esta prueba piloto que queremos repetir y mejorar», remarcó. Erro agradeció el apoyo del Servicio Navarro de Empleo-Nafar Lansare (SNE-NL) y las empresas, que «han transmitido su satisfacción y la necesidad de seguir impulsando estas vías de formación adaptadas a sus necesidades específicas que no se cubren por ningún otro programa formativo».
De las quince personas que han recibido la formación, un 40 % trabajará finalmente en empresas asociadas de APMEN. La asociación quiere que Alea Metal sea el punto de partida para otras formaciones y promociones que respondan al reto de conseguir profesionales para el sector del metal, uno de los objetivos estratégicos de la asociación». En la puesta en marcha del proyecto, Miriam Martón, directora gerente del SNE-NL, dijo que esta iniciativa ha contribuido de forma eficaz a «mejorar la empleabilidad en Navarra y la competitividad y productividad de las empresas navarras».
BUENA NOTA DEL ALUMNADO Y LAS EMPRESAS
La valoración del curso por parte del alumnado superó el 8,5 sobre 10. En ella, sobresalió la formación de Salesianos (9,2) y la formación práctica en empresas (8,7). Además, el 83 % de las empresas repetiría la experiencia y un 17 % «tiene alguna duda, pero lo haría aplicando mejoras que considera lógicas en una primera prueba piloto».
El programa no solo ha proporcionado valiosas oportunidades de formación y empleo, sino que también ha creado las bases para ir aumentando el número de mujeres en el sector. Gustavo Hernández, delineante industrial de 48 años, encontró en esta iniciativa una renovada oportunidad para su carrera: «La formación proporcionada fue integral y complementada con prácticas en el sector de la estampación, donde poseo una sólida experiencia. Este contrato no solo marca un nuevo comienzo en mi carrera, sino que también representa una oportunidad para consolidar y desarrollar mis habilidades».
Francisco Ollacarizqueta, de 34 años y con formación en automoción, consideró que había sido una experiencia muy enriquecedora, ya que logró una mayor especialización en el sector. «El planteamiento global del programa ha sido muy enriquecedor, hemos conseguido una especialización en un puesto muy demandado. Me ha parecido muy innovador tener una formación tan especializada», enfatizó.
Yana Kovalenko, de 38 años y con experiencia como operaria en fábrica, resaltó el impacto de su participación en el proyecto desde una perspectiva de inclusión de género: «Al inscribirme en este curso, vi la posibilidad de adentrarme en el mundo de la maquinaria y las herramientas. Siempre he tenido una inclinación hacia los trabajos manuales. Esta oportunidad no solo demuestra que las mujeres podemos sobresalir en cualquier ámbito, incluso en un sector tradicionalmente masculino como este, sino que también subraya la importancia de fomentar la diversidad y la igualdad de género en el mercado laboral».
Así mismo, Laura Paz, de 34 años, compartió su perspectiva sobre la relevancia de esta iniciativa en términos de creación de empleo y de introducirse en un sector que no había tenido nunca en cuenta como posibilidad: «Este programa no solo representa una oportunidad para mí en términos de estabilidad y desarrollo profesional, sino que también es un paso significativo para introducir a mujeres en un sector que históricamente es masculino. Creo firmemente que todas las personas deberíamos tener la oportunidad de explorar y prosperar en sus campos de interés».
Finalmente, Magdalena Arroyo, de 37 años, reflexionó sobre su experiencia y su apoyo a la participación femenina en la industria del metal: «No había tenido nunca contacto con este tipo de trabajo y sector. Y al principio, como ocurre con todo lo nuevo, tenía mis miedos. Pero me he dado cuenta que aprendiendo y trabajando es posible. Animo a todas las mujeres a sumergirse en este mundo. Agradezco enormemente la oportunidad brindada por APMEN para formarme y acceder a este puesto», sentenció.
EL OBJETIVO FINAL DEL CONTRATO
«Este contrato representa el comienzo de una nueva etapa en mi carrera. Después de haber estado fuera del sector durante la crisis de 2010, no esperaba una oportunidad tan significativa. Ha sido una experiencia gratificante que me ha permitido volver a sumergirme en el mundo del metal», agregó Hernández.
Por su parte, Kovalenko incidió en la oportunidad de la especialización en un puesto dentro del sector: «Nunca esperé tener esta oportunidad, especialmente en un área tan técnica como el ajuste de troquel. Para mí, este contrato significa una ventana de seis meses para aprender y crecer. Me he adaptado bastante bien gracias al apoyo de la empresa y el resto de compañeros «.
Por su parte, Ollacarizqueta puso el foco en cómo el objetivo final era conseguir la contratación y dar continuidad real a esta especialización. «La verdad que comienzas la formación con las ganas de lograr el contrato y poder comenzar en un puesto más especializado, por eso ha sido muy ilusionante ser una de las personas que hemos tenido esta oportunidad final», señaló.
Tras dejar atrás la inestabilidad laboral, Paz vio en este contrato una salida para el crecimiento profesional. «No esperaba encontrar una oportunidad tan valiosa después de pasar por varios trabajos temporales. Para mí, este contrato supone estabilidad y un camino claro hacia el desarrollo profesional. Me he adaptado rápidamente al entorno laboral gracias a la formación sólida recibida y el apoyo de mis compañeros», valoró.
Arroyo, con experiencia previa en el comercio textil, compartió su sorpresa al recibir este contrato en el sector industrial: «Nunca imaginé que tendría la oportunidad de integrarme en el mundo industrial. Este contrato significa mucho para mí, ya que me brinda la oportunidad de aprender y crecer en un campo completamente nuevo. Con el apoyo de la empresa me estoy adaptando genial a esta nueva situación laboral».