“Cuando todo parezca ir contra ti, recuerda que el avión despega contra el viento, no a favor de él”, decía Henry Ford. Hoy más que nunca, las empresas deben -y pueden- entrenar su resiliencia para estar mejor preparadas para el mañana. Necesitan ser capaces de lidiar con la adversidad, resistir los impactos, adaptarse y acelerar continuamente a medida que se presentan las dificultades.
¿Por qué? Porque entrenar la resiliencia empresarial permite estar atento para identificar y adelantarse a los cambios, saber capitalizar y potenciar las relaciones tanto en el interior como en el exterior de la compañía. También facilita ejercitar la capacidad de improvisación y acción.
Hoy quiero compartir varias buenas prácticas que pueden darnos algunas pistas para entrenar la resiliencia organizacional:
- Diseñar estrategias más dinámicas y adaptables. Aplicar enfoques que se puedan modificar de acuerdo con la realidad del negocio.
- Apostar por la formación. Mantener actualizados a los equipos no solo en cuestiones relacionadas a la tarea que desempeñan, sino en torno a su autoconocimiento, liderazgo, gestión de las emociones, etc.
- Promover la conciliación y el bienestar. Incorporar prácticas que mejoren la experiencia de los equipos, que tengan un sano equilibrio entre su vida laboral y personal.
- Invertir en comunicación. Desarrollar canales de comunicación efectivos y abiertos que faciliten una buena comunicación en todos los niveles y direcciones. Esto puede evitar y prevenir muchas situaciones no deseadas.
- Automatizar ciertos procesos e incorporar tecnología. Identificar aquellos procesos y tareas más mecánicas que puedan liberar tiempo para que los equipos puedan aportar valor en otros procesos de la empresa, adaptarse, aprovechar o detectar las oportunidades que surgen en tiempo real. En definitiva, incorporar tecnología posibilita mejorar la forma en que se recopila y utiliza los datos para tomar mejores decisiones.
- Gestionar activamente las relaciones con otros actores del ecosistema. Abrir la compañía a nuevos socios y alianzas. Mantener una buena relación con otras empresas y con el mercado laboral en el que se encuentra.
«En los 90, Marvel se reinventó y decidió capitalizar su mayor activo: los derechos de los superhéroes»
En el mundo se pueden encontrar distintos ejemplos de empresas que supieron entrenar su resiliencia y sobreponerse a grandes crisis. Hoy traigo tres. Uno de ellos es el caso de Marvel, empresa líder en la industria del cómic desde 1939. En los años 90, la compañía colapsó y tuvo que declararse en quiebra. Para hacer frente a la adversidad, se reinventó y capitalizó su mayor activo: los derechos de los superhéroes. Marvel se adaptó y así dio vida a los personajes de sus cómics en las pantallas de cine y televisión.
Lego es otro ejemplo que estuvo al borde de desaparecer por el crecimiento exponencial de la tecnología de juegos. No obstante, la firma ha confiado en su capacidad de innovación y calidad. Así ha logrado integrarse en temas y personajes de películas y entretenimiento, lo que le ha permitido expandir sus productos a clientes de diferentes edades.
Otro ejemplo de resiliencia en la era del Covid-19 es el de Closca. La empresa española se hizo conocida por su casco plegable de bicicleta, en el que logró unir diseño, seguridad y practicidad. Durante la pandemia, la compañía desarrolló una mascarilla de diseño moderno y reutilizable para aunar seguridad y moda. A pesar de seguir conservando su carácter local, la marca vende a todo el mundo y es un icono del diseño minimalista. Poco tienen que ver los cascos de bicicleta con las mascarillas, pero esta empresa supo ver su oportunidad en un mar revuelto.
María Eugenia Clouet
Consultora especialista en transformación organizacional, sostenibilidad e innovación social – Facultad de Económicas Universidad de Navarra
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