La empresa Silenciosos Falces, especializada en la fabricación de tubos de escape, anunció el pasado 18 de abril a sus empleados la intención de liquidar la compañía. Tras hacerse pública la noticia, la asamblea de trabajadores de la firma, convocada por el sindicato ELA, decidió “por mayoría” secundar una huelga indefinida con el objetivo de “defender los puestos de trabajo y la viabilidad de la planta de Falces”.
Según la organización sindical, la dirección de la empresa tomó esta decisión debido al anuncio de Faurecia -empresa proveedora de Volkswagen– de rescindir el contrato que actualmente mantiene con Silenciosos Falces. En un comunicado, ELA recordó que la firma navarra “presentó hace unos años (en 2017) un concurso de acreedores, que se cerró con un convenio que hizo posible la viabilidad de la misma y que hasta la fecha se ha venido cumpliendo gracias a la implicación de la plantilla”. Por otra parte, el sindicato anunció que solicitará una reunión con la empresa Faurecia “para conocer por qué motivo ha decidido rescindir el contrato con la planta de Falces y exigir que siga manteniendo la carga de trabajo”.
Además, la organización pedirá un encuentro con representantes del Gobierno de Navarra “para exigirles que hagan todo lo que esté en su mano” con el fin de que “no se produzca el cierre de una planta que llevaría a la destrucción de empleo en una comarca ya muy desindustrializada”.
Para el sindicato, el Ejecutivo foral “no puede inhibirse de este tipo de procesos, que obedecen únicamente a intereses empresariales, destruyen empleo y desindustrializan comarcas”. “Cabe recordar que Silenciosos Falces factura gran parte de su producción a Faurecia, empresa proveedora de Volkswagen, donde el Gobierno invierte ayudas millonarias”, zanjó.
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