martes, 19 marzo 2024

Sociedad y Empresa en el Siglo XXI

El autor analiza los principales retos de futuro a los que se enfrentan las empresas y la sociedad en ámbitos como la tecnología, la salud, la ética y, por encima de todo, las personas y su necesaria adaptación a esos nuevos tiempos.


Pamplona - 20 marzo, 2019 - 06:00

sixto-jimenezVivimos en la mejor época de la historia de la humanidad pero en tiempos de grandes cambios acelerados que suscitan temor individual, empresarial y colectivo por los riesgos financieros, estratégicos, de empleo, sociales, éticos, bélicos y de entorno que acechan.

Los cambios tecnológicos van a continuar inevitablemente e incluso van a acelerarse. La adaptación a los cambios es pues cuestión de supervivencia, no hay opción. Nos beneficiaremos de los cambios tecnológicos pero sufriremos los riesgos empresariales y personales que los grandes cambios conllevan. Necesitaremos millones de inmigrantes debido a nuestra escasa natalidad pero deberemos afrontar el esfuerzo de respeto y solidaridad necesario para construir una Sociedad nueva. La arquitectura de nuestra Sociedad deberá adaptarse también a la mayor longevidad y profundo cambio en el papel y formas del trabajo, así como a los nuevos problemas éticos y de entorno. Hay riesgo de que esos cambios necesarios sean demasiado lentos o de que conlleven crisis psicológica, fracaso empresarial o violencia social.

Necesitaremos millones de inmigrantes debido a nuestra escasa natalidad pero deberemos afrontar el esfuerzo de respeto y solidaridad necesario para construir una Sociedad nueva.

El desplazamiento de las decisiones a escala planetaria, el aumento del tamaño de las empresas, el debilitamiento del sentimiento de pertenencia a la empresa, la reducción del tamaño y cohesión de las familias, la individualización del ocio, etc., potenciarán la búsqueda de otras pertenencias que aporten seguridad como la nación, las sectas o los grupos en la web. El miedo aumentará y el miedo bloquea, induce cerrazón, hace más probable la violencia y acentúa nuestra vulnerabilidad a manos de publicistas sin escrúpulos o demagogos políticos.

La globalización ha hecho necesario un enfoque global en la mayor parte de los negocios. Al adquirir esa dimensión los mercados, resulta indispensable un aumento de tamaño de las empresas que aspiren a ser líderes de su sector, así como la deslocalización de producciones en búsqueda de mejores costes o de acceso a mercados. Como resultado, se están configurando oligopolios mundiales que aprovechan la pequeñez de los Estados y su rigidez a los cambios en tiempos de transformaciones vertiginosas. Las empresas deben y consiguen moverse rápidamente por el mundo y los Estados han perdido en gran parte el control de sus economías y se coordinan insuficientemente en la gobernación del planeta.

Las empresas necesitan una cultura de confianza, transparencia y ética

Aunque más grandes, poderosas e independientes de los Estados, las empresas van a correr mucho riesgo debido a la aceleración de los cambios en su entorno. La economía global saldrá ganando con los avances y algunas empresas alcanzarán fulgurantes éxitos pero muchas perecerán por errónea o lenta adaptación a los cambios.

Hasta las mayores empresas deberán mimar su imagen más que nunca y serán vulnerables a los bulos virales. El acceso de la población a la información se ha generalizado, la velocidad de transmisión de noticias es espectacular y la opinión pública se ha hecho más volátil y manipulable, pero potencialmente más influyente. En estas circunstancias, la transparencia y honradez capaces de generar una cultura de confianza hacia dentro y fuera de la empresa serán más convenientes que nunca, pero la posibilidad y tentación de manipular opiniones serán enormes. Ya hoy en día la mayor parte de los mensajes publicitarios se dirigen a nuestra psicología. No nos hablan del producto y de sus cualidades objetivas, sino de su efecto sobre nuestra imagen o de triunfar en las relaciones, o de suscitar la envidia ajena. businessman-3897245_1280

En el siglo XXI, el trabajo vitalicio será poco frecuente. Ni siquiera será estable a medio plazo porque las empresas buscarán la flexibilidad para adaptarse a cambios disruptivos y una gran estructura será para ellas una desventaja competitiva y un riesgo. La obsolescencia de nuestros conocimientos será más rápida y nos enfrentaremos en ocasiones a la angustia de tener que volver a empezar. Trabajaremos más años y muchos de ellos como autónomos. La solidaridad y el Estado de bienestar serán más necesarios que nunca.

¿POR QUÉ DEBEMOS TRABAJAR?

Como consumidores nuestras posibilidades serán enormes gracias a la tecnología. Viviremos más y mejor tanto en salud como en confort y posibilidades de ocio. El turismo aumentará hasta convertir los centros de las grandes ciudades y los de las más atractivas en parques temáticos gentrificados como ha ocurrido en Venecia.

La globalización ha hecho necesario un enfoque global en la mayor parte de los negocios. Al adquirir esa dimensión los mercados, resulta indispensable un aumento de tamaño de las empresas que aspiren a ser líderes de su sector

Los padres mimarán a su hijo único (o casi) y las empresas nos adularán y nos manipularán hasta convertirnos, si no reaccionamos, en individuos físicamente solitarios, dependientes de las redes y necesitados de consumir todo aquello que nuestras necesidades psicológicas amaestradas nos reclamen. Y tengamos en cuenta que las necesidades físicas son pocas y desde luego finitas, pero las psicológicas son infinitas y su satisfacción genera adicción.

Debemos trabajar pues por una cultura de confianza, transparencia, pertenencia y ética en las empresas; por una educación que forme personas fuertes, responsables, éticas, tenaces, solidarias y bien formadas en los conocimientos fundamentales de cada Ciencia, antes que coleccionistas de saberes perecederos; por una Sociedad respetuosa y solidaria que tenga como objetivo el máximo bienestar con igualdad de oportunidades para todos y protección de quien no esté en condiciones de competir; y por un mundo con mayor apertura comercial y humana, más coordinación de su gobernanza y un creciente sentido de comunidad planetaria.

Sixto Jiménez
Economista y Presidente de Tutti Pasta

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