El viernes pasado me convocó AIN para conversar con otra colega sobre los retos de la sostenibilidad y la transición ecológica. Agradecimientos aparte, fue muy interesante para mí descubrir una vez más el desconcierto generalizado que provoca este tema en las personas y en las empresas.
Todos hablan de sostenibilidad: empresas, inversores, políticos… Sin ir más lejos, en una reunión de trabajo una persona me decía que «el ciudadano de a pie» ya no se cree nada de todo este tema. Mientras los medios de comunicación hablan de la crisis climática, los políticos plantean propuestas verdes e inclusivas. De hecho, en la última COP27 se presentaron las medidas que Naciones Unidas propone para luchar contra el greenwashing.
Europa, por su parte, parece estar decidida a liderar la transformación sostenible de las empresas, ya que durante el mes de noviembre se produjeron grandes avances en lo referido al reporte de la sostenibilidad en las compañías.
Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de sostenibilidad? Muy a mi pesar, no me extraña que un gran sector de la sociedad se pregunte qué significa esto. Tampoco que se asocie el término solo al medio ambiente. En este entorno parece que hay más dudas que certezas. ¿La sostenibilidad es una cuestión política? ¿Es una cuestión ideológica? Y más concretamente, ¿la sostenibilidad y los criterios ambientales sociales y de gobernanza son lo mismo?
«Los criterios de gestión Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG) y la sostenibilidad son términos que muchas veces se utilizan como sinónimos, pero no lo son»
La idea de esta tribuna es arrojar luz para que dejemos de lado una sostenibilidad plana y de etiquetas y profundicemos en una sostenibilidad en 3D: profunda, consistente…
Estamos frente a un término que adolece de una definición universal y que convive con otros términos relacionados entre sí, pero no iguales, como el de la responsabilidad social, la innovación responsable, negocios inclusivos, etc. Más allá de la controversia, donde sí parece haber un mayor acuerdo es en que la sostenibilidad trata de promover oportunidades tendentes a propiciar un desarrollo económico, social y ambiental más humano.
Los criterios de gestión Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG) y la sostenibilidad son términos que muchas veces se utilizan como sinónimos, pero la realidad es que no lo son. La principal diferencia se refiere al enfoque de gestión. Una gestión activa de la sostenibilidad significa identificar oportunidades y crear valor más allá de los beneficios, mientras que los criterios de gestión ESG se centran en prevenir los riesgos financieros que podrían afectar a la capacidad de atraer capital o dificultar el pago de la deuda contraída por una compañía.
Personalmente creo que la normativa puede ser una excusa del entorno para reflexionar e integrar la sostenibilidad en los modos de ser y hacer empresa. La sostenibilidad es una oportunidad para hacer más competitivas nuestras organizaciones. Una invitación a repensar nuestros modelos de negocio y dinamizar procesos de transformación en el interior de las compañías, que permitan comprender el impacto que generan y poder gestionarlo para mejorarlo.
La sostenibilidad no es una línea de trabajo más dentro de las empresas, llegó para quedarse porque es una cuestión transversal que abarca todas las áreas de una empresa. Existen distintas formas de integrar la sostenibilidad, cada compañía debe encontrar su propio camino e ir a su ritmo, pero es necesario empezar andarlo antes de que la normativa no deje otra alternativa.
María Eugenia Clouet
Consultora especialista en transformación organizacional, sostenibilidad e innovación social – Facultad de Económicas Universidad de Navarra