Enero de 2021. Tras dos años de andadura, con una pandemia de por medio, el Teatro del Soho de Málaga preparaba una nueva aventura: crear una orquesta propia. Así se lo había propuesto Antonio Banderas, su impulsor y director, que veía en ello un particular “acto de rebeldía”: la reivindicación de la música en vivo ante la opción de colocar en sus musicales una grabación enlatada. Y entre los muchos músicos que respondieron a su llamado, el flautista navarro Roberto Casado quiso probar suerte, que por entonces daba clases de este instrumento como catedrático en el Conservatorio Superior de Málaga.
Tres meses después, el actor y productor lo seleccionó junto al director artístico de la orquesta, Arturo Díez-Boscovich, de entre el medio centenar de jóvenes profesionales. Desde la segunda fila, hacia la izquierda del escenario, este pamplonés pudo extraer las notas dulces de la solemne Procesión de Elsa a la catedral, obra que abrió el programa de Semana Santa con el que la Sinfónica Pop del Soho debutó.
“Cada vez que la Sinfónica convoca a nuevos proyectos, todos vamos con mucha ilusión. Para Antonio, la orquesta es su niña bonita y crea un tándem alucinante con Díez-Boscovich, a quien admiro profundamente. Estamos contentos y aupados”, explica a Vanity Capital. Con esta agrupación, Casado ha podido explorar géneros diversos, desde la música procesional de Andalucía hasta los clásicos cinemátográficos compuestos por John Williams, Max Steiner, Alan Menken, Vangelis o Nino Rota.
Se trata de un mundo que, hasta entonces, este flautista pamplonés no había explorado. Y eso que ya contaba con miles de kilómetros a sus espaldas. Bajo la tutela de Begoña Aguirre, se graduó del Conservatorio Superior de Música de Navarra y prosiguió sus estudios en la Escuela Nacional de Las Landas con Hervé Hotier y en la Escuela Nacional de Música Emile Clerisse de Evreux, ambas en Francia. Más tarde, logró la cátedra en Flauta que le llevó a trasladarse a Andalucía.
Allí conoció a muchos de sus actuales alumnos que, tras volver a Pamplona, seguían demandando su tutela. En la capital navarra, es miembro solista de La Pamplonesa y componente del Ensemble Sinkro, además de ser profesor titular de este instrumento en el conservatorio. Pero a pesar de estar más que enraizado en la Comunidad foral, sigue malabareando proyectos nacionales e internacionales y cruzando “de cabo a rabo” la península ibérica: “Es parte fundamental de mi trabajo como músico. Y le estoy profundamente agradecido al director del Conservatorio, Julio Escauriaza, y al de la Pamplonesa, J. Vicent Egea, por permitirme hacerlo”.
DE TURRILLAS A ‘INDIANA JONES’
Casado empieza sus días haciendo ejercicios de notas largas, “de Bernold, de Reichert”… Después de calentar, empieza a ensayar la clase que va a impartir o el concierto que va a tocar. “Me especialicé en música clásica, si bien he tocado también contemporánea, barroco o jazz. En este sentido, con el Ensemble Sinkro colaboro habitualmente en las clases de composición del Premio Nacional de Música José Manuel López López en París. Y con La Pamplonesa también practico zarzuelas, pasodobles y canciones de Sanfermines”, explica. De hecho, su experiencia en la banda le ha llevado a hacer una investigación académica sobre la obra del compositor navarro Manuel Turrillas.
En este sentido, la Sinfónica Pop del Soho le ha acercado más a las bandas sonoras y a los musicales: “De forma que ya he logrado abarcar todos los estilos. En la orquesta, hemos tocado las canciones de TIburón, Star Wars, Indiana Jones, El Padrino, Sonrisas y lágrimas, Encuentros en la tercera fase… ¡Tantas pelis que no sé por dónde empezar!”.
BANDERAS A LA BATUTA
La Pamplonesa acaba de culminar sus conciertos en el Teatro Gayarre y prepara por ahora su salida a la calle en junio. Así mismo, se encuentra en la recta final para la temporada más alta, los Sanfermines. En paralelo, la orquesta de Antonio Banderas ya ha convocado algunos conciertos para el próximo mes de julio. “En total son dos, pero no iré al primero porque estaré en Pamplona tocando para las fiestas. Eso sí, iré al segundo y en él tocaremos clásicos de Broadway como West Side Story, El violinista en el tejado o My fair lady”, adelanta Casado.
De hecho, desde que la agrupación del Teatro del Soho se presentase por segunda vez en Marbella, el propio actor ha tomado la iniciativa de dirigir al menos una obra en el repertorio. “Cuando lo hace, el público suele flipar. Pero para mí significa mucho más el hecho de que es encantador. Es mi jefe porque dirige la orquesta y el teatro, pero funciona como uno más y nos trata a todos con respeto. Te cuenta anécdotas con mucha cercanía y es una gozada. Eso hace que dejemos de verlo como una leyenda, aunque en el fondo lo es incluso más”, concluye con admiración.