«En los últimos años, aunque no ha llovido mucho, sí se han concentrado las tormentas en pocos días. Esos son los momentos críticos. Necesitas rapidez en el drenaje porque el exceso de agua ahoga a las plantas», explica a ValoresTOP Miguel Echarte, de 25 años, en una finca de Zizur Menor donde el sol de agosto aprieta fiero.

Junto a él están su hermano pequeño, Eduardo Echarte, de 22 años, y su amigo de la infancia, Miguel Lacunza, de 23. Los tres socios se toman un respiro tras agujerear la tierra con un imponente buldócer muy particular, que les permite introducir los tubos necesarios para esta labor casi de forma simultánea.

Es la primera obra que han puesto en marcha estos vecinos de Torres de Elorz desde que, hace un año, constituyeron su empresa Ahí va el Agua. En un momento en que el campo necesita vocaciones jóvenes, creen que su proyecto les ayudará a labrarse un futuro en el entorno que aman: el mundo rural. Desde que eran unos chavales, siempre han ayudado a cultivar y cuidar las fincas de sus familiares y amigos.

Miguel Lacunza: «Nos pareció una forma innovadora y muy rápida de hacer los drenajes porque de normal se trabajan a mano».

Su aventura profesional comenzó gracias a un viejo conocido, Iñaki, al que recuerdan con gran cariño y definen como un gran inventor. Hace casi diez años les abrió las puertas de su nave y les brindó la oportunidad de continuar con el legado de su negocio. «Yo trabajaba la tierra con mi tío. Y en una ocasión contactamos con Iñaki porque tenía una solución para sacar el agua sobrante del campo de forma mucho más ágil y económica. Hizo una obra en nuestra finca para implantarla y, después, me ofreció trabajo porque se había quedado solo. Así empecé a colaborar con él», rememora el mayor de los Echarte.

Los tres socios se implicaron cada vez más en el proyecto que había desarrollado su amigo. «Solíamos echarle una mano cuando lo necesitaba. Él no tenía hijos y, aunque vivía en Pamplona, se pasaba el tiempo en Larraga. Siempre estaba con nosotros y le ayudábamos. El quería que alguien siguiese con la empresa, así que un día decidimos proponerle quedarnos con la patente», explica su hermano menor. «Nos pareció una forma innovadora y muy rápida de hacer los drenajes porque de normal se trabajan a mano», añade Eduardo.

@valores_top 🔴 #VALORESTOP | Unos máquinas drenando campos Los hermanos Miguel y Eduardo Echarte y su amigo de la infancia Miguel Lacunza, tres jóvenes vecinos de #TorresdeElorz, lideran la firma #AhívaelAgua. Gracias a Iñaki, su mentor y ya fallecido, heredaron la patente de un imponente buldócer al que este había añadido algunas modificaciones. Con dicha máquina, cavan zanjas de hasta un metro donde instalan los tubos necesarios para sacar el agua sobrante de las parcelas. 👉 Hoy, en ValoresTOP #NavCapital#MiguelEcharte#EduardoEcharte#MiguelLacunza#agricultura #agro #agronomia #agriculture #agronegocio #campo ♬ Sea Shanty Medley – Home Free


Cuando Iñaki se retiró del campo, con unos setenta años, le plantearon que les formase y que estuviese a su lado marcándoles las directrices para aprender el oficio y todos sus secretos. «Cuando íbamos a empezar el proyecto falleció, pero tuvimos mucha suerte porque la familia entendía que éramos las personas indicadas para seguir con el negocio y nos dejó continuar», remarca agradecido Miguel Echarte, también especialista en hidráulica y conducciones de saneamiento agrícolas.

Decidieron mantener el nombre comercial con el que había bautizado la empresa su amigo: Ahí va el Agua. Y aunque los comienzos no han sido fáciles, poco a poco se van abriendo camino. «Somos una microcooperativa. Hemos sacado la empresa adelante gracias los agricultores de la zona. Nos han respaldado mucho, aunque todavía algunos nos ven jóvenes. Les estamos muy agradecidos», indica Eduardo, que complementó su formación con un Grado Superior de Automoción.

UNA MÁQUINA ÚNICA

La herramienta principal para realizar sus trabajos es una máquina única, diseñada a partir de un buldócer al que Iñaki añadió algunas modificaciones. Manejada por uno de los tres jóvenes, excava hasta un metro de profundidad, mientras otro compañero orienta al conductor y el tercero de los socios lanza el tubo. Una maniobra que llevan a cabo montados en el vehículo. «Eligió esta máquina por su tracción y peso», concreta Lacunza.

De hecho, cuentan que su mentor logró la patente porque pudo demostrar que su método suponía un ahorro para los agricultores, tanto en tiempo como en costes. «Esta labor, con una pala o con una retroexcavadora, costaría el triple de dinero», añade el menor de los Echarte.

Miguel Echarte: «Cuando hay un exceso de agua en la planta, se queda sin oxígeno… Nosotros calculamos pendientes para que pueda salir el agua por la gravedad hacia las regatas».

En síntesis, el sistema protege a las plantas y los cultivos de una sobrecarga de agua. «Cuando hay un exceso, la planta se queda sin oxígeno. El agua provoca una necrosis en el tallo, de modo que la tumba y los alimentos no llegan al fruto. Nosotros calculamos pendientes para que el agua pueda salir  por gravedad hacia las regatas», describen.

La máquina, además de estar preparada para los drenajes, también se ideó con el fin de poder introducir la fibra óptica. «Hemos empezado con las zonas agrícolas porque lo que más nos gusta es estar aquí, al aire libre. Además, es lo que mejor aprendimos con Iñaki. Si estuviese él aquí, seguramente afinaríamos y aprenderíamos a hacer otros tipos de trabajos», concluyen los tres socios.

Ahí va el Agua acaba de inaugurar sus cuentas en redes sociales. Y ese primer paso dirigido a proyectar su imagen ya les está dando resultados. En pocos días les han llamado desde Soria y Toledo para contratar sus servicios: «Si logramos hacer buenas obras, empezaremos a trabajar más. El plan B, si no, es buscar otros trabajos en invierno para mantener la empresa hasta que se estabilice», aclara Lacunza. Ahora, uno de sus retos es llegar a los agricultores que no utilizan internet.

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