Carnavales hay muchos y muy divertidos. Pero ninguno tiene la exclusividad, la originalidad y el encanto del carnevale veneciano. Lo que en otros lugares es charanga, bullicio y estruendo, en Venecia se convierte en elegancia y armonía. Por eso, este febrero es el momento perfecto para aislarse del mundo, mutar de apariencia y cambiar la mascarilla por la máscara.
Se calcula que más de un millón de personas visitan la ciudad durante las festividades, es decir, unas 150.000 cada día. Las calles, plazas y canales rebozan de personas disfrazadas. Una imagen parecida a la ciudad que vio nacer esta tradición en el siglo XI. El carnaval se terminó consolidando tras dos siglos de historia, y su personalidad va más allá de la imagen de la nariguda máscara del doctor de la peste que abarrota los talleres de la ciudad y se desparrama por las calles.
Esta fiesta pagana que viene marcada por el comienzo de la Cuaresma permitía hace siglos a las familias aristocráticas mezclarse con el pueblo, un privilegio que proporcionaba el anonimato de las máscaras. En sus comienzos, el carnaval duraba hasta tres meses y era la época en que todo estaba permitido. Con el transcurso de los años y por la importancia que fue adquiriendo, la ciudad entera fue excomulgada en 1606 por sus excesos.
El carnaval de Venecia logra su máximo apogeo en el siglo XVIII, cuando acudían aristócratas llegados de lugares muy diversos y no era raro que los príncipes y nobles se escaparan a disfrutar del acontecimiento.
En la actualidad, estas festividades permite a los lugareños disfrazarse durante veinte días, ya sea en desfiles organizados o improvisados, y hacerse fotos. También se organizan por las noches fiestas privadas, a las que no es fácil asistir sin conocer a nadie, y alguna fiesta pública, en las que los precios de las invitaciones alcanzan hasta los 500 euros.
Tras unos días previos en que hay bailes y hasta patinaje sobre hielo, el carnaval propiamente dicho comienza con la celebración más antigua: la Festa delle Marie. El evento recuerda el tributo que el Doge ofreció anualmente a doce bellas y humildes doncellas venecianas, que data de 1039, y convoca al desfile de un cortejo desde San Pietro di Castello hasta la Piazza San Marco.
Al día siguiente, llega el desfile inaugural y el célebre vuelo del ángel también en San Marco, momento en el que Venecia se envuelve en un cantar de gesta donde el teatro al aire libre, los conciertos y los mercados de máscaras y comida conquistan las plazas de Santa Margherita, Sant’ Angelo y San Stefano.
Las máscaras y los disfraces juegan un papel clave en este mundo anónimo, donde las divisiones de clases parecen desaparecer, donde mágicamente todos se vuelven iguales, donde todo parece estar permitido. Los participantes se regocijan desfilando disfrazados por las calles. Porque allí es donde se disfruta el carnaval: en las calles, con desfiles organizados o espontáneos.
Durante todos los días, tiene lugar Il Carnevale del Gusto, en el que diversos restaurantes presentan un plato, un cicchetto y un cóctel inspirados en la temática del Carnaval de 2023. Eso sí, la comida más destacada de esta época son los crostoli, finas láminas fritas de masa azucarada los primeros, y los frittelle, rosquillas rellenas de chocolate, pasas y crema pastelera.
Pero el lado más íntimo del carnaval se aprecia durante las noches, cuando los bailes invaden los salones y los fastuosos palacios resultan perfectos escenarios para las fiestas. Las comparsas, conocidas como las Compagnie Della Calza, que tienen entre las más conocidas a Los Antiguos y a Los Ardientes, realizan desfiles por la ciudad. Los bailes más tradicionales tienen lugar en el Doge, el palacio Ca’ Vendramin Calergi, la Serenissima y Barroco, y también en el Palazzo Pisani-Moretti, el Hotel Danieli y el Gran Café Quadni.
LA FIESTA EN UN CRUCERO
Si al atractivo del Carnaval en Venecia se une la posibilidad de vivirlo a bordo de un barco de crucero íntimo, elegante y atracado a las mismísimas puertas de la plaza de San Marcos, la combinación no puede ser mejor. Bueno sí, es aún mejor si se piensa que el crucero de cinco días/cuatro noches con todo incluido a bordo solo cuesta 839 euros por persona y hay salidas el 10, 14 y 18 de febrero. Una propuesta de la compañía de cruceros fluviales Croisi Europe.