Volkswagen quiere que el coche eléctrico sea el revulsivo que la marca necesita para lavar su imagen, aún maltrecha tras el escándalo del ‘dieselgate’, la manipulación de motores para falsear las emisiones de gases contaminantes. Cuenta a su favor el anunció de la Comisión Europea de que prohibirá la fabricación de vehículos con propulsores de combustión a partir de 2050, lo que va a ser aprovechado por Volkswagen para poner en marcha un agresivo plan con resultados prácticos desde el primer minuto, porque la marca se propone crear una versión eléctrica de cada nuevo modelo que ponga en el mercado. Pero en esos planes, de momento, no entra la planta de Landaben.
La apuesta es tan decidida que el CEO de Volkswagen, Herbert Diess, ha afirmado que para 2020 dispondrán de vehículos eléctricos tan capaces como los de Tesla por la mitad de precio. Además, ha construido en Anting (Shanghai, China) la primera planta modular para la fabricación de coches eléctricos, la factoría alemana de Zwickau los producirá el año que viene, las de Hannover y Emden también lo harán a partir de 2022 y está en estudio la construcción de otra en EEUU. VW Navarra no aparece en lo que se conoce del plan de reinvención de la compañía, quizás porque resulta muy difícil adaptar las instalaciones de una factoría convencional a las características que requiere la producción de vehículos con propulsores eléctricos.
LA FÁBRICA DEL FUTURO
Arturo Resano, gerente de planificación de lanzamientos de Volkswagen Navarra, esbozó en la conferencia que pronunció en el Día de la Industria Navarra, celebrado el pasado 22 de noviembre, cómo pueden ser las fábricas de las que salgan los automóviles del futuro, condicionadas por el cambio drástico que se va a producir en los propulsores, porque actualmente un 70% utilizan gasolina o gasoil y para 2050 se prevé que en torno a la mitad de los vehículos que circulen serán eléctricos.
La factoría que imagina Volkswagen estará digitalizada, reducirá al mínimo la mano de obra y en ella trabajarán más ingenieros.
Además dijo que se va a producir un notable descenso de las ventas de turismos porque para los jóvenes ya no es una prioridad ser propietarios de un coche y surgen fórmulas como los alquileres por horas. El descenso se va a traducir en un gran recorte en la producción de vehículos que, según diversos estudios, oscilará entre el 30 y el 50%.
Resano confirmó que Volkswagen, a la vista de estas previsiones, ha cambiado su estrategia productiva de forma que a partir de 2020 va a volcarse en la producción de vehículos eléctricos, y desde 2025 transformará radicalmente su modelo de negocio, propondrá nuevas soluciones de movilidad y avanzará en los sistemas de conducción autónoma, todo ello con el objetivo de ser, en torno a 2030, líder mundial en movilidad.
La factoría que imagina Volkswagen estará digitalizada, reducirá al mínimo la mano de obra y en ella trabajarán más ingenieros. Arturo Resano mostró algunos ejemplos de técnicas de la industria 4.0 que ya se aplican en la planta de Landaben con interacción entre las personas y las máquinas, como la gestión automática de contenedores, el túnel de detección de defectos en la pintura de las carrocerías, sensores de geolocalización de vehículos en las campas de aparcamiento, robots inteligentes o la descarga automática de camiones mediante máquinas autónomas.
Pero fabricar vehículos eléctricos requiere cambios estructurales porque, según Resano, las factorías serán, sobre todo, plantas de ensamblaje en las que el montaje será el núcleo, y contarán con secciones de fabricación de baterías y sistemas de propulsión eléctricos. Desaparecerá el concepto actual de cadena, y los vehículos avanzarán solos por las naves de montaje. Además su fabricación será notablemente más sencilla, porque los vehículos eléctricos tienen muchos menos componentes, sobre todo en el sistema motriz, y son más fáciles de ensamblar. De hecho, se calcula que un coche eléctrico necesita entre un 25 y un 30% menos de horas de trabajo que uno de combustión.
De todo lo anterior se deduce que poco tiene que ver una factoría actual, como la de VW Navarra, a la fábrica de la que saldrán los coches eléctricos, porque adaptar unas instalaciones para el montaje de un nuevo modelo, aunque requiere costosas inversiones, no conlleva los cambios radicales expuestos por Arturo Resano. Y eso sin entrar a hablar de las repercusiones que tendría en el empleo.
50 MODELOS ELÉCTRICOS PARA 2022
El plan estratégico de la compañía requiere unas inversiones de unos 34.000 millones de euros hasta finales de 2022. Así espera poder vender tres millones de coches eléctricos en 2025, cuando contará con una oferta de 50 modelos. Pero el paso de Volkswagen a la propulsión eléctrica ya es un hecho, por ejemplo, en la división dedicada a los vehículos comerciales, que ha presentado cinco modelos diferentes, todos ellos de cero emisiones, con sistemas de propulsión alternativos, incluidas opciones 100% eléctricas.
El plan estratégico de Volkswagen requiere unas inversiones de unos 34.000 millones de euros hasta finales de 2022.
La más interesante de las propuestas es el llamado I.D Buzz Cargo, el primer vehículo comercial de la familia I.D, construido sobre la plataforma modular para eléctricos MEB y basada en la misma idea del I.D Buzz original presentado en enero de 2017 en el Salón de Detroit. El modelo es 100% eléctrico y adelanta cómo será el de diseño de sus futuros modelos.
La familia I.D. incluirá el compacto Neo, el primero de una larga serie de coches 100 % eléctricos que el grupo alemán lanzará al marcado entre 2019 y 2020 sobre la plataforma MEB. Ofrecerá tres niveles de autonomía eléctrica, con 330 km para las versiones más económicas y de hasta 600 km para el tope de gama. También prepara la furgoneta de estilo retro I.D. Buzz y el SUV I.D. Crozz.
ESCASEZ DE MATERIAS PRIMAS
Ahora el fabricante alemán deberá resolver el principal problema que afrenta toda la industria automovilística: la escasez de materias primas para fabricar baterías. Según algunas estimaciones, las reservas actuales de dos de sus principales componentes de las baterías, el cobalto y el litio, se agotarán en 2039 y en el año 2047, respectivamente. Su alta demanda – que quintuplicará la actual en 2025- está provocando un fuerte incremento de los precios, porque el litio se encareció un 30% en 2017 y el cobalto aumentó su cotización un 150% entre septiembre de 2016 y julio de 2018. Australia tiene en su subsuelo las mayores reservas de litio, y Chile, Argentina y, en menor medida, Bolivia, comparten la que se encuentran bajo los salares del desierto de Atacama.
No parece probable que los fabricantes apuesten ingentes cantidades de dinero en una tecnología con una fecha de caducidad tan próxima, por lo que cabe pensar que cuentan con estrategias alternativas. Los rumores apuntan a que Volkswagen podría decantarse por utilizar sistemas de hidrógeno que produjeran electricidad que alimentase al mismo tiempo unas baterías que no requerirían tanto litio o cobalto y el propio motor, es decir, un sistema híbrido.