Inspirado por modelos de negocio que se estaban “expandiendo” en Madrid y Barcelona, Íñigo Fernández dejó su trabajo en Siemens Gamesa para comenzar una aventura en solitario. Tras ser testigo del “auge del employer branding, de la necesidad de captar talento y de que los trabajadores se sientan alineados con la cultura de empresa”, el emprendedor vitoriano fundó FrutUp en la capital navarra con la idea de repartir cestas de frutas y otros snacks saludables entre las empresas de la Comunidad foral.
Aún estaba dando sus primeros pasos cuando este ingeniero industrial sorteó un primer obstáculo. La startup, que nació poco antes de que estallara la pandemia, se vio obligada a reconducir su actividad de manera temporal para garantizar su supervivencia. “Intentamos trasladar esa operativa que habíamos montado para repartir en domicilios particulares. Yo ya sabía que ese no era el negocio que quería ni el que iba a ser finalmente, pero era una forma de no parar cuando ya teníamos toda la estructura”, rememora. Tras el progresivo regreso a las oficinas y la paulatina suspensión de las restricciones de movilidad, el joven emprendedor pudo acercar sus servicios al tejido productivo.
Fernández cuenta con cuatro trabajadores en el equipo y con catorce colaboradores
Poco a poco, sin embargo, la idea inicial se le quedó pequeña y pensó en la posibilidad de ampliar su cartera de servicios, ofreciendo además formaciones y coffee breaks saludables: “En el norte no había ninguna empresa así y la acogida que tuvimos en un principio fue buena, pero nunca iba a ser como en Barcelona o Madrid. En esas ciudades, un cliente puede tener 2.000 empleados y contratar el reparto de frutas para toda la semana. Aquí el servicio acababa de arrancar. Veía que había un techo y decidimos hacer un rebranding para ofrecer otras cosas. Nos dimos cuenta de que las empresas están buscando cumplir su propósito mediante muchas herramientas diferentes, no solo con una”. Así, en abril de 2021, esa reflexión le llevó a lanzar Weekup, “un partner que ofrece bienestar y salud” para las compañías.
En la actualidad, el fundador y CEO de la firma trabaja junto a otros cuatro empleados. El equipo ya ha prestado sus servicios a un centenar de clientes, entre los que figuran Tecnoconfort, Nafarco, Sumelec, BeePlanet Factory, Grupo Enhol, Smurfit Kappa, Ardena, 3P Biopharmaceuticals, Viscofan, Schneider Electric, SKF Española, Obras Especiales o Submer, por citar algunos ejemplos. “Tenemos unos veinte clientes recurrentes y otros cincuenta que trabajan con nosotros anualmente en jornadas para celebrar el Día Mundial de la Salud, el Día Mundial de la Alimentación o la Semana de la Movilidad; asambleas generales; juntas de dirección; o campañas de Navidad”, precisa Fernández.
EXPECTATIVAS DE CRECIMIENTO
La actividad de la startup se divide en tres líneas de negocio: el catering saludable para empresas y eventos (que a su vez agrupa el servicio de reparto de fruta, los coffee breaks y los packs de desayuno o brunch), la elaboración de regalos para empleados y asistentes a ferias y congresos y la ejecución de formaciones y talleres.
“En esta última área, trabajamos con catorce colaboradores, entre los que figuran psicólogos, nutricionistas y expertos en el sueño, en la actividad física o en salud financiera. Estas personas nos apoyan en las actividades que ofrecemos a las empresas y que, en su mayoría, bonificamos con Fundae. Muchas compañías desconocen los créditos que tienen en este sentido y cómo los pueden consumir”, resalta.
Hace más de dos años, Fernández reveló a Navarra Capital su intención de poner el foco en el País Vasco. Se trata de una apuesta en la que todavía cree: “Uno de nuestros proyectos más importantes lo hacemos junto a Laboral Kutxa. Tenemos presencia sobre todo en Guipúzcoa y, en menor medida, Álava y Vizcaya. Uno de nuestros objetivos principales es abrir una pequeña filial allí en un momento dado, avanzar y consolidarnos en esa zona, donde ahora hay poca oferta. Al final, es complejo operar desde Pamplona en áreas como Bilbao, sobre todo cuando se trata de reparto de comida”.
El ingeniero se muestra convencido de que ese crecimiento geográfico se traducirá en un aumento en ventas: “Tratamos de aumentar en un 150 o 200 % la facturación cada año con respecto al ejercicio anterior”. Otra de sus aspiraciones, además, es que la joven empresa pueda “hacerse un hueco” en el mercado nacional. “Queremos prestar servicio no solo a la matriz de las empresas, sino también a cualquier filial que estas tengan”, remarca.