Durante años, la lucha contra la obesidad se centró especialmente en métodos tradicionales como las dietas específicas combinadas con ejercicio. Sin embargo, la evidencia científica ha demostrado que estas medidas resultaban insuficientes para muchas personas. En este contexto, la ciencia y la investigación han seguido avanzando en el desarrollo de soluciones para el control del peso. Una muestra de ello son los llamados ‘agonistas‘, que simulan la acción del GLP-1, una hormona natural que regula el azúcar en sangre y genera sensación de saciedad.
Aunque inicialmente estos medicamentos se prescribían a pacientes con diabetes tipo II, su uso se ha extendido de forma exponencial al tratamiento del sobrepeso y la obesidad, de tal forma que cada vez son más las personas que los utilizan como apoyo médico para controlar su peso. En ese sentido, el crecimiento de este mercado es ya notable.
Tal y como expone la consultora Lantern, solo en Estados Unidos el 6 % de la población adulta consume algún agonista de GLP-1, de los que la mitad no son diabéticos. En España, por su parte, Lantern señala que en 2024 se superaron los 5,5 millones de unidades vendidas, de las que más del 50 % fueron destinadas a tratar la obesidad. Con una facturación superior a los 430 millones de euros y un ritmo de crecimiento anual del 30 %, su estimación para 2027 es que habrá más de 940.000 usuarios de estos productos en nuestro país.
IMPACTO Y OPORTUNIDADES PARA LA INDUSTRIA
Dentro de este contexto, el auge en el uso de los agonistas de GLP-1 no solo está transformando la forma en que se aborda el control del peso desde el ámbito médico, sino que también está provocando que algunos grupos de alimentos sean más demandados por este grupo de consumidores. Por ejemplo, estudios como ‘The No-Hunger Games’, elaborado por la Universidad de Cornell (EEUU), revelan que el consumo de estos fármacos está promoviendo un incremento en la demanda de productos frescos y yogures, al tiempo que disminuye la de otros grupos de alimentos tradicionalmente más calóricos o procesados.
España superó en 2024 los 5,5 millones de unidades vendidas de GLP-1, de las que más del 50 % se destinaron a tratar la obesidad
Esta tendencia está abriendo una serie de oportunidades para la industria alimentaria, que puede adaptarse las demandas de este colectivo. Desde la consultora Lantern señalan algunas, como «la apuesta por las versiones ‘mini’: porciones más pequeñas, envases que permiten racionar el consumo y mensajes frontales que destacan el número de calorías por unidad o los beneficios funcionales del producto como el aporte de proteínas, fibra o micronutrientes esenciales».
También se habla de la reformulación de recetas para evitar algunos ingredientes o alimentos (con grasas saturadas, fritos, condimentados, dulces, comidas pesadas o el alcohol) que puedan agravar los efectos secundarios de los agonistas GLP-1 (como náuseas, mal aliento, diarrea, entre otros), o de la creación de alimentos que compensen la pérdida de masa muscular asociada a una rápida bajada de peso, por ejemplo, altos en proteína o fibra.
LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN ABIERTAS
Precisamente, el uso de los agonistas de GLP-1 tiene, asimismo, consecuencias en el modo en el que estas personas se alimentan. De ahí que adaptarse a sus necesidades suponga una oportunidad de negocio para las empresas. Ante este panorama, la tecnología de los alimentos se debate actualmente entre tres líneas principales de trabajo.
Por un lado, se está desarrollando lo que ya se conoce como ‘GLP-1 support meal’, es decir, alimentos formulados para suplir las deficiencias nutricionales que, en algunos casos, se están observando en pacientes tratados con agonistas de GLP-1. «Estos productos están diseñados para aportar, en muy poco volumen y con un contenido calórico bajo, altas concentraciones de proteínas y otros micronutrientes que tienden a ser deficitarios en este tipo de dietas. Ya hay varias marcas que han lanzado productos de este tipo y, desde CNTA, también se está investigando en esta línea», asegura su responsable del Departamento de I+D+i de Desarrollo de Producto, Leyre Urtasun.

CNTA trabaja en la identificación de ingredientes que estimulan de forma natural la producción de GLP-1
Por otro lado, se trabaja en propuestas alimentarias que ayuden a controlar el apetito. ¿Cómo? Incorporando ingredientes como proteínas de elevada capacidad para generar sensación de plenitud, fibras que retrasan el vaciado gástrico o grasas con perfiles de digestión específicos que liberan la energía de forma progresiva.
Además, existe otra vía prometedora consistente en añadir ingredientes con compuestos bioactivos, como la curcumina, la berberina, el resveratrol o el ácido abscísico, que estimulan de forma natural la producción de GLP-1 y otras hormonas relacionadas con la saciedad. En esta última área de investigación, y dentro del proyecto Plentyfood, financiado por el Gobierno de Navarra y por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA) está trabajando en un batido que incorpore este tipo de ingredientes reguladores de la saciedad. A este respecto, su responsable del Departamento de I+D+i de Desarrollo de Producto, explica que el propósito no es sustituir el tratamiento farmacológico, sino ofrecer un apoyo adicional: «Estos alimentos pueden complementar la medicación o ser útiles en casos donde no está indicada, pero sí se requiere controlar el peso dentro de una dieta saludable».
PRODUCTOS EN EL MERCADO
Al mismo tiempo, en el mercado ya se observan ejemplos concretos de este nuevo área de interés. Nestlé, sin ir más lejos, ha lanzado en EEUU la línea ‘Vital Pursuit’, una gama de comida congelada específicamente diseñada para complementar el tratamiento con agonistas GLP-1. Sus productos destacan por su alto contenido en proteínas, vitaminas y minerales esenciales, además de estar en porciones ajustadas e incluir opciones sin gluten o aptas para freidora de aire.
Otro caso es el de Conagra Brands, que en el etiquetado de algunos productos de su gama de platos preparados ‘Healthy Choice‘ ha incorporado alusiones a que son GLP-1 Friendly; ricos en proteínas; y una buena fuente de fibra, lo que les hace «adecuados para los usuarios de este tipo de medicamentos», indican desde la empresa.
Nestlé, Conagra Brands o ADM están detrás de algunos de los primeros ejemplos concretos que han llegado al mercado para atender a unos consumidores de GLP-1 cada vez más numerosos
Por su parte, ADM ha desarrollado soluciones específicas para este tipo de consumidores, incluyendo proteínas vegetales, fibras funcionales y productos que apoyan la hidratación, que contribuyen a crear un entorno alimentario más adaptado a esta nueva realidad.
En definitiva, la revolución de los GLP-1 no solo ha llegado a las consultas médicas. También ha abierto un nuevo campo de innovación para la industria alimentaria, que se prepara ya para atender a un perfil de consumidor cada vez más informado, exigente y preocupado por su bienestar. «Desde CNTA trabajamos para que el sector de la alimentación y las bebidas tenga las herramientas para alinearse con esta nueva tendencia, lance al mercado productos adaptados a las necesidades de personas con sobrepeso u obesidad y, en general, que la alimentación en general esté orientada a promover la salud colectiva», concluye Leyre Urtasun.