La reducción del desperdicio alimentario es uno de los retos que afronta la industria alimentaria en la actualidad. En Europa, se desperdicia un tercio de la producción anual de alimentos y, de ese tercio, un 40 % se origina en las propias empresas del sector. Por eso, el departamento de I+D del Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA) presentó este martes un informe que detalla las nuevas vías de valorización aplicadas en la industria agroalimentaria en el marco de un proyecto financiado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
El interés del mercado y los requisitos legales son algunos de los retos que afrontan las empresas del sector a la hora de implantar “nuevas vías de valorización” en sus procesos productivos, alternativas al compostaje o la valorización energética. Por lo que identificar estas estrategias tiene los objetivos de “obtener nuevos productos con valor añadido y contribuir a una economía circular”.
El informe identifica el interés del mercado y los requisitos legales como algunos de los principales retos para la revalorización de los subproductos.
Así, algunas de las soluciones que detalla el informe son recuperar componentes que pueden ser ingredientes o aditivos para el sector alimentario o nutracéutico; elaborar biopolímeros, biofertilizantes; o recuperar enzimas, entre otras.
El centro desgrana, además, los factores “relevantes” a la hora de plantear estas vías, como la localización del subproducto o residuo, su volumen o su variabilidad en el tiempo.
A este respecto, el papel de las tecnologías en los procesos de valorización destaca por ser “crítico” para superar los retos relativos a la viabilidad técnica y económica de los procesos. Algunas pueden “aportar mejoras en la calidad del producto final, la preservación de los compuestos activos presentes, la reducción de los costes energéticos o el uso de disolventes orgánicos o los rendimientos de los procesos, entre otros aspectos”.
Paralelamente, CNTA ejemplifica estas técnicas con once casos de éxito: “Las empresas de los casos incluidos en el informe hicieron frente a algunas barreras, como el coste de los procesos o el ajuste de precio y calidad del producto final en concordancia con el valor de mercado”. En cuanto a los factores clave para conseguir el éxito de sus iniciativas, el centro resaltó “la localización cercana a la generación de subproductos, la generación de bienes con interés de mercado, la conexión en etapas iniciales de los distintos actores de la nueva cadena de valor y el uso de tecnologías diferenciadoras“.
El papel de las tecnologías es “crítico” para superar la viabilidad técnica y la económica de los procesos alternativos.
Ejemplos de empresas nacionales, como Agralco S. Coop y Alvinesa, se mencionan cuanto a sus aplicaciones en la valorización de subproductos vegetales: “Estas están especializadas en la producción de alcohol, aceite de pepita de uva, colorantes o fertilizantes a partir de subproductos líquidos y sólidos del sector vitivinícola“. Además, CNTA señaló como casos “paradigmáticos” el de Agrosingularity, que genera ingredientes en polvo a partir de deshechos de verduras, o el de Natac, que revaloriza la hoja de olivo y alperujo para elaborar hasta quince ingredientes funcionales con aplicación en los sectores nutracéutico, farmacéutico, alimentación, nutrición animal y cosmética.
Respecto a la valorización de los subproductos de origen animal, el centro cita los casos de Eggnovo, firma que produce calcio, colágeno, elastina y glucosaminoglicanos naturales a partir de cáscaras de huevo, y de la empresa húngara Ragrocarbon, que produce biofertilizantes y adsorbentes a partir de huesos animales.
Por último, algunas de las empresas mencionadas por implementar “con éxito” procesos de valorización son Perseo Biorrefinery, Nature Preserve o Greencovery, las cuales realizan la valorización de subproductos sólidos y corrientes acuosas de procesadores de alimentos.
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