Quizá suene a tópico manido, pero engloba mucha verdad. De la necesidad siempre se debe hacer virtud, y más en periodos de pandemia. También en los diseños de interiores, la edificación o construcción. Así lo afirma la arquitecta navarra Gloria Herrera, de Otxotorena Arquitectos: “Las mejores arquitecturas siempre han surgido en tiempos de crisis. Esperemos que en los futuros proyectos se impongan las tendencias que lleven a un modelo más sostenible que redunde en el bienestar de las personas. Fin último, no lo olvidemos, de la arquitectura”.
Y razón no le falta. Porque ríos y ríos de tinta se han escrito estas últimas semanas sobre los futuros hogares y espacios de trabajo post-Covid19. Cómo este inesperado y ya mundial virus respiratorio va a modificar algo tan íntimo y cotidiano como el interior de nuestras casas. También el diseño de oficinas, muy poco dadas (por normal general) a un uso confortable y personal. Por ello, y para descifrar estas futuras tendencias que bien podrán hallarse a un corto o medio plazo, desde VanityCapital.es hemos querido consultar la opinión de tres expertos arquitectos. Referentes en nuestra Comunidad Foral de una disciplina que ya estima que “las fronteras entre las funciones de cada espacio cada vez son más líquidas”.
Son las palabras de Víctor Larripa, co-fundador y socio de Verne Arquitectura, quien no duda al añadir que “cada vez más, las oficinas se diseñan como espacios que recuerdan al hogar, o al menos transmiten la sensación y la calma de un buen hogar. Y viceversa, los hogares deben permitir que sea fácil y cómodo trabajar en ellos; más todavía después de esta crisis sanitaria”. Una opinión que también comparte el conocido arquitecto Enrique Kahle: “Los espacios de trabajo ya venían teniendo una transformación importante hacia lugares más amables y más parecidos a un hogar, con amplitudes abiertas, pocos despachos, zonas comunes más relajadas… A nivel de diseño considero que no habrá grandes cambios y se seguirá con dicha tendencia, a no ser que no se encuentre una vacuna y se haga necesario y crónico el distanciamiento y medidas de protección como las que sufrimos ahora. En ese caso el cambio será radical”.
Porque precisamente esa es la pregunta del millón. ¿Hasta cuándo se extenderá la denominada nueva normalidad? Este modo de vivir que obliga a un distanciamiento interpersonal de al menos metro y medio. Pues de momento, nadie es capaz de dar respuesta a esta cuestión. Lo que está claro es que el coronavirus ha irrumpido en nuestras vidas de forma abrupta, sin tiempo para prepararnos, “lo que ha hecho que adaptemos nuestros hogares para vivir 24 horas al día en ellos”. “Hemos utilizado los recursos a nuestro alcance de manera creativa, así las viviendas han pasado a ser testigas de toda nuestra actividad; donde descansamos, trabajamos, pasamos nuestro tiempo de ocio, hacemos deporte y desde donde nos relacionamos con el exterior. El confinamiento ha alterado el diseño de las viviendas para convertirlas en más versátiles, adaptables a la actividad de cada momento“, pone en valor Gloria Herrera. De hecho, en este tiempo de preocupación global por la sostenibilidad, “deberíamos plantearnos si la viabilidad actual del teletrabajo, y su consecuente disminución de desplazamientos, puede contribuir hacia un modelo de ciudad más sostenible”, añade la arquitecta.
Y es que, este tiempo de cuarentena ha hecho que todos hayamos vivido intensamente nuestras casas. “Esto nos ha llevado a reflexionar de alguna manera sobre el grado de confort que disfrutamos y a echar de menos lo que no tenemos. Espacios exteriores dentro de la casa, una cocina más agradable donde se pueda hacer algo de vida o integrada con la zona de estar, algún lugar donde hacer ejercicio cómodamente, etc… En principio este tipo de aspectos se van a valorar mucho más de aquí en adelante, y poco a poco se irán implementando en el diseño de los hogares”, desgrana Enrique Kahle.
Está claro. Si algo ha quedado de manifiesto durante este tiempo de confinamiento ha sido la importancia del hogar en nuestras vidas. “Quizá valoremos más a partir de ahora el hecho de que nuestras casas estén bien diseñadas, cuidadas, etc. Interiorizaremos poco a poco la importancia de cuestiones como la terraza, una buena ventilación, el hecho de que los espacios sean más o menos diáfanos para facilitar la limpieza y los movimientos, la correcta iluminación natural, que los materiales constructivos sean saludables y biocompatibles… En definitiva, todas las cuestiones que relacionan hogar y salud tendrán cada vez más importancia“, destaca Víctor Larripa.
Porque las epidemias, a lo largo de la historia del hombre y la mujer, siempre han supuesto un revulsivo para la arquitectura. Y de hecho, mucho tienen que ver con la configuración de las ciudades modernas. “El modelo anglosajón o del centro y norte de Europa surge del Movimiento Moderno, tras la Revolución Industrial, que toma principios del Movimiento Higienista de finales del s.XIX, el cual lucha contra la insalubridad de las viviendas y la propagación de la tuberculosis. Esto, unido a los modelos de ciudad jardín, da lugar al urbanismo actual en esas regiones, en cuyos estándares priman la baja densidad de viviendas, la separación entre las casas, la abundancia de jardines y zonas verdes, que favorezcan la ventilación y el soleamiento. La circunstancia actual del Covid19 vuelve a poner en valor el modelo de nuestros vecinos”, concluye Gloria Herrera.
Quizá un arquetipo hacia una forma de vida centroeuropea, donde la gente se reúna más en sus hogares que en la calle, pero sin olvidar “que somos mediterráneos y esto será solo un leve cambio de tendencia”, finaliza el arquitecto Enrique Kahle.