Cuando Ana Belén Catalán se convirtió en madre, pensó en cambiar de vida. Trabajaba en Siemens Gamesa pero, cuando tuvo su segunda hija decidió quedarse en Miranda de Arga para centrarse en su cuidado. «Al final, tienes que ajustar los horarios o tener a alguien que los cuide. Yo quería estar con ellos», indica a Navarra Capital.
Sin embargo, sintió la inquietud de retomar su carrera laboral cuando los niños empezaron a crecer: «En la época de la guardería, pensé que quería dar un paso más y hacer algo diferente sin tener que desplazarme a otra ciudad». En aquel momento, además, su marido, Mikel Marco, (47 años) insistía en vivir la experiencia de viajar en autocaravana.
«Él tenía un amigo que se había comprado una y quería probar. Hasta entonces, no sentía ninguna curiosidad por este mundo y tampoco había tantas. Es más, ni se me había ocurrido», rememora. Pero accedió. Y «fue todo un flechazo». Así daría forma después al que hoy es su proyecto de vida.
«En 2017, hicimos un estudio de mercado sobre las empresas que había en Navarra y si podría funcionar la idea»
«Al poco tiempo compramos nuestra propia autocaravana. Me pareció muy cómoda, conocía muchos lugares por pura casualidad en cada ruta… Había estudiado Empresariales y quería hacer algo más aparte de ocuparme de las labores de casa. Ya había intentado buscar algo cerca del pueblo para trabajar, pero no había surgido la oportunidad», evoca.
Fue entonces cuando valoró la posibilidad de crear su propio negocio: «En 2017, hicimos un estudio de mercado sobre las empresas que había en Navarra y si podía funcionar la idea». Al año siguiente, decidió probar suerte, se dio de alta como autónoma y compró sus primeras autocaravanas para alquilar.
Hasta ahora, ha guardado su flota de autocaravanas en el jardín de casa, situada en Miranda de Arga.
Al principio adquirió dos de estos vehículos, que prácticamente pasaron a formar parte de la familia. Tanto es así que convirtió el jardín de su casa en un parking para ellas. «Cuando empiezas todo son miedos, tienes que pagar las autocaravanas…».
NUEVOS PROYECTOS
Ahora, Catalán, de 42 años, está a punto de materializar una idea que anhelaba desde hacía años. Por fin, y tras una ardua búsqueda, ha comprado una nave industrial para guardar su flota. Emplazada a orillas del río, consta de una superficie interior de 240 metros cuadrados y una zona exterior de 90. Aunque las instalaciones se encuentran en obras, espera inaugurarlas el próximo mes. «Queríamos una nave desde 2020. Y, aunque fue un año complicado, creo que la pandemia dio un impulso a este sector, ya que permite viajar de forma mas independiente», analiza.
«Queríamos una nave desde 2020. Y, aunque fue un año complicado, creo que la pandemia dio un impulso a este sector»
La compra del recinto fue posible gracias a la jubilación de su dueño: «Este es otro hándicap de algunos pueblos, que no hay lugares suficientes para las empresas. En nuestro caso, no podíamos operar en una nave agrícola, de ahí que nos haya costado dar con una que sirviese».
En 2022, además, su marido dejó de ayudarle en «la sombra» y pasó a formar parte de la sociedad, que se conformó como una microcooperativa después de trabajar con la Asociación Navarra de Empresas de Economía Social (Anel). «Acudimos a Anel para ver como podíamos dar forma a la iniciativa de forma conjunta y que nos asesorasen».
Su nueva localización les permitirá abrirse a nuevas líneas de negocio. «Queremos dedicar un espacio para la compraventa de estos vehículos, traer autocaravanas de particulares y vendérselas a otras personas», adelanta Catalán. También están valorando la opción de alquilar furgonetas convencionales, que se puedan usar para obras, mudanzas, etc. «No sabes lo que va a funcionar, así que vas adecuando el negocio a lo que necesites», remarca.
«Cuando empezamos, las autocaravanas valían unos 55.000 euros, pero ahora estamos hablando de unos 80.000»
En este momento, la pareja cuenta con cinco vehículos para alquilar. «La novedad es que este año hemos añadido una furgoneta camperizada, que suelen alquilar más las parejas», avanza. Normalmente operan con ellas durante dos años y, tras ese periodo, las venden.
«Soy consciente de que estoy deslocalizada y apartada de los núcleos urbanos. Entonces, a veces siento que tengo que dar un poco más que el resto. Además, trabajamos con una marca de prestigio que no se suele ver en flota de alquiler e intentamos equiparlas por completo con alta motorización, puertas, frigo XL… En definitiva, una serie de mejoras que hacen que la gente se sienta más cómoda durante las vacaciones», detalla.
Emplazada a orillas del río, la nave consta de una superficie interior de 240 metros cuadrados y una zona exterior de 90.
Durante estos cinco años, sin embargo, ha detectado una notable subida de los precios en este tipo de transportes: «Cuando empezamos valían unos 55.000 euros, pero ahora estamos hablando de unos 80.000. Cada año van subiendo 5.000 o 6.000 euros».
UN SECTOR AL ALZA
«El salto a la nave ha sido muy importante y una gran inversión. Indica las cosas van bien», agrega acto seguido. De hecho, todas sus caravanas ya están reservadas tanto para Semana Santa como para la semana de pascua.
«En 2018 éramos tres empresas, y ahora hay cerca de diez»
Catalán, que además pertenece a la junta de la Asociación Navarra de Turismo Autocaravanista, ha visto cómo se multiplica el número de empresas dedicadas a este sector. «En 2018 éramos tres, y ahora hay cerca de diez. En Europa nos llevan muchos años en legislación, servicios, parkings…. Pero, ahora, aquí se empieza a tener más en cuenta este tipo de turismo y se le están dando más facilidades y visibilidad».
En este sentido, se muestra convencida de que Navarra se encuentra bien posicionada con respecto a otras regiones españolas. «Es una provincia muy pequeña, pero a la vez muy importante porque es zona de paso a Francia y muchos de los alquileres se realizan para viajar a Europa«. De hecho, «en los últimos meses se han inaugurado seis áreas dedicadas al estacionamiento» de autocaravanas. «En proporción, tiene muchas más que Levante o Madrid. La gente está viendo que este tipo de turismo genera ingresos en los pueblos. Es positivo y repercute en los bares, museos, comercios…».
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