Berezi Training Studio se ha convertido en una referencia del deporte en Estella. Y lo ha logrado en apenas tres meses. Este centro de entrenamiento, creado por el pamplonés de 37 años Ander Ruiz, ofrece sesiones para una o dos personas centradas en la readaptación de lesiones, la recomposición corporal y la mejora del rendimiento en escalada. Gracias a su trabajo especializado, el preparador ya tiene su agenda llena. «Tengo entrenamientos para mis 36 clientes desde las 6:30 hasta las 21:00», resalta este emprendedor a Capital Sport.
Antes de fundar Berezi, Ruiz estudió en 2006 un grado superior de Actividades Físico Deportivas en el CIP FP Lumbier IIP y, en 2008, decidió obtener la licenciatura de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Después creó y dirigió durante dos años su propia compañía, Dynatur, en Améscoa Baja, donde ofertaba actividades relacionadas con la naturaleza y la montaña, como espeleología. Tras esta aventura, el pamplonés comenzó a trabajar en diferentes centros deportivos, como el de Ardantze, ubicado en Ayegui, o el rocódromo de Mugitu.
Pero a menudo observaba cómo en las sesiones grupales era muy difícil adaptarse a los clientes, por ejemplo, a la hora de ponerles un peso determinado. Más que nada porque tenía que hacer una media para todos: «Siempre sentía ganas de ser el preparador de alguien y de exprimirlo hasta que rindiera o de ayudarle en caso de que sufriera alguna lesión», rememora.
Así que quiso volver a emprender. Para ello, habilitó un local familiar de 72 metros cuadrados, ubicado en la calle Herreros y que servía de trastero, para ofrecer el servicio como realmente le gustaba. Tras invertir 43.000 euros en el acondicionamiento de las instalaciones, el espacio cuenta con dispositivos como una multipresa, una tabla con diferentes agarres para escalar, una máquina isoinercial o una cinta de correr curva.
UN SERVCIO PERSONALIZADO
Uno de los pilares de Berezi Training Studio es la personalización de sus sesiones. De esta forma, a la hora de trazar un programa de entrenamiento, Ruiz analiza previamente la situación del cliente. Estudia su condición física, sus objetivos y también sus rutinas con el objetivo de adaptarse a sus necesidades: «No es lo mismo trabajar con un deportista de elite con dedicación completa que con una persona con una jornada laboral, familia o hijos. Tampoco puedo juntar en la misma clase a alguien que sufra una lesión con otra que quiera rendir deportivamente. Y, si trabajo con una pareja, los dos deben tener el mismo objetivo. También el rendimiento puede bajar o subir según la carga laboral que el usuario haya tenido».
Para ello, la tecnología es fundamental. El preparador hace uso de unos sensores que permiten el estudio de fuerzas isométricas. Este instrumento es efectivo, por ejemplo, en la readaptación de lesiones, para analizar la descompensación que puede haber entre el músculo sano y el lastimado. Y, en materia de escalada, Ruiz observa el rendimiento de los usuarios a través de una aplicación online. “Ellos van a su rocódromo o gimnasio, me envían un informe de la sesión y yo analizo cómo evolucionan”, agrega.