La mascarilla se ha convertido en una parte más de nuestra vestimenta diaria desde 2020. Y cuando tenemos la ocasión de quitárnosla, como es lógico, lo que más deseamos es lucir una sonrisa sana y luminosa, que sintonice plenamente con la próxima temporada de calor, descanso y disfrute. Así, no es de extrañar que en los últimos meses el blanqueamiento haya cobrado protagonismo entre los tratamientos más demandados por los pacientes dentales.
El esmalte es la sustancia protectora que recubre la corona del diente. En concreto, se trata del tejido biológico más duro que tenemos en el organismo, en constante contacto con el medio oral. En este sentido, y a pesar de poseer una estructura resistente, dicha capa está constantemente expuesta a diversos agentes que pueden afectar a su composición.
¿Cómo puede explicarse esto? Con el tiempo, los dientes tienden a perder, de forma natural, color y brillo. Sin embargo, esto no siempre se debe a la falta de higiene. Al contrario, existen otras causas que también contribuyen a que nuestra sonrisa se vaya «apagando» lentamente. Entre ellas destacan ciertos hábitos alimenticios, estilos de vida, la exposición prolongada a algunos medicamentos y, por supuesto, la propia edad.
El tratamiento dental debe ser realizado siempre bajo la supervisión de un doctor, ya que tiene algunos riesgos importantes para la salud oral.
Teniendo en cuenta estos factores, el principal objetivo del blanqueamiento dental es limpiar la estructura del esmalte, permitiendo que la luz se vea reflejada con mayor facilidad en los prismas de este y dando esa apariencia luminosa y más blanquecina.
¡Cuidado! El tratamiento dental debe ser realizado siempre bajo la supervisión de un doctor, ya que conlleva algunos riesgos importantes para la salud oral. Si no se realiza previamente un buen diagnóstico del caso -en el que se descarte cualquier tipo de lesión como caries, enfermedad periodontal, aftas, herpes, tipo cancerosa…- el procedimiento puede originar un problema de salud oral, que incluso puede llegar a convertirse en sistémico. 
Lo cierto es que en el mercado existen muchas alternativas para blanquear los dientes, algunas disponibles sin prescripción. En torno a ellas existe la creencia de que ofrecen los mismos resultados que un tratamiento profesional a un precio mucho más económico. Sin embargo, en realidad este tipo de productos pueden ser muy abrasivos para los dientes y provocar daños en el esmalte o retracción en las encías. Además, su concentración de principios activos es tan baja que no suelen causar el efecto deseado. Por eso, antes de decantarse por cualquier método resulta imprescindible consultarlo con el odontólogo, que indicará cual es el procedimiento más efectivo para cada paciente.
En Sannas Dentofacial, centro ubicado en el Edificio Policlínica Artica, se apuesta por los mejores tratamientos y las técnicas más avanzadas en el mundo de la odontología. La técnica utilizada en esta clínica consiste en aplicar un gel blanqueador que contiene peróxido de carbamida sobre cada uno de los dientes, con ayuda de una férula, a una concentración del 45 %. Posteriormente, los usuarios reciben -para usar de forma ambulatoria- jeringas con el mismo gel, pero con una concentración más baja, esta vez del 16 %.
Para aumentar la duración y efectividad del blanqueamiento dental, en todo caso, es importante seguir algunos consejos. Lo principal es mantener una correcta higiene dental diaria para mantener nuestros dientes sin placa y sarro. Por otra parte, es conveniente evitar ciertos alimentos y bebidas -como el café, el vino tinto u otras comidas con colorante– durante el tratamiento. Así mismo, también se recomienda dejar de fumar.
Un blanqueamiento dental profesional garantizará los mejores resultados a largo plazo. 
