Carlos Bergera se prejubiló en 2020 de Iberdrola con mucha satisfacción y cierta nostalgia. Tras veinte años de trayectoria en la empresa, se retiraba a los 58 años con el afán de iniciar nuevos proyectos que fueran compatibles con su jubilación. A principios de 2021, el vicepresidente del Grupo Velatia, Alejandro Ormazabal, contactó con él para aunar el conocimiento en financiación de su family office, Whitehole, y las capacidades industriales de la vizcaína Agria Hispania con las trayectorias del propio Bergera y de Iñaki Rezola, que entonces era director de Smart Grids en Ikusi.
“Agria Hispania había entablado diálogos con Alejandro para invertir en un proyecto a través de Whitehole. Querían crear una línea de negocio dedicada a los tractores eléctricos. Una propuesta que se concretó en marzo del año pasado con la puesta en marcha de una startup que canalizara de forma más flexible una I+D+i dirigida a un objetivo más amplio: la electrificación y descarbonización de la agricultura. Así nació Zetrack“, detalla a Navarra Capital el actual CEO de la firma.
La iniciativa le venía como anillo al dedo. A pesar de haber trabajado en sectores muy distintos, el nexo común que daba sentido a su experiencia era que siempre había tenido “la oportunidad de comenzar cosas desde cero”. Así fue desde sus primeros pasos tras licenciarse como ingeniero eléctrico en 1986, cuando se ocupó de lanzar una startup especializada en soldadura por haz de electrones con sede en Zarautz. El proyecto no prosperó porque “su tecnología estaba adelantada a la época”.
Después de un breve paso por la Asociación de la Industria Navarra (AIN), el alsasuarra lideró la puesta en marcha de la Fundación Empresa Universidad de Navarra (FEUN). Y lo hizo en un momento en el que “apenas había relaciones entre las empresas y la universidad o legislación al respecto” en España. De hecho, la experiencia de participar en el desarrollo del marco regulatorio le llevó a asumir la jefatura del gabinete del exconsejero foral de Industria Ramón Bultó en 1996.
Zetrack, con sede en Amorebieta, tiene cinco socios, de los que dos son navarros: la peraltesa Quipplan y Bergera.
“Aunque estábamos en la Administración, tenía la sensación de estar trabajando con un empresario. Nuestro objetivo durante la legislatura fue desarrollar el primer Plan Tecnológico de Navarra. Gracias a esa hoja de ruta, se crearon entidades como CENER, el CIMA o el Instituto de Agrobiotecnología (IDAB-CSIC). Además, desarrollamos una política de innovación que culminó con la creación de la Agencia Navarra de Innovación o la Fundación Navarra para la Calidad, que derivó después en la actual Fundación Navarra para la Excelencia“, rememora Bergera.
Tras ejercer durante un año como director adjunto de la Agencia Navarra de Innovación, fichó en 2000 por Iberdrola. La idea era poner en marcha una planta de ciclo combinado en Castejón. Se encontró con “un campo recién comprado y con la ayuda de un equipo grande”, con el que construyó en tres años la central que dirigió hasta 2010. Como ya entonces tenía fama de “persona innovadora”, recibió pronto otra oferta del gigante eléctrico.
“Éramos un equipo de cinco personas que empezamos la línea de Movilidad Verde. Y, por ejemplo, instalamos el primer punto de recarga en vía pública, en la Puerta de Alcalá (Madrid). Posteriormente, cambió su nombre a Smart Mobility porque pasó a formar parte de un departamento más amplio, Smart Solutions. Y tuve la suerte de dirigir todo ese proceso y proyecto durante otros diez años”, narra.
Con Zetrack, Bergera se enfoca en un sector emergente que cuenta con una triple vertiente de trabajo. “Queremos unir la maquinaria eléctrica con el suministro energético renovable en una sola plataforma digital, que permita al agricultor o ganadero gestionar todo. Por eso y hasta lanzar nuestros desarrollos al mercado, estamos realizando proyectos de descarbonización para clientes de todos los tamaños, desde pequeñas explotaciones hasta grandes superficies productoras”, desglosa.
AGRICULTURA 4.0
Para ello, la firma se va a centrar en dos mercados distintos. En primer lugar los tractores eléctricos, sector que espera aumentar su volumen mundial de ventas para pasar de los 614 millones de euros registrados en 2020 a los 2.782 en 2027, según apunta Credence Research. No obstante, se trata de una previsión focalizada en los llamados tractores utilitarios o fruteros, es decir, los más pequeños en tamaño.
“No podemos electrificar las máquinas de gran tamaño porque su coste sería muy alto. Pero la electrificación de tractores pequeños conlleva una ventaja, y es que se trata del segmento que más crece en el mercado”
“No podemos electrificar las máquinas de gran tamaño porque su coste sería muy alto. Pero la electrificación de tractores pequeños conlleva una ventaja, y es que se trata del segmento que más crece en el mercado. Cada vez más, las explotaciones agrícolas, aunque sean grandes, demandan esta tipología porque su tamaño les permite caber entre las filas de plantas y son más versátiles”, defiende Bergera.
En segundo lugar, el equipo de la startup prevé adentrarse en el mundo de los robots agrícolas: “La robotización de las labores agrícolas es un proceso muy acuciante porque los negocios tienen cada vez más dificultades para conseguir trabajadores”. Tanto es así que este mercado, valorado en 4.377 millones de euros en 2020, espera alcanzar los 25.601 en 2027, según datos de Brandessence Market Research.
“Lo hemos visto claro en la feria italiana EIMA International, a la que acudimos durante los primeros días de noviembre. Son máquinas llamadas a sustituir muchas labores que hacen actualmente los tractores. De hecho, y aunque tenemos en mente electrificar los tractores, hemos pensado empezar con los robots”, apunta.
PROYECTOS Y FUTURO
Hasta el momento, la firma cuenta con tres proyectos que le sirven, así mismo, como pruebas piloto de sus innovaciones. En concreto, ha trabajado con la finca de 130 hectáreas que Coolberries tiene en A Coruña (Galicia); 180 hectáreas de viñedo, cultivo de almendro y de pistacho de Arriezu Vineyards Bloralix en Rueda (Valencia) y San Adrián; y la finca de dieciséis hectáreas que Pascual Abadías tiene en Orós Alto (Huesca).
“En concreto, manejamos tres beneficios inmediatos que podría traer la electrificación. En primer lugar, el mercado y los consumidores empiezan a demandar que los alimentos que consumen tengan una huella de carbono mínima, y es innegable este valor añadido. En segundo lugar, es mucho más barato depender de electricidad que usar combustibles. Una estimación aproximada del ahorro con nuestros sistemas es de 6.000 euros al año en explotaciones pequeñas y de un 20 % en las medianas y grandes. Por último, es mucho más económico dar mantenimiento a una máquina eléctrica que a una hidráulica“, remarca Bergera.
“La robotización de las labores agrícolas es un proceso muy acuciante porque los negocios tienen cada vez más dificultades para conseguir trabajadores”
Recientemente, Zetrack ha recibido dos buenas noticias. En primer lugar, la peraltesa Quipplan, especializada en moldeo y utillaje rápidos y la fabricación de series cortas, entró como socia en el capital de la firma: “Un prototipo se desarrolla relativamente fácil, pero hacer un diseño que después pueda ser fabricado en serie de manera competitiva exige tener el conocimiento en industrialización de Quipplan”.
Por otro lado, el proyecto para desarrollar, en dieciocho meses, un primer prototipo de tractor eléctrico que fue acreedor de una subvención de los fondos Next Generation EU, concedida por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). “Esta financiación, junto al apoyo de Agria Hispania, nos permitirá acelerar nuestra entrada en el mercado. De hecho, queremos tener productos en el mercado en dos años”, concluye Bergera. Aunque no descarta, quizá por costumbre, plantear a largo plazo alguna inversión industrial en la Comunidad foral.
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