Carlos Naya conoce en profundidad la escuela, que nació en 1964 como la cuarta que ofrecía estudios de Arquitectura en España. Sobre todo porque hace mucho tiempo que forma parte de su órgano de gobierno. Pero, ¿cómo la ve desde la máxima responsabilidad? “Estamos en un momento muy bueno después de haber pasado unos años… malos (debido a la crisis de la construcción originada en 2008). Hay que reconocer la labor de los anteriores directores y especialmente la de Miguel Ángel Alonso del Val. Tengo la impresión de que hay una percepción general de que vamos saliendo del túnel. En nuestro caso se refleja en un muy buen número de alumnos y una conciencia de que nos adentramos en una nueva era de la arquitectura y la edificación, en la que arquitectos y diseñadores van a tener un papel a la hora de construir una sociedad futura… digamos que nueva. Veo luces que me hacen ser optimista“.
Para ser la primera pregunta ha apuntado muy alto, así que intentamos rasear. Y nos valemos de que una de sus primeras actuaciones tras acceder a la dirección de la escuela fue la de recoger un premio de la Comisión Europea, el New European Bauhaus, concedido al Grado de Diseño. Un título a cuya creación contribuyó de forma decisiva, precisamente, Carlos Naya. Un buen comienzo, sin duda: “Sí, sí. Es una de las luces de las que hablaba. El premio es una iniciativa buenísima porque, por primera vez y de manera clara, hay una conciencia de contar con la voz de arquitectos, artistas o diseñadores para hacer un mundo mejor con ese punto que da la New Bauhaus por la sostenibilidad y la preocupación por el planeta. Pensamos que encajaba muy bien con lo que ya estábamos haciendo y, por eso, presentamos cuatro proyectos: el Grado en Diseño; nuestro Máster en Sostenibilidad; el proyecto del Museo; y uno que a mí me gusta mucho, el de la gestión del campus, en el que hemos trabajado un grupo de arquitectos, artistas, ingenieros, jardineros y demás para hacer, con poco dinero, un campus más vivible”. De hecho, fueron obsequiados con un sobre con semillas “que hemos entregado a los jardineros para crear un bosque europeo”.
“Navarra está en las mejores condiciones para ser una región faro, mostrando por dónde puede ir el futuro de la edificación y el diseño”.
Concurrieron 2.000 proyectos y los cuatro de la universidad fueron finalistas. “Se ve que algo estábamos haciendo bien”. Y ganó el Grado en Diseño: “Es un premio para toda la escuela. De hecho, la Bauhaus original unía arquitectura y diseño, y también para toda la universidad, por la apuesta que ha hecho por la vida creativa. De ahí la creación de un museo de arte contemporáneo, el grado, esa gestión compartida del campus…”. Enlaza ese éxito con una serie de eventos que han tenido lugar en Pamplona recientemente, como la Bienal de Arquitectura Latinoamericana, el Congreso Arquitectura y Sociedad o la Feria Edifica. Foros en los que, según Carlos Naya, se comentó que Navarra, por su tamaño, situación e historia, “está en las mejores condiciones para ser una región faro dentro de Europa, mostrando por dónde puede ir el futuro en la edificación y el diseño”. Y que la capital navarra podría estar llamada a ser “un verdadero laboratorio de ideas y un ejemplo de cómo transformarse para el siglo XXI”.
Hace una breve pausa, cabecea ligeramente y prosigue con su razonamiento: “Lo que pasa es que me he encontrado que vamos por libre, tenemos que ponernos de acuerdo. En la Feria Edifica hubo varias mesas sobre digitalización e industrialización, que sirvieron como punto de encuentro y donde descubrimos que todos pensábamos lo mismo, desde Nasuvinsa, una empresa que está haciendo las cosas muy bien, hasta buenas constructoras como ACR y Erro y Eugui; la Fundación Laboral de la Construcción; que también hace cosas realmente bien; o la escuela. Y coincidimos en que Navarra se puede convertir en un polo de formación en edificación avanzada. Además, la anunciada construcción de un centro de industrialización de la construcción iría en esa dirección. En Navarra debíamos ser conscientes de que ahí tenemos un filón si unimos fuerzas. Por ejemplo, en la UPNA los centros de investigación están haciendo cosas muy interesantes en el tema de las smart cities, nosotros también en el mundo Big Data y tenemos buenas empresas constructoras, aunque tienen que avanzar, digitalizarse e industrializarse. Pero todos tenemos que hablar el mismo lenguaje“.
“¡Ojalá hubiera más arquitectos dedicados a la política o a la dirección de empresas!”.
Hablando de futuro, ¿cómo serán las ciudades dentro de cincuenta años, por poner un plazo en el que no tengamos que recurrir a la ciencia ficción? “Pues seguramente veremos que las ciudades no crecen y que se transforma lo que tenemos. Habrá que aprender a utilizar lo viejo renovándolo, los coches tendrán un papel diferente… Por eso creo que la New Bauhaus acierta al apuntar que podemos tener una visión generalista, no tanto a especialistas ocupados en la investigación científica, porque podemos vislumbrar transformaciones globales”.
Nos dice que, hace un par de semanas, inauguró en Madrid tres másteres de la Universidad de Navarra en Real State, Sostenibilidad y otro habilitante, con 108 alumnos a los que auguró que el futuro es muy bueno para arquitectos y diseñadores “en la medida en que estemos dispuestos a abrir la mente y complementar la arquitectura con una formación en gestión o empresarial”. “¡Ojalá hubiera más arquitectos dedicados a la política o a la dirección de empresas! Quizás en algún momento tendremos que ser capaces de meternos en la industria y transformarla. Ese tema del cambio de los roles profesionales también es interesante”. Sin duda, pero la verdad es que habíamos previsto llegar a esas profundidades más adelante, así que nos sacamos de la manga el as de la biografía.
PROFESORES ILUSTRES
Carlos Naya, que nació en A Coruña, no tenía más relación con la arquitectura que la de su abuelo, constructor. “Me atraía, pero tampoco sé muy bien por qué elegí la carrera. No me he arrepentido en absoluto”. Llegó a Pamplona aconsejado por amigos arquitectos e ingresó en una escuela muy distinta a la actual. “Digamos que más profesional, con grandes profesores como Ignacio Araújo, Fernando Redón o Ramón Urmeneta, y uno que me impactó muchísimo, Javier Carvajal, autor de la Biblioteca del Campus, que me hizo descubrir la arquitectura de verdad”. Desde el principio le interesó “la vida” de la escuela. Mientras terminaba su tesis doctoral bajo la dirección de Mariano González Presencio, en 1996 comenzó como docente en el área de expresión gráfica de la arquitectura. “De ahí viene mi cercanía con el diseño”. El mismo día en que defendió la tesis, fue nombrado director de Estudios (1996-02): “Gestionábamos una escuela de 1.400 alumnos entre tres personas, con dos secretarias y sin ordenadores. ¡Una locura!”. Después ha sido Director del departamento de Teoría, Proyectos y Urbanismo (2015-19) y subdirector de proyectos estratégicos (2019-21).
“En muchas cosas los navarros somos los mejores del mundo, pero tenemos que creérnoslo”.
En 2006, el entonces rector, Ángel Gómez Montoro, le sugirió viajar a Estados Unidos, de modo que el curso siguiente lo pasó en Nueva York, en la Universidad de Columbia. “Fue el mejor año de mi vida, increíble”, evoca con una sonrisa que se extiende a todo su rostro. “No me atrevería a hacer lo que hago ahora si no hubiera ido a Nueva York, si no hubiera estado con gente con la que nunca había soñado estar ni hablar”. Y menos aún hacerse amigo de Kennet Frampton, un profesor mítico, y del gran arquitecto Peter Eisenman. La estancia en la Gran Manzana le dotó de una perspectiva, que le permite afirmar que “en muchas cosas los navarros somos los mejores del mundo, pero tenemos que creérnoslo”. “Patxi Mangado está trayendo gente de Suiza del mundo de la robótica o la industrialización. Son buenísimos y tienen mucho más dinero, pero cuando ven lo que hacemos y tenemos aquí, reconocen que está muy bien”. Obsérvese que no dice sois, sino somos.
ARQUITECTOS ESTRELLA
Su regreso coincidió con el derrumbe del boom del ladrillo. Obviamente, repercutió en la escuela, que tuvo que retirar de su oferta educativa la Arquitectura Técnica al desaparecer la demanda. Sin embargo, este año se han matriculado en 1º del Grado en Arquitectura 91 nuevos alumnos y 67 en 1º del Grado en Diseño, cuando tras la crisis inmobiliaria su número llegó a reducirse a la mitad. “Es que se había llegado a unos niveles… Leí que, en San Pedro del Pinatar, querían hacer un auditorio dos veces más grande que Baluarte. Algo no funcionaba”. Interpretamos que da por enterrada la época de la arquitectura espectáculo y de los arquitectos estrella. Asiente: “Se la llevó por delante la crisis. La responsabilidad era compartida porque la sociedad utilizó a los arquitectos estrella para sus festejos, cualquier ciudad quería un Frank Gehry o un puente de Calatrava. El mundo actual ya no es ese. Pero ojo, ha habido y hay arquitectos que han hecho mucho por el bien de la sociedad y de la arquitectura. Lo importante es esa idea de que los arquitectos somos una pieza más para, entre todos, hacer un mundo mejor“.
¿Cree que la arquitectura ha emprendido ya ese camino? “Sí, va en esa dirección. Sostenibilidad, respeto por el planeta, autoabastecimiento… Pero creo que tiene que tener un papel mucho más social. La idea es reconstruir una sociedad europea y utilizar las ciudades viejas como nuevas… Yo sueño con todo lo que se puede hacer en el II Ensanche, en esos patios, para vivir de otra manera. Igual es eso lo que tenemos que hacer y no tantos Sarrigurens ni Mendillorris, ahí es donde arquitectura y sociedad tienen que ir muy juntas”.
“Decorar no es poner bonito algo, sino que ese algo esté bien pensado, que funcione bien. Si es así, será bello en sí mismo”.
Inicialmente, dedicaba media jornada a la escuela y la otra media trabajaba en el estudio de Juan Miguel Otxotorena, que le antecedió en el cargo. Hasta que, en 2010, decidió dedicarse exclusivamente a la universidad. Le preguntamos si no le dio pena tener que dejar el ejercicio de su profesión y responde que no. “Pero es que tampoco lo he dejado porque estos últimos años, por ejemplo, hemos trabajado mucho en reacondicionar este edificio, que es fantástico pero se hizo en 1978, para conseguir que sea el protagonista de los cambios de la docencia. Eso es lo que debería pasar con la ciudad. Pamplona debería ser la protagonista de los cambios de la sociedad, y es la idea de lo que hemos hecho en el campus: usar los espacios que teníamos para transformar la vida que en ellos transcurre. En ese sentido, sigo trabajando como arquitecto”.
Por aquel entonces, Teresa Sádaba, la directora del Executive Master in Fashion Business Administration, que se imparte en Madrid, le propuso dar clases de Historia del Arte y del Diseño: “De ahí salió la idea de que, como este está metido en esas cosas, por qué no montamos un grado en Diseño. Pienso que todo fue bastante accidental”. Se puso manos a la obra junto a un equipo y lo hicieron tan bien que han sido premiados por la New European Bauhaus.
Conforme avanza la entrevista, vemos que el saber de Carlos Naya tiene algo de enciclopédico. Por ejemplo, ha traducido un libro de Le Corbusier (‘El arte decorativo de hoy’), cuyo mensaje “tiene mucho que ver con el origen del diseño”. “En 1925 dice que el arte decorativo de hoy es no decorado, y también tiene mucho que ver con lo que enseñamos ahora. Porque lo que afirma es que decorar no es poner bonito algo, sino que ese algo esté bien pensado, que su uso sea el adecuado, que funcione bien. Si es así, será bello en sí mismo“. ¿Más? Ha colaborado en un proyecto sobre ¡cuidados paliativos! en la Clínica Universidad de Navarra y se ofrece para colaborar con quien sea para hacer las “cosas maravillosas” que tiene pensadas para Pamplona.