Tiene 37 años y vino de Venezuela “hace dos años, cinco meses y unos cinco o seis días”, recuerda con precisión Alexander Martínez Barrios. Aterrizó directamente en Pamplona con su mujer y su hijo, porque una cuñada suya ya vivía en la capital navarra. “Vine para dar una mejor vida a mi familia”, sentencia. Pero tenía una cosa muy clara: “No quería ser una carga social. Para eso me quedaba en Venezuela. Quería regularizar mi situación cuanto antes y poder trabajar”. Y así, con todos los papeles en regla, contactó con Cruz Roja.
Alexander Martínez: “No quería ser una carga social. Quería regularizar mi situación cuanto antes y poder trabajar”.
Un día le llamaron desde la entidad social para recibir un curso sobre el sector industrial, “de sorpresa y enviado por Dios”. Porque ese era el sector en el que había trabajado en su país de origen, en un “pequeño taller casi manual”. Y gracias a aquella experiencia, empezó su relación con Lizarte, que lleva años colaborando en distintas iniciativas con Cruz Roja: formación a personas del Plan de Empleo de la entidad, charlas a personas en busca de trabajo… “Es un placer abrir la empresa a personas que quieren conocer el sector industrial de la Comunidad foral”, explica Amaya Carro, responsable Recursos Humanos en Lizarte, quien detalla que su empresa “es muy artesanal”. De hecho, “el 2 % trabaja con máquinas y el 98 % con las manos”.
A Martínez le atrapó lo que vio en Lizarte y supo que allí podría desarrollarse como profesional. Así que, tras el curso, con prudencia e ilusión, llamó a Carro y, asesorado por Cruz Roja, le envió su CV. “Y nos encontramos”, sentencia la responsable de RRHH de la compañía, para quien “el currículum lo soporta todo, pero no transmite lo esencial, el interés y la pasión de los aspirantes”. Por eso, “cuando viene gente a la nave, muestra interés y al día siguiente te llama para enviar el currículum, ahí ves lo que necesitas”. Así lo hizo Martínez y, casualidades de la vida, en ese mismo momento Lizarte buscaba a una persona con conocimientos de soldadura, que es su especialidad. Se unieron, por tanto, dos aspectos fundamentales: “un currículum con algo que a ti te interesa y un interés personal en un trabajo, que para mí es fundamental”, asegura Amaya Carro.
María Martínez subraya que, en este tiempo de crisis, “quizás no haya habido tantas ofertas de trabajo, pero las empresas han seguido implicadas”.
Martínez subraya que, “con voluntad, se puede aprender de todo”. Y agradece lo que Cruz Roja ha hecho para ayudarle a conseguir esa anhelada oportunidad: “En Cruz Roja, no te dan los peces, te enseñan a pescar, que es algo que yo siempre he defendido. Quizás te regalen una caña si no la tienes e incluso te indican dónde echarla, pero lo más importante es que te enseñan a pescar”, comenta con un suave y tímido acento venezolano, que eleva y se convierte en sonrisa al hablar de su hijo, de nueve año: “Es navarro, navarro. Tiene incluso el acento de acá”, resalta.
En mayo de 2019, comenzó una historia laboral que continúa, a pesar del bache de la pandemia y el ERTE puntual de la empresa. Este año, “catastrófico” para todos, ha sido todavía más duro para Alexander Martínez, ya que su esposa sufrió un ictus del que todavía se está recuperando en el hospital. Pero la familia va saliendo adelante con “voluntad y fe”. Ahora es “padre, madre, psicólogo…”.
Lizarte lleva años potenciando la economía circular, ya que está especializada en el reciclado y la reconstrucción de piezas de coche, a las que da una segunda vida. Casi, casi, como la segunda oportunidad que le ha dado a Martínez, aunque la responsable de Recursos Humanos subraya que ellos son los afortunados de contar con un trabajador como él, “manitas y que sabe aprender”. Ambas partes se muestran satisfechas de haberse encontrado en el camino.
UNA HISTORIA ENTRE 607
El caso de Martínez Barrios no es el único. En 2019, 607 personas, entre ellas 414 mujeres, consiguieron un empleo gracias al Plan de Empleo de Cruz Roja en Navarra. Además, 2.850 fueron atendidas, 408 empresas colaboraron con el proyecto y se cerraron 649 alianzas con compañías dentro del Reto Social Empresarial. Maite Iriso Velasco, coordinadora territorial del Plan de Empleo de Cruz Roja en la Comunidad foral, facilita unos datos que reflejan la labor incansable realizada desde hace años con las personas desempleadas y en riesgo de exclusión: “Intentamos dar una formación genérica, pero luego buscamos especialidades, donde podemos ver las necesidades de las empresas y las potencialidades de las personas desempleadas”.
Alexander Martínez: “En Cruz Roja, no te dan los peces, te enseñan a pescar”.
El Reto Social Empresarial es un proyecto que se enmarca dentro del Plan de Empleo de Cruz Roja y pretende, “por un lado, mejorar la empleabilidad de las personas que se encuentran más lejanas del mercado laboral y, por otro, acercar a las personas a esas empresas y unir ambas necesidades”, explica su coordinadora en Navarra.
Para conseguir este objetivo, se forjan alianzas empresariales dirigidas a que las personas puedan mejorar su empleabilidad desde la orientación, la formación, la intermediación laboral… “Y podemos decir también que el Reto Social Empresarial permite a las compañías, de una manera muy natural, cumplir con su Responsabilidad Social Corporativa al mismo tiempo”. Seis años han transcurrido ya desde que cobró forma este programa y, durante todo este tiempo, 19.351 empresas se han implicado activamente a nivel nacional, que ha posibilitado el acceso al empleo de 12.656 personas, 8.489 de ellas, mujeres.
Maite Iriso: “Hay muchas formas de aportar, y cualquier empresa puede colaborar con Cruz Roja”.
Este 2020 está siendo el más complicado debido a la pandemia, pero también se abren oportunidades en otros sectores que no habían tocado hasta ahora. María Martínez, técnica de Cooperación-Alianzas Empresariales, destaca orgullosa “la implicación de las empresas que han colaborado en temas de formación, sesiones de orientación, ‘training’ de entrevistas…”. Quizás no haya habido “tantas ofertas de trabajo, pero han seguido implicadas”. Porque “hay muchas formas de aportar, y cualquier empresa puede colaborar con Cruz Roja”, subraya Iriso.
En el caso de Lizarte, conocer a María Martínez fue fundamental para “confiar plenamente en ella y en la colaboración que les estaba ofreciendo”, recuerda Carro. Tras los contactos previos, desde Cruz Roja se organiza una primera entrevista para saber en qué momento se encuentra la compañía “e intentar casar los intereses de ambas partes”, detalla Martínez. A partir de ahí, a una empresa se le puede pedir que haga un mentoring puntual a una persona usuaria, que organice un taller de competencias, que ofrezca píldoras formativas en algunos cursos (de calidad, de prevención de riesgos laborales…): “Incluso autónomos con un solo empleado son bien recibidos, porque nos pueden dar ‘feedback’ de lo que el mercado laboral está demandando”.
Cruz Roja también buscan que las empresas colaboradoras hagan de prescriptoras con otras compañías o profesionales. De modo que cualquier empresa con ganas de ayudar será bien recibida, asegura la coordinadora territorial del Plan de Empleo: “Es tan amplio el programa que tiene cabida cualquier tipo de propuesta. Con voluntad de colaboración y alianza, le encontramos rápidamente el nicho donde colaborar”.