El Departamento de Derechos Sociales, a través del Servicio Navarro de Empleo (SNE), abrió este miércoles el plazo para que personas desempleadas que opten por el emprendimiento pueda acceder a las ayudas de 2.000 a 3.500 euros por nuevas altas en el régimen de Trabajo Autónomo.
Según informó el Gobierno foral, esta línea de apoyo al fomento del empleo está dotada con un presupuesto inicial de 1.650.000 millones de euros, ampliable en otros 750.000 euros. Respecto a 2019 (cuando se contemplaron 1,2 millones inciales), el presupuesto para 2020 parte un 37,5 % más alto.
«El SNE declaró ampliable la partida dado que, desde la reformulación de estas ayudas en 2016, se duplicó el presupuesto invertido y casi triplicado el número de personas beneficiadas», indicó el Ejecutivo. Así, se pasó de 311 empleos apoyados y un millón de euros de inversión en ese ejercicio a concesiones por valor de dos millones de euros cada año y una media de 856 personas beneficiarias (928 en 2018).
A estas subvenciones para nuevas altas, se sumará en las próximas semanas la apertura del plazo de solicitud de ayudas de 300 a 360 euros mensuales para autónomos y autónomos que necesiten conciliar. Esta línea, implantada a finales de 2019, estará dotada con 75.000 euros.
BENEFICIARIOS EN 2019
En la rueda de prensa posterior a la sesión de Gobierno, la consejera de Derechos Sociales, Carmen Maeztu, subrayó que la ayuda del SNE es la única subvención que recibe la práctica totalidad de las personas. “Para casi un 30 % de las personas, la subvención es determinante o un elemento importante para establecerse en el Trabajo Autónomo, especialmente para las mujeres. Los datos revelan la importancia de la ayuda en los primeros momentos de andadura de un negocio”, incidió la consejera.
Cerca del 70 % de las personas que reciben la ayuda se hacen autónomas porque deseo propio.
El año pasado, el SNE las concedió a 819 personas beneficiarias, el 56 % mujeres, con un presupuesto ejecutado de 1.931.000 euros. El 80 % de estas personas desempleadas pertenecía a colectivos con mayores dificultades de acceso al empleo, motivo por el que reciben las cotas más altas de subvención (mujeres, jóvenes menores de 30 años, desempleo de larga duración y mayor de 45 años, perceptoras de Renta Garantizada o discapacidad).
Cerca del 70 % de las personas que reciben la ayuda se hacen autónomas porque quieren y un 30 % porque “no les queda otra opción”, circunstancia que afecta sobre todo a personas sin apenas estudios. Un 33,2 % de personas llevaban más de dos años en paro antes de ponerse como autónomas; y un 50 %, menos de seis meses. En torno al 13 % de las personas beneficiadas de las ayudas crea puestos adicionales de trabajo, según un estudio encargado por el SNE.