sábado, 20 abril 2024

Descubrimos la PCR del periodismo

Entre tanto test positivo y negativo, toca hacer autoanálisis periodístico. Los medios de comunicación están viviendo una situación sin precedentes durante la pandemia. Una fina línea separa la información exhaustiva y puntual de la saturación, el rigor del sensacionalismo, el alarmismo de la prevención. Pedro Lechuga recoge en su nuevo libro estas reflexiones, con el ojo crítico de diecinueve periodistas de otros tantos países. Una mirada autoanalítica y abierta a todos los lectores que deseen ahondar en este momento histórico, cuya cobertura informativa será estudiada en todas las universidades del mundo.


Pamplona - 5 septiembre, 2020 - 06:00

Pedro Lechuga en la presentación de su libro 'Covid 19 Periodistas'. Foto: (Victor Ruiz).

Rusia mostró las imágenes más duras de Italia y España para «asustar» a sus ciudadanos mientras aquí se acusaba a los medios de alarmistas. En nuestro país se ahorraron las imágenes más duras para no herir sensibilidades mientras los médicos pedían que se mostrara la dureza de lo que se vivía en las UCI.

Los periodistas y los medios de comunicación están pasando su gran prueba de fuego con la pandemia. Durante estos meses, están jugado un papel imprescindible al ejercer de notarios de lo que estaba ocurriendo. La necesidad de información puntual, actualizada, rigurosa y científica ha contrastado con las voces que criticaban al periodismo de alarmista y  sensacionalista. La crisis del coronavirus ha marcado un antes y un después en nuestras vidas. 

Pedro Lechuga Mallo, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Pontificia de Salamanca, acaba de publicar ‘Covid-19 periodistas’, cuya presentación tuvo lugar esta semana en el Nuevo Casino Principal de Pamplona, un libro que muestra cómo los medios de comunicación y los gobiernos de 19 países actuaron durante los primeros meses de la pandemia mediante los testimonios directos de 19 periodistas de diferentes puntos del mundo. Diferentes voces que intentan reflejar cómo se comportaron los medios intentando controlar la información, cuál fue el impacto de las redes sociales, la proliferación de los bulos, la importancia de la libertad de prensa, el sensacionalismo presente en algunos medios, y los errores y los aciertos protagonizados por los periodistas durante la pandemia. Para el autor es su primera incursión en el mundo literario. Es además, presidente de la Asociación de Periodistas de León y decano del Colegio Profesional de Periodistas de Castilla y León. El objetivo del libro es generar una autocrítica constructiva, tanto por parte de los periodistas como por parte de la sociedad y de los dirigentes. Un libro dedicado no solo a periodistas sino a todo el que quiera conocer cómo 19 sociedades diferentes afrontaron el reto de la pandemia. 

FALTA DE AGILIDAD PERIODÍSTICA

La idea de este libro surge a partir de la escasez de respiradores en España a principios de abril. El gobierno turco paralizó un avión con alrededor de 150 respiradores que habían comprado varias comunidades autónomas de España a empresas turcas. En ese momento, Pedro Lechuga tuvo la idea de hacer un reportaje con una periodista, un contacto en Turquía, sobre cómo trataban los medios de comunicación turcos este tema con respecto a España. «Cuando estaba preparando el reportaje, pensé que no debía cometer el mismo error que el resto de medios que era el de ofrecer solo una visión local, sino que debía dar una visión global del tema». Pedro seleccionó 19 países, en referencia al propio nombre del Covid-19. Periodistas de los cinco continentes, tanto nativos como de otras nacionalidades que ejercen su labor en países como Alemania, Argentina, Australia, Brasil, China, EEUU, Egipto, España, Francia, Holanda, Inglaterra, Italia, Marruecos, México, Portugal, República Dominicana, Rusia, Turquía y Venezuela.

Pedro ha contado con el prólogo de Javier Martín Domínguez, presidente del Club Internacional de Prensa, y con la reflexión de Elsa González, presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). Coincide con ella en que, al principio de la pandemia, la mayoría de los medios de comunicación de España, salvo algunas excepciones, no estuvieron ágiles a la hora de informar sobre el peligro que ya se estaba viviendo en China e Italia. «Nos creíamos, y no dudamos, de la versión oficial que nos decía que solo se producirían unos pocos contagios y que no iba a ver transmisión local. Ahí no tuvimos reflejos, deberíamos haber acudido a otras fuentes como investigadores chinos, científicos italianos, médicos alemanes, etc. para contrastar».

Después de esas primeras semanas, sin embargo, Lechuga cree que la mayoría de los medios de comunicación de nuestro país han hecho un trabajo «más que aceptable». En estos meses, han tenido que hacer un aprendizaje a marchas forzadas, buscar nuevas fuentes científicas y médicas con las que muchos no contaban. Pero además, de las versiones oficiales, se han contado historias humanas, «y se ha contrastado la información cuando esta ha sido dudosa o contradictoria. Después de ese fallo inicial creo que después se hizo bien»

AUSENCIA DE IMÁGENES DURAS

Pero en este análisis autocrítico hay otro debate referente a si hubiera sido conveniente la utilización de imágenes mucho más dramáticas. Al principio se tachó a los medios de alarmistas y posteriormente, hubo voces que señalaban que se deberían haber emitido imágenes más impactantes para concienciar a la sociedad del peligro al que nos estábamos enfrentando. 

«Este es un debate de hace décadas. Ya lo vivimos con el terrorismo. La sociedad y los medios asimilaban mostrar imágenes de atentados muy duras, imágenes que hoy en día serían muy criticadas, sobre todo en redes sociales. Es muy difícil saber dónde está el límite entre sensacionalismo y mostrar la realidad». Ante esa pregunta, no todos los periodistas entrevistados en este libro piensan igual. Coinciden en señalar en que no hay situación que no deba contarse. Pero sí influye mucho cómo se puede contar. Por ejemplo, en Rusia utilizaron las imágenes más duras de Italia y España «para meter miedo a la sociedad. En nuestro país, en un primer momento nos acusaron de alarmistas, pero es que había que alarmar porque se está viendo a día de hoy, que la gente no está concienciada con el riesgo de la pandemia. Yo creo que sí se deberían haber mostrado imágenes más duras». Y es que el autor del libro reconoce haber escuchado a presidentes de Colegios de Médicos decir que les hubiera gustado que la ciudadanía hubiera visto lo que pasaba en las UCI. «Muchos fotoperiodistas se han quejado de que han tenido problemas para hacer su trabajo. Es triste, pero cuando dentro de cien años se acuda a la hemeroteca, no habrá muchas imágenes de la crudeza que se ha vivido en nuestro país de este hecho histórico». 

En este aspecto, Lechuga recuerda las palabras de uno de sus entrevistados en Francia, Luis Carballo, y que ejerció como periodista de guerra, el cual señala que durante la pandemia se hablaba de «situación de guerra», se utilizaba un lenguaje bélico. «En la guerra hay muertos. Entonces, ¿por qué no se ven muertos? Sin embargo, no nos importa verlos en atentados de otros países o de inmigrantes que llegan en patera… vemos muchas contradicciones y por eso es necesaria esta autocrítica que hacemos en el libro».

¿SATURADOS DE INFORMACIÓN?

Pedro vaticina que la cobertura que están realizando los medios de comunicación durante la pandemia será objeto de estudio en todas las facultades de comunicación del mundo. Asume que en ciertos momentos, ha podido haber una saturación de información pero no por parte de los periodistas, que ejercen su labor, sino que la ciudadanía se ha visto desbordada por muchas versiones contradictorias procedentes de las mismas fuentes. «La propia OMS se ha contradicho: primero dijo que no era necesario el uso de mascarillas, luego que sí. Hoy dicen que debemos acostumbrarnos a vivir sin vacunas, luego anuncia que se esperan varias en pocos meses y que serán muy buenas para la sociedad… Y además, están las redes sociales que en muchas ocasiones han ejercido un papel muy negativo». 

Por contra, Lechuga recuerda que los medios han hecho una muy buena labor explicando las medidas de higiene, se ha mostrado el drama de la gente, y también se ha dado esperanza… 

Y es que la visión y la versión de los hechos, las fuentes, la forma de abordarlo informativamente, ha sido muy diferente de unas sociedades a otras. Por ejemplo, Lechuga describe en sus páginas cómo en Marruecos fue obligatorio el uso de mascarillas desde el primer día y cerraron las mezquitas justo en el mes del Ramadán. «Se antepuso la vida ante la religión. Portugal nos ha dado un ejemplo en todos los sentidos. Antes de que el gobierno confinara el país, la población se autoconfinó en sus casas. En México por ejemplo, los cárteles de la droga han aprovechado esta situación para ganarse a la gente repartiendo víveres por toda la población por donde no llega el estado. Es muy interesante también para el lector conocer cómo es la relación entre Bolsonaro y Trump y la relación de este con los medios. Ahí vemos la diferencia entre las sociedades». 

VETO DE AMAZON

Pedro Lechuga ha tenido que enfrentarse además con otro problema. Amazon vetó que el libro se vendiera en su plataforma argumentando que no cumplía con sus pautas de contenido, ya que según indicaba “en relación a la COVID‐19 quieren que sus clientes sólo tengan acceso a las fuentes oficiales”. Ante esta situación de «censura y de ataque a la libertad de prensa» tanto la Red de Colegios de Periodistas como la Federación de Asociaciones de Periodistas de España denunciaron el hecho y entonces la plataforma de venta digital aceptó publicitar el libro, cosa que el autor no admite hasta que Amazon haga una disculpa pública.

El libro puede adquirirse en la Librería Walden de Pamplona o vía online en www.pedrolechuga.es.

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