Tres proyectos de edificios construidos con espaguetis a escala reducida ganaron el I Concurso Nacional de Estructuras, celebrado en Pamplona. El certamen valoró las mejores maquetas analizando la “competencia de sus estructuras respecto a una carga gravitatoria con el añadido de un movimiento oscilatorio”, tal y como sucede en un evento sísmico real.
El concurso, que se desarrolló en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra el pasado 17 de abril, estuvo organizado por Tetrace, Ingenialma, FSEstructuras, Nabrawind, el Colegio de Graduados en Ingeniería Ramas Industriales e Ingenieros Técnicos Industriales de Navarra (CITI Navarra), la Asociación Navarra de Empresas de Ingeniería, Oficinas Técnicas y Servicios Tecnológicos (ANAIT) y la propia Universidad.
En total participaron 72 concursantes de entre 18 y 30 años, todos ellos estudiantes o recién titulados en estudios técnicos, divididos en grupos. Se presentaron finalmente veintiséis proyectos, en distintas categorías, todas ellas de edificación. El jurado estuvo formado por representantes de las entidades organizadoras y resaltó el “alto nivel de las estructuras presentadas”.
El objetivo del concurso fue que los estudiantes analizaran la competencia de sus estructuras bajo peso y en el contexto de un movimiento oscilatorio, tal y como sucede en un seísmo.
De los cinco premios, el primero y el tercero quedaron desiertos al pertenecer a categorías de Aerogeneradores. Los premios contaron con una dotación económica de 1.200 euros en total.
El objetivo del concurso fue que los estudiantes analizaran la competencia de sus estructuras respecto a una carga gravitatoria con el añadido de un movimiento oscilatorio, tal y como sucede en un evento sísmico real. De hecho, los test que se llevaron a cabo fueron “similares a las pruebas que se realizan en ingeniería sísmica profesional”. Para ello, y sirviéndose de una mesa especial que permite replicar el movimiento oscilatorio para dos estructuras a la vez, los estudiantes testaron distintas fuerzas sísmicas en función de la resistencia que mostraron las estructuras. Para su elaboración, se podía emplear como máximo un kilogramo de espaguetis y silicona caliente. Así mismo, el concurso requería que el edificio contara con una cimentación de 60 centímetros de base y una altura de algo más de un metro.
LOS PREMIOS
El premio a la mejor capacidad estructural, dentro de la categoría ‘Edificio sometido a seísmo (prueba oscilante)’, valoró la mayor carga gravitatoria resistida ante un mismo movimiento oscilatorio (seísmo). El equipo ganador estuvo compuesto por Marieme Obama, María Fernanda Moreno y Sarai Natalia Alegría.
El equipo formado por Ana Etayo, Natalia Carballo y Amelia Menasanch ganó el premio al mejor diseño dentro de la categoría ‘Edificio sometido a seísmo (prueba oscilante)’. Y, por último, hubo un accésit para el mejor diseño de los estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la universidad, en el que se valoró el proceso de diseño y resultado final más original. El equipo ganador estuvo formado por Elvira García y Tomás Hurtado.