La pandemia también ha tenido un impacto negativo en el sector de los dulces. De hecho, el confinamiento y las restricciones conllevaron serias pérdidas para las tiendas de chucherías en 2020. No obstante, en la actualidad las ventas se están recuperando y los propietarios de las tiendas miran con optimismo hacia el cierre de este ejercicio. Según las estimaciones de Produlce, la Asociación Española del Dulce, el año pasado las ventas de caramelos de goma experimentaron un retroceso aproximado del 20 %. Y en el caso de los chicles, la caída fue más drástica, alcanzando un 45 %. En conjunto, el consumo de la categoría disminuyó un 26 %.
Rubén Moreno, secretario general de la asociación, achaca las pérdidas a la reducción de las ventas en el canal impulso, compuesto por kioscos, ultramarinos, gasolineras y pequeñas tiendas de barrio. “Se vieron obligados a permanecer cerrados y están todavía en proceso de recuperación de sus clientes y cifras habituales”, explica. Pero no pierde el optimismo: “Nuestros asociados se muestran esperanzados en que pronto se pueda volver a las cifras previas a la pandemia”. En ese sentido, las tiendas navarras de chucherías consultadas por Navarra Capital coinciden con esta tendencia y aseguran que el Covid-19 ha cambiado los hábitos de consumo de sus clientes.
En marzo del año pasado, unos días antes de que el coronavirus irrumpiera en España, Xabi Mintegi contemplaba con preocupación desde Etxarri Aranatz el incremento de los casos en algunos países. “Tenía la sensación de que iba a llegar”, rememora. Y llegó. Entonces no le quedó otro remedio que cerrar porque su tienda de golosinas, Urtxintxa, no pertenecía a un sector esencial.
Xabi Mintegi (Urtxintxa): “Nos gusta cuidarnos, pero también tomarnos licencias de vez en cuando”.
“Fueron meses duros porque tenía cero ingresos, pero se mantenían los gastos”. Mintegi paga sus pedidos quince días después de la compra, por lo que el confinamiento le pilló con un stock pendiente de pago. “Negocié con los proveedores para pagar cuando se pusiera todo en marcha otra vez”, agradece.
Aunque no ha cuantificado con precisión las pérdidas sufridas en 2020, explica que, después del confinamiento, durante cuatro meses la facturación se situó por debajo de los mismos meses del año anterior. Y confirma la tendencia de recuperación: “A partir de septiembre, volvió a la normalidad”.
Pero sí notó ciertos cambios en el consumo de sus clientes, sobre todo en lo relativo a la venta a granel. “Tomé la decisión de empaquetar todo lo que antes vendía suelto, como las gominolas”, comenta. En esos primeros momentos compraban las pipas, bebidas y bollería, pero “muy poco” los productos a granel. No obstante, este comportamiento de la clientela se ha ido revirtiendo poco a poco. “Ahora ya vendemos más”, puntualiza.
Sandra Berrio (Kikos): “La venta de caramelos sin azúcar ha crecido entre un 25 y un 30 % desde 2019”.
Asimismo, Mintegi no ha notado que la mayor concienciación sobre la salud haya mermado sus ventas. “Nos gusta cuidarnos, pero también tomarnos licencias de vez en cuando”, opina. Una valoración en la que coincide Sandra Berrio, responsable de las tiendas Kikos en Pamplona y Logroño. Pero ella sí ha sido testigo de un creciente interés en los productos menos azucarados. “La venta de caramelos sin azúcar ha crecido entre un 25 y un 30 % desde 2019”, concreta.
Al igual que Mintegi, también ha notado un mayor interés por los productos empaquetados y se muestra optimista ante el cierre de este 2021. “Va a ser muchísimo mejor que el anterior, pero todavía no hemos llegado a los niveles previos a la pandemia”, subraya. “Eso va poco a poco”.
LA REINVENCIÓN
Marta Molero atiende a los clientes en el mostrador de Chilikis, una nueva tienda de golosinas, con solo tres meses de vida, que ocupa el antiguo local de la heladería Nalia en el paseo de Sarasate. Procedente de Venezuela, llegó a Pamplona hace un año junto a su marido y con la intención de invertir en hostelería. Pero en plena pandemia resultó imposible. Como tuvieron que vivir varios meses sin ingresos, sus ahorros se vieron mermados y tuvieron que decantarse por otro sector. Desde entonces, han abierto tres tiendas en Navarra: una en Barañáin, otra en la pamplonesa calle de Calderería y la del paseo de Sarasate.
Marta Molero (Chilikis): “Llegamos a Pamplona desde Venezuela con la intención de invertir en hostelería, pero con la pandemia nuestros ahorros se vieron mermados y tuvimos que reinventarnos”.
Aunque no tiene información sobre cómo funcionaban las ventas de chucherías antes de la pandemia, asegura que, por el momento, a su negocio le va “muy bien”. Tanto que, en el tiempo que llevan en España, ya han conseguido ser rentables. “Y creo que esto tiene que mejorar”, añade con optimismo.
Por eso, espera que poco a poco se vaya sumando más clientela. “La gente tiene que ir conociéndonos”, valora mientras incide en que en su establecimiento, además de dulces españoles, se pueden encontrar golosinas de otros países. Como en las otras tiendas consultadas, confirma el interés por los productos sin azúcar. “Me preguntan mucho”, apostilla. Y, para satisfacer otra de las demandas, entre su oferta hay gominolas veganas.
Pero, a pesar de que las perspectivas para el canal impulso son buenas, en los últimos meses varias tiendas de Pamplona han echado la persiana coincidiendo con la pandemia. En concreto, Fini Golosinas cerró sus puertas a finales de 2020 tras cuatro años llevando los dulces a los paseantes de la calle de Mercaderes. Y, de vuelta al paseo de Sarasate, la conocida Dulce Alivio también se despidió de sus clientes en 2020, aunque sigue ofreciendo sus golosinas en Sancho el Mayor y en Yamaguchi.
Rubén Moreno (Produlce): “La distribución organizada ha ido ampliando su oferta de productos tradicionalmente más presentes en este canal impulso y, así, ha conquistado parte de su cuota de mercado”.
Desde Produlce, Moreno sostiene que muchos de los cierres que se materializan dentro de este segmento de actividad se deben a la falta de relevo generacional. “Desde hace años, algunos sectores se enfrentan a esta problemática. Lo podemos ver en nuestros barrios. Desde bares hasta pequeños comercios especializados”, ejemplifica. Y la crisis sanitaria “ha acelerado el cierre por jubilación de algunos de estos establecimientos”.
Por otra parte, el secretario general de la asociación considera que “la distribución organizada ha ido ampliando su oferta de productos tradicionalmente más presentes en este canal impulso y, así, ha conquistado parte de su cuota de mercado”. No obstante, incide en que este canal aún es vital para el sector y, además, “España es uno de los países europeos donde mayor grado de desarrollo tiene”.
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