La irrupción de nuevos sistemas de movilidad generados por la extensión de las nuevas tecnologías que facilitan su uso así como una mayor sensibilidad ante los temas medioambientales ha situado a la industria de la automoción en el disparadero. Además, el tono del debate coincide en señalar al coche como una especie de «presunto culpable» de muchos de los males que nos afligen de tal forma que en muchos foros solo se destacan sus aspectos más negativos con el objeto de limitar e, incluso, erradicar su presencia.
En ese contexto, lamentablemente, la discusión se ha avivado a través de iniciativas y declaraciones públicas que, en muchos casos, pese a suponer «globos sonda» que, posteriormente han sido desmentidos por sus propios autores, han ayudado a colocar en el centro de la diana al diésel y, por elevación, a todos los vehículos de combustión. 
Que la industria de la automoción afronta el proceso de transformación más importante de su historia es un hecho incuestionable, pero ¿sabemos exactamente qué aporta esta industria y qué podemos estar poniendo en juego por no afrontar ese cambio de forma «ordenada, justa y rentable desde un punto de vista social y económico», tal y como demandan sus empresarios?
ESPAÑA Y, TAMBIÉN, NAVARRA
Porque la realidad es que el sector del automóvil constituye un auténtico «motor» de la economía española y, para confirmarlo, sólo hace falta repasar algunas de las «grandes cifras» que aporta en cuanto a empleo y desarrollo para nuestro país. Así, tal y como refleja el siguiente gráfico, hablamos de una actividad que emplea al 9% del total de la población activa de España, es decir, cerca de tres millones de personas, entre puestos de trabajo directos e indirectos.
Aporta, asimismo, el 11% del Producto Interior Bruto de nuestro país de tal forma que, en el momento presente, ocupa la segunda posición entre los productores de vehículos de toda Europa -y el séptimo a nivel mundial- con un total de 2.291.000 unidades fabricadas solo en 2017. Un 84% de esos coches, además, no se quedan aquí sino que se venden en el exterior lo que representa una importante fuente de ingresos que, vía impuestos, repercuten en el mantenimiento de nuestro sistema de protección social.
En todos estos «grandes números» Navarra también está presente. Sirva como muestra que la industria del automóvil, formada por 112 empresas cuyo volumen de negocio asciende a 5,1 billones de euros, emplea a 12.000 personas, lo que supone el 4,3% de toda la mano de obra de la Comunidad foral. Además, con unas ventas exteriores por un valor aproximado de 3,7 billones de euros en 2016, concentró el 45% de nuestras exportaciones realizadas en dicho ejercicio, según datos del Gobierno de Navarra.
La eliminación de los vehículos de combustión para 2040 «es excesivo en sus objetivos y acelerado en sus plazos», según la patronal de la Automoción.
De ahí que el anuncio de prohibir la venta de vehículos de combustión para el año 2040 planteado desde la Administración central «está provocando un clima negativo que ya ha tenido sus primeras consecuencias», advierten desde la patronal del sector formada por las asociaciones Anfac, Sernauto, Ganvam, Faconauto y Aniacam. A tal fin, explican que, desde el anuncio de esta medida, las ventas han caído en un 22,4% al tiempo que afirman que un plan como el planteado «excesivo en sus objetivos y acelerado en sus plazos», opinan, podría suponer una caída en el empleo generado por la industria de entre un 11 y un 18% o, lo que es lo mismo, afectaría directamente a medio millón de ocupados.
PROPUESTAS DESDE LA INDUSTRIA
«La automoción española está plenamente comprometida con la descarbonización del transporte y la movilidad con cero y bajas emisiones» continúan estos responsables quienes demandan «que no se ataque a ninguna tecnología ni se genere una incertidumbre innecesaria en la ciudadanía». En ese sentido, desde la patronal, aportan al debate algunas soluciones como la planteada desde Alemania donde se aprobó a finales de 2017 un plan dotado con 1.000 millones de euros destinados a apoyar la compra de vehículos alternativos». Algo similar se ha planteado en Reino Unido con otro proyecto dotado con 1.500 millones de libras para la extensión de infraestructuras de recarga. 
Mientras Alemania ha previsto 1.000 M€ para apoyar la compra de vehículos alternativos, España ha dedicado a estas ayudas 74,5 millones en el último lustro.
Frente a esas cifras, en nuestro país, con uno de los parques automovilísticos más envejecidos del continente, sólo se han dedicado a este tipo de ayudas 74,5 millones de euros en el último lustro. Esto explica que en la actualidad sólo un 1% del total de coches que ruedan por nuestras calles y carreteras sea eléctrico cuando el objetivo marcado por el Ejecutivo para 2040 es que ese porcentaje se eleve al 100%.
Precisamente, representantes del Gobierno trasladaron al sector en el encuentro que mantuvieron -y que se espera que tenga continuación el próximo año- su intención de aumentar la inversión pública al respecto. Mientras se produce ese acercamiento de posturas, desde la patronal del motor insisten en su propósito de promover un debate «con prudencia, donde se conozcan y se valoren todos los datos para que se genere un marco de actuación que permita a esta industria mantener su competitividad así como su capacidad de innovación de la que son ejemplo para el resto del mundo«, concluyeron.
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