Este año, Future Food Tech, uno de los principales foros internacionales para debatir sobre tendencias, startups e inversiones en el ámbito alimentario, presentó dos notas distintivas con respecto a otras ediciones. La primera, una presencia abrumadora de compañías e inversores de origen norteamericano. La otra, la pandemia del Covid-19, que obligó a los más de 800 expertos de 54 países que respondieron a esta convocatoria a seguirla de forma telemática.
Entre todos ellos estuvo una delegación del Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA), que por quinto año consecutivo fue testigo de una cita en constante crecimiento desde su primera edición, cuando apenas logró reunir a 150 participantes. En concreto, es la directora de Marketing e Innovación de CNTA, Estefanía Erro, la que ha seguido ese proceso de crecimiento. Así que en la siguiente conversación con NavarraCapital.es, desvela los principales análisis y conclusiones que se pusieron sobre la mesa, además del proceso de maduración que siguen las investigaciones en investigación y desarrollo alimentarias. En este caso, los debates se concentraron principalmente en tres aspectos: el impulso a la sostenibilidad, la accesibilidad en cuanto a facilitar la disponibilidad de producto a un precio ajustado y la salud. Este último, por cierto, más prioritario que nunca tras la irrupción del Covid-19.
¿Qué resumen personal hace de Future Food Tech 2020?
Sobre todo que las líneas de investigación, las necesidades de capital y los análisis de futuro afrontan un importante momento de maduración en algunos temas que vienen siendo tendencia desde hace cuatro años. Ahora que se ha naturalizado la búsqueda de nuevas fuentes de proteínas por el crecimiento de la población, una de las mayores demandas, presente en los debates, fue que sigue habiendo hueco para el desarrollo de nuevas soluciones de origen vegetal y se pide que se avance en que sean más saludables y más accesibles para el consumidor. Ahí está, por ejemplo, la estrategia europea de la granja a la mesa y la apuesta por la proteína vegetal.
“El Covid-19 ha hecho que nos preocupemos mucho de la salud y nos ha llevado a hablar mucho del sistema inmunológico, de cómo reforzarlo y de su relación con la alimentación”.
También destacaría el importante refuerzo destinado a investigación y las inversiones dedicadas al desarrollo de proteínas creadas en laboratorio para obtener carne sin criar y sacrificar animales para ello. Y, como más novedoso, el reto de conseguir pescado y marisco por esta misma vía. O las numerosas investigaciones centradas en cómo introducir en nuestra dieta nuevas variedades de plantas o fuentes de proteína como, por ejemplo, a partir de hongos y algas. De hecho, tuvimos el caso de una startup norteamericana, Atlas, capaz de crear bacon a partir de micelio (filamentos de hongos) y que buscaba alianzas para escalar sus soluciones.
¿Cómo ha afectado el coronavirus a todos esos debates y análisis?
Aquí la respuesta que se planteó en el encuentro fue prácticamente unánime. El Covid-19 ha hecho que nos preocupemos mucho de la salud y ello ha llevado a hablar mucho del sistema inmunológico, de cómo reforzarlo y de su relación con la alimentación.
Al mismo tiempo, la pandemia ha actuado como un acelerador de todo lo que tenía que ver con agilizar la llegada al consumidor o hacerlo por diferentes vías. Así, aspectos que asomaban y mirábamos con curiosidad de repente se han convertido en nuevas realidades. Han dejado de ser algo simplemente anecdótico para transformarse en improvisados salvavidas que muchas empresas han utilizado para mantener su actividad. En ese sentido, la adopción de algunas tecnologías (delivery, directo al consumidor -D2C-, dark kitchens…) se ha adelantado cuatro o cinco años.
Ante ese contexto, ¿cuáles pueden ser los principales retos de futuro?
Siempre desde una perspectiva científica y tecnológica, se plantearon propuestas encaminadas a lograr sistemas de alimentación más resilientes, que puedan reaccionar mejor a situaciones como la que vivimos ahora. También se habló mucho de salud y sostenibilidad. No obstante, la presencia de ambos vectores en nuevos productos se vinculó con la accesibilidad. Es decir, se condicionó el próximo desarrollo de futuros elaborados saludables y sostenibles a que haya capacidad para obtenerlos y, sobre todo, a que los consumidores puedan encontrarlos fácilmente y poder pagarlos sin que ello suponga un sobrecoste adicional.
LA ‘RESURRECIÓN’ DE LA ALIMENTACIÓN FUNCIONAL
¿Y qué características debería tener ese nuevo tipo de alimentos?
Vistos los efectos provocados por el coronavirus, una de las ideas fuerza sobre la que giró Future Food Tech fue cómo conseguir que la alimentación pueda reforzar nuestro sistema inmunitario. De este modo, si en 2019 se anunció la “muerte” de los alimentos funcionales por ser percibidos como “poco naturales”, en esta ocasión se habló de ellos hasta la saciedad.
“No se puede transformar el sistema alimentario si no conseguimos que los nuevos productos sean asequibles y accesibles para la mayoría de la población”.
Incluso se llegó a plantear la posibilidad de potenciar otro tipo de cultivos al margen de los tradicionales o de explorar el potencial de la naturaleza a nivel molecular para lograr nuevos ingredientes de mayor valor funcional. Todo para lograr un tipo de nutrición más personalizada. Esto requeriría la implementación de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial y Big Data, así como las tecnologías ómicas, entre otras. Queda un largo recorrido para conocer el impacto real de los nutrientes en cada persona, pero el camino está iniciado y cada vez se realiza más investigación al respecto. A través de varias statups, ya podemos encontrar ingredientes y productos desarrollados de esta manera. No obstante, para los próximos años el reto seguirá siendo conseguir las evidencias de su impacto positivo en la salud, así como el conocimiento de ello y la consecuente adopción por parte del consumidor. Digamos que es un camino y una tendencia que está iniciándose y veremos grandes avances a medio y largo plazo.
LA ACCESIBILIDAD Y LA SOSTENIBILIDAD ENTRAN EN JUEGO
Por tanto, ¿con qué se queda de todo lo tratado en Future Food Tech?
Sobre todo, con el concepto de accesibilidad para que la sostenbilidad del sistema alimentario pueda ser una realidad. Accesibilidad, entendida como poder comprar los nuevos alimentos. Encontrarlos en el mercado y poder pagarlos porque tienen un precio asequible. Esta idea ha estado más presente que nunca debido a la importancia que tiene el factor precio en el desarrollo, la elaboración y el consumo de alimentos. De ahí que uno de los mensajes de la edición de este año fue que no se puede transformar el sistema alimentario si no conseguimos que los nuevos productos sean asequibles y accesibles para la mayoría de la población.
Por otro lado, hubo más startups consolidadas que en otras ocasiones. De ellas, la gran mayoría abogaron por colaborar con las corporaciones para conseguir que la transformación del sistema alimentario pueda ser una realidad. Es preciso hacer que la innovación consiga escalar (producción, logística, garantía de seguridad alimentaria, comercialización, etc.) para ser accesible para todos los ciudadanos.