Asier Estevan comenzó a escalar cuando tenía 22 años. Por aquel entonces, este deporte no había experimentado el ‘boom’ que desde ahora le acompaña, y los equipos para practicarlo eran más rudimentarios. “Éramos pocas personas y no había prácticamente ningún elemento para calentar. Con el tiempo empezaron a salir algunas gomas, maderas… Yo decía a mis amigos, entonces en broma, que se podía crear un aparato con un listón y unas resistencias en forma de muelles para trabajar las falanges de los dedos”, rememora para Capital Sport este doctor en Matemáticas y profesor de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).
“Tiene un tamaño similar a un teléfono móvil y dispone de un juego de regletas que el escalador puede elegir, según lo que le convenga en cada momento”.
Esa idea fue la que tiempo después le llevaría a diseñar el primer dispositivo de pequeño formato para calentar, ejercitar y rehabilitar los dedos de las manos, que son claves en la escalada. El prototipo inicial estaba hecho madera y, más tarde, fabricó otro que integraba el metal: “Tiene un tamaño similar a un teléfono móvil y dispone de un juego de regletas que el escalador puede elegir, según lo que le convenga en cada momento”.
El aparato se compone de una base a la que se ajusta un listón de madera. El tamaño de los listones varía entre los seis y los veinte milímetros de grosor y se pueden hacer con distintas texturas y formas. “Para regular la fuerza, el dispositivo tiene unos muelles. Apliqué la ley de Hooke, de modo que el ejercicio consiste en hacer un gesto con los dedos de semiarqueo, arqueo y extensión”, detalla este guipuzcoano de 37 años.
El punto de inflexión para seguir con el proyecto, al que bautizó con el nombre de Climbing GoGor y que fue galardonado en los últimos Premios InÍciate de CEIN, se produjo cuando presentó el prototipo a Andoni Ormazabal, reputado fisioterapeuta y especializado en escalada: “Le pareció una idea buenísima. Es más, me pidió varios para usarlos en su consulta y para llevarlos a competiciones con el fin de que sus deportistas pudiesen curarse más rápido de sus lesiones. Eso me motivó para patentarlo y dar más empaque a la idea, ya que en su día fue el primer fisioterapeuta centrado en lesiones de escalada y es toda una eminencia en la materia”.
LA EVOLUCIÓN DEL DISPOSITIVO
“A veces, la gente piensa que la escalada es un deporte que se hace en la naturaleza con un día esplendido de sol, pero la verdad es bastante lejana a esta idea”, indica Estevan. Esta disciplina, en su faceta más profesional o más estricta, se practica más con frío porque la roca tiene así más adherencia. “Es importante calentar bien y dar movilidad a los dedos. Si no, hay más probabilidades de lesión. Así que el dispositivo también está pensado para esas situaciones. Te lo puedes meter en el bolsillo, ejercitar las falanges y meterte a la vía ya caliente”. De hecho, muchos escaladores lo emplean antes de comenzar un ascenso.
“El dispositivo viene muy bien para recuperar las lesiones. A diferencia de lo que se suele pensar, lo propicio para mejorar es ejercitar el tendón”
Las lesiones de escalada afectan sobre todo a los dedos y, en concreto, a las falanges y poleas, unos pequeños anillos que juntan el tendón del dedo al hueso. “Una fractura o lesión en la polea es muy habitual. Y a Andoni (el fisioterapeuta con el que colabora) le gustó precisamente este aparato porque viene muy bien para recuperar estas lesiones. A diferencia de lo que se suele pensar, lo propicio para mejorar es ejercitar el tendón. Para que cure, es importante que tenga un buen riego sanguíneo, así que este dispositivo viene muy bien. Ejercitas la zona y bombeas sangre con la resistencia que quieras”, describe.
Estevan estudió Matemáticas en la Universidad del País Vasco (UPV) y se sacó el doctorado en la Universidad Pública de Navarra de Navarra (UPNA) con el fin de dedicarse a la investigación. Ahora compagina la docencia con el desarrollo del dispositivo.
Climbing GoGor fue unas de las iniciativas galardonadas en los Premios InÍciate 2022 de CEIN
También está dando forma a una versión electrónica que, aparte de ejercitar las manos también permitirá llevar un registro de los datos en una aplicación móvil (estos se compartirán por Bluetooth). Por ejemplo, se podrán ver las condiciones de la roca, cuantificar de manera objetiva la adherencia, comprobar el tacto del escalador en esta superficie o medir la fuerza de sus dedos en cada intento: “Estas variables ya se emplean en otros deportes como la natación, en la que se mide la temperatura del agua; en carreras; o en el ciclismo, donde se estudia el viento. Hasta ahora, en la escalada no existía nada similar. La idea del formato digital es contar con un instrumento muy preciso y que cumpla todas las garantías”.
De esta forma, cada usuario tendrá un historial con todos los datos que vaya recopilando y podrá compartirlos con otras personas para hacer una comparativa. “Estamos estudiando junto a una empresa de Irurtzun si los fabricaremos en impresión 3D o con un molde. Además, para visibilizar el proyecto hicimos una web. El fin es captar el interés de la gente y ver la viabilidad”, concluye.
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