En el colegio, veía un mapa y lo analizaba. Contemplaba con curiosidad el tamaño de los países, la distancia entre unos y otros, los ríos que transcurrían por ellos… «¿Cómo será Vietnam? ¿Y Brasil? ¿Y Suiza?», se preguntaba absorto en los planos. Ignacio Juárez, fundador de la agencia de viajes Pájaro Trips, pronto resolvió esas dudas y recorrió muchos de aquellos lugares que tanto captaban su atención. Y fue, precisamente, gracias a su gran afición: el béisbol.
«Mi hermano mayor me enseñó a jugar. Empecé en el Club Deportivo Arga de Burlada y, durante unos años, fui miembro de la selección navarra y española», relata a Navarra Capital. Subido a un autobús, de partido en partido, visitó lugares como Japón o Alemania con apenas 14 años: «Estábamos siempre de aquí para allá. No éramos muy buenos, a veces perdíamos 30-0, pero no importaba. Yo me quedaba con la experiencia del viaje». Gracias a aquellas aventuras, más tarde entendió que podía convertir su hobby en un trabajo.
Sin tener todavía un horizonte claro, se decantó por estudiar una Formación Profesional (FP) de Artes Gráficas en Salesianos y, durante un tiempo, trabajó como operario en una empresa de metalurgia. Pero realizó un viaje que lo cambió todo. Junto a su «cuadrilla», se subió a un avión rumbo a Islandia. «Todos saben cómo es Estados Unidos o México. Pero, ¿Islandia? Es un país en medio de la nada y no a muchos les pica la curiosidad», expresa mientras rememora su primera visita a la isla.
PURA BELLEZA
El paisaje estaba completamente sepultado por un manto de nieve. Un día, aquel blanco intenso contrastó con el cielo. Y entonces vio por primera vez una aurora boreal. Verde, azul, morado, rojo… De pronto, una extraordinaria lámina de colores tintó la noche. «Cuando me preguntan por las auroras boreales, pienso que describirlas es injusto porque soy incapaz de transmitir exactamente lo que son y cómo se viven», apunta emocionado. Aquel viaje cambió su vida. Y así, Ignacio se lanzó a fundar su propia empresa.
«Es un viaje muy inspirador. Hay personas que se atreven a emprender, mudarse de país… Islandia te abre los ojos»
«Islandia no está preparada para mochilear. No hay trenes ni autobuses. A mí me gustaba organizar eventos y quería intentar crear algo. Se me ocurrió montar una especie de agencia de viajes», explica orgulloso de su decisión. Se puso manos a la obra y creó Pájaro Trips hace ya cinco años. «Al principio se llamaba Pájaro Films. Grababa a los viajeros con un dron y les vendía su viaje, pero después modifiqué el modelo de negocio», añade.
A sus 44 años, se define como «becario de sí mismo» y «autodidacta». Dos conceptos que, sin duda, le han guiado a la felicidad. «Investigué sobre el país, creé mi propia web, diseñé el logo… En dos meses, ya tenía los primeros clientes», subraya. Aunque durante el primer año apenas obtenía beneficios económicos, más tarde el proyecto despegó con fuerza. «La gente se marcha de allí con el corazón lleno. Es un viaje muy inspirador, hay personas que de repente se atreven a dejar el trabajo, emprender, mudarse de país, comprarse una casa… Islandia te abre los ojos», incide con cierto tono de «enamorado».
GUÍA Y PSICÓLOGO
Cuando la firma despegó, David Molinero se unió al proyecto. Al hablar sobre su amigo, Ignacio dibuja una tierna sonrisa: «Somos más psicólogos que guías». Así, explica que lo más complicado no es organizar rutas o desarrollar actividades, sino conseguir que un grupo de ocho personas desconocidas «encajen bien» entre sí. «Normalmente vienen viajeros solteros, con ganas de hacer turismo activo y conocer gente. Solemos hablar, por ejemplo, de emprendimiento. El fin es motivarles e inspirarles», declara tras mencionar que la edad de los usuarios oscila desde los 30 a los 50 años.
«Nuestro objetivo es tener un cliente y que se convierta en amigo», agrega acto seguido mientras resalta que la «introspección» está muy presente en cada uno de los viajes, que rondan los catorce al año y ahora también incluyen a Nepal. «A veces, les tapamos los ojos y les llevamos a un barranco. Contamos hasta tres y dejamos que miren. Con las vistas, muchos se ponen a llorar o a gritar por los sentimientos que les provoca el paisaje», sostiene. Así, Ignacio les invita a reflexionar. Muchas veces incluso sugiere sentarse en una roca y, en silencio, escuchar el crujido del hielo.
INSPIRARSE ENTRE TERMAS Y CATARATAS
Además de organizar rutas, Pájaro Trips gestiona los vuelos y el alojamiento. «Parten todos desde un mismo punto y en un mismo avión. Antes nos alojábamos en granjas o cabañas, pero recientemente logré reabrir un hotel de la zona», manifiesta satisfecho. Tras convencer al propietario de dar una segunda oportunidad al establecimiento, este «funciona de maravilla». Bajo el nombre Hotel Mengi Countryside, cuenta con diez habitaciones y se ubica en el afamado Círculo Dorado. Termas, cataratas, un extraordinario cráter…
«Pájaro Trips es como un hijo que ya ha crecido», puntualiza Ignacio. Por eso, ahora está también centrado en otros proyectos vinculados al ámbito audiovisual. En la pandemia, protagonizó y produjo el documental Islandia: el refugio perfecto, que se proyectó en numerosos cines de España. Próximamente, grabará un programa de televisión con el que se encuentra «entusiasmado».
Mientras enumera las iniciativas en las que se ha embarcado recientemente, menciona que, el pasado octubre, el grupo musical Viva Suecia apostó por Pájaro Trips para dar forma a algunas de sus canciones: «Durante una semana fuimos con la guitarra por todas partes, buscando rincones de Islandia para que se inspirasen. Yo les enseñé la isla, y ellos me enseñaron cómo componen su música. Le preguntes a quien le preguntes, una cosa está clara: venir a Islandia te cambia la vida».