Rubén Moreno contacta con Capital Sport en cuanto recibe una llamada de la organización de los premios de Reconocimiento al Trabajo Autónomo 2022. Está muy ilusionado. Le acaban de comunicar que su proyecto empresarial, Centro de masajes Rubén Moreno, está preseleccionado para uno de los galardones. Casualmente, días antes había abierto las puertas de su centro a este medio para una entrevista. Y, por eso, quiere transmitir esta noticia.
Moreno, que ya ganó este certamen en 2018, trasladó su negocio a la calle Tajonar hace un año. Y en la actualidad, está terminando de dar forma a este nuevo espacio en el que, además de contar con más amplitud, ha incorporado su propia firma de productos y tratamientos: “La primera vez que me presenté a los premios fue porque vi un anuncio y pensé que no perdía nada por intentarlo. Recibí el reconocimiento a la mejor experiencia empresarial de persona con discapacidad. Y fue una gran sorpresa porque no me lo esperaba, había empezado mi aventura como empresario en 2017 y el premio me resultó muy satisfactorio”. Este curso se ha presentado a la misma categoría.
Arturo Domínguez (deportista): “Rubén tiene una gran capacidad para dar siempre una vuelta de tuerca a lo que hace e ir un paso más allá. Su implicación y tenacidad son increíbles”.
Mientras atendía a este medio, el también fisioterapeuta trabajaba en la puesta a punto de Arturo Domínguez, un exfondista y ciclista que se estaba preparando para competir en la Quebrantahuesos. Una carrera a la que Moreno iba a acompañarle, pero que finalmente fue aplazada por las altísimas temperaturas. “Siempre que puedo, acompaño a los deportistas. Para mí es muy importante trabajar también en carrera porque ves si hay fallos, cómo está el deportista y de dónde vienen las lesiones… Así tengo una referencia para trabajar con mayor exactitud”, destaca el también finalista del premio Cepyme en la categoría de Pyme o Empresario Autónomo por la Inclusión Laboral de Personas con Discapacidad (2019).
Domínguez se ha convertido en amigo personal de Moreno. Es fiel a sus manos, ya que le mejoró una importante lesión en el pie que lo mantenía apartado del deporte de competición. De hecho, mientras recibía el tratamiento, quiso destacar la perseverancia y el buen hacer de este profesional. “Tiene una gran capacidad para dar siempre una vuelta de tuerca a lo que hace e ir un paso más allá. Su implicación y tenacidad son increíbles. Mi experiencia con su trabajo es muy buena, siempre está dispuesto a ayudar. Cuando estaba apartado del deporte, me llamó y me animó a venir a trabajar con él. Gracias a su entrega, he vuelto a competir”, ensalza. Durante la conversación, Moreno apuntó que, sobre todo en los últimos años, ha notado cómo los deportistas aficionados son más conscientes de la importancia de contar con la ayuda de un especialista de forma asidua.
“No tenía trabajo y me encontraba muchas trabas para conseguir acceder a uno. Pensé que, con esa formación, quizá me abriría alguna puerta”.
La valentía, la perseverancia por cumplir su sueño y la inquietud por mejorar son algunos de los valores que mejor reflejan su actitud ante los retos que le ha presentado la vida. Siempre ha buscado la forma de crecer. Con esa premisa y con el objetivo de ser independiente, en 2013 empezó a formarse como técnico en quiromasaje y fisioterapia. Antes había estudiado para celador, pero necesitaba presentarse a unas oposiciones y, por aquel entonces, no se convocaban: “No tenía trabajo y me encontraba muchas trabas para conseguir acceder a uno. Pensé que, con esa formación, quizá me abriría alguna puerta”.
Complementó sus estudios con una especialización en masaje deportivo. Es un gran seguidor del deporte, de ahí que incluso hiciera unas prácticas en el equipo de fútbol de la Mutilvera, donde llegó para unos meses y terminó quedándose tres años.
“Al mismo tiempo, comencé a dar masajes en una sala de mi casa. Cada vez tenía más clientes y uno de ellos me animó a abrir mi propio espacio. Era 2017 cuando me lancé con el Centro de Masajes Rubén Moreno. Me encanta mi trabajo, donde combino diferentes terapias manuales complementarias con el masaje deportivo. Ahora he incorporado a mi centro una máquina recuperadora de frío y estoy probando con la presoterapia”, detalla. Pero no solo trata a deportistas, sino que sus servicios están enfocados para todo tipo de personas. Dispone de una amplia cartera de clientes, que incluye también a modelos.
Cuando llegó la pandemia, la situación de su negocio se complicó, pero buscó una nuevo enfoque para seguir adelante. “Quise cambiar la perspectiva de mi empresa con nuevos estilos de masaje, productos y un nuevo espacio. Descubrí los tratamientos corporales con bambú y con caracolas, me parecieron muy interesantes y sobre todo novedosos. En Pamplona no existe otro sitio donde utilicen las caracolas marinas para esta aplicación, así que decidí incorporarlas y probar. También hago chocolaterapia o masajes faciales con diferentes elementos beneficiosos para la piel, como el oro”, concretó.
Además, se aventuró a lanzar su propia gama de cremas y productos naturales enfocados al bienestar físico, entre los que destaca un tratamiento de tres fases hecho a base de cerezas, que ayuda a los deportistas a mejorar la circulación: “El verano pasado saqué una edición especial de un gel antiinflamatorio con un guiño sanferminero. El bote llevaba dibujado un triangulo en forma de pañuelo”.
De cara al futuro, su próximo reto es seguir creciendo para, en algún momento, poder contratar a otras personas con discapacidad. “También me gustaría colaborar en la formación de este colectivo mediante posibles acuerdos con escuelas afines a su sector”, remató.
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