Una información de Yosune Villanueva Lucea para Navarra Capital
El mundo es global, en él se mueven empresas de diversos tipos y todas son necesarias. Pero la realidad es que los pequeños fabricantes de artesaría del Perú, o los agricultores de café o té en África lo tienen complicado para sacar sus productos y poder competir con ellos en los mercados internacionales. Habitualmente, los venden a intermediarios, y son estos últimos quienes suelen sacar mayor beneficio de la transacción. Sin embargo, surgió hace más de 60 años la idea del Comercio Justo, una forma de trabajar a nivel internacional para aliviar la pobreza, para favorecer el desarrollo sostenible y para crear oportunidades en aquellos productores que se encuentran en desventaja económica y marginados por el sistema de comercio convencional.
En el comercio convencional, los productores, ya sean cafeteros, agricultores pequeños, manufactureros artesanales, etc, entregan sus productos a las comercializadoras y no tienen más beneficio que el dinero que reciben en el momento de la compra. En cambio, en el comercio justo, además de asistencia técnica e incluso capacitación, reciben una prima por el número de ventas. Nos cuenta su experiencia el Padre Roberto Daniel Rodríguez, párroco en Guayaquil, Ecuador, donde también trabajó de misiones en las zonas de campo: “El campo de allí no es como el de los pueblos de aquí, sino campo del duro y solitario. Recuerdo unas familias que cultivaban papayas y los comerciales intermediarios les pagaban un dólar por ramal, cuando después solo el jugo (zumo) de esa misma fruta se vende a un dólar y medio… Yo les decía que estaban tirando por tierra su trabajo al venderlo tan barato, pero la realidad era que no tenían más remedio que vender así, pues ellos no tenían forma de transportar esa fruta para venderla mejor, ni carro, ni dinero para transporte público, ni ninguna otra opción”. Situaciones como esta se repiten a diario en el mundo entero, por eso surgió el Comercio Justo, para intentar paliar estas situaciones y llegar a un mercado más equitativo.
PRINCIPIOS BÁSICOS
El Comercio Justo se basa en 10 criterios consensuados internacionalmente referidos al respeto de los Derechos Humanos y laborales de los trabajadores y trabajadoras: condiciones de trabajo dignas y seguras, no explotación laboral infantil, equidad entre hombres y mujeres y respeto al medio ambiente. Sus prácticas comerciales están garantizadas por la Organización Mundial del Comercio Justo, así como por cinco entidades de certificación: Fairtrade International, Ecocert, Fundeppo, Fair for Life y Naturland.
Y todo esto, porque vivimos en una sociedad que necesita ser defendida, sino tomen nota de los siguientes datos: Según el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el 1% de la población mundial posee la mitad de la riqueza global, mientras que el 80% de la población se reparte tan solo el 6% de la riqueza. Además, existen 830 millones de trabajadoras que son pobres, es decir, que viven con menos de 2 dólares al día, y 1.500 millones de personas tienen un empleo en el que no cuentan con unas condiciones laborales dignas y seguras.
Según la Organización Internacional del Trabajo, cerca de 21 millones de personas en todo el mundo realizan trabajos forzosos, en situaciones similares a la esclavitud, de los cuales 4,5 millones son víctimas de la trata con fines de explotación laboral y sexual. Asimismo 168 millones de niños y niñas trabajan, la mitad realizan trabajos considerados peligrosos.
EL COMERCIO JUSTO EN ESPAÑA Y EL MUNDO
Este año 2016, se cumplen 30 años desde la apertura de las dos primeras tiendas de Comercio Justo en España. En la actualidad, 150 personas trabajan de manera directa en las organizaciones miembro de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ) y más de 2.500 colaboran como voluntarias.
La Coordinadora Estatal de Comercio Justo ha publicado un informe divulgativo sobre este movimiento. En él se señala que dentro de la red internacional de Comercio Justo existen más de 2.000 organizaciones productoras repartidas en 75 países de África, Asia, América Latina y el Caribe, en las que trabajan más de 2 millones de personas. De ellas, tres de cada cuatro organizaciones se dedican a la producción de alimentación y de materias primas como el algodón.
África, con un millón de personas trabajando en Comercio Justo, sería el continente más representado, según datos de Fairtrade International, la entidad certificadora de Comercio Justo con más implantación en todo el mundo. Por productos, el mayor número de trabajadores y productores están en el sector del café, con más de 737.000, seguidos de los del té, con casi 300.000 y, de lejos, por los productores de cacao con 176.600.
Por otro lado, y según la Organización Mundial del Comercio Justo, unas 250 entidades se dedican a la producción de textil o la artesanía. Un 75% de ellas están situadas en África y Asia, y la mayoría de sus integrantes son mujeres.
Desde el punto de vista del impacto económico, en 2014 las ventas de Comercio Justo alcanzaron los 5900 millones de dólares solo teniendo en cuenta los productos certificados por Fairtrade International. Unos ingresos que benefician fundamentalmente a quienes trabajan en las organizaciones y sus familias ya que reciben un salario digno y estable, y sus ingresos no están a expensas de las variaciones del mercado o de la especulación.
OCHO ORGANIZACIONES EN NAVARRA
Las organizaciones que forman el consorcio de Comercio Justo en Navarra son: Setem, Ocsi, oxfam intermón, Medicus Mundi Navarra, Vicente Ferrer, Pueblos Hermanos, Alboan y Adsis-equimercado. Como explica María Martín de Setem: «Las ocho organizaciones estamos en contacto y nos coordinamos para realizar labores de sensibilización conjunta o para organizar, por ejemplo, el Día Internacional del Comercio Justo que se viene celebrando en Navarra desde el año 2003″. «Pero todavía nos queda camino por recorrer (nos recuerda Sandra Larrainzar de Adsis-Equimercado) hemos avanzado mucho, pero nosotros que distrubuimoms productos de comercio justo nos encontramos con comercios que nos piden estos alimentos solo porque se trata de productos de muy buena calidad y mayormente ecológicos, que luego resultan ser de comercio justo, pero lo ven como un valor añadido, no como un principio básico el querer vender productos de comercio justo».
Para lograr mayor sensibilización, es fundamental una mayor implicación de administraciones públicas, empresas y medios de comunicación para aumentar el consume de Comercio Justo en España: «Y aunque no tenemos la solución para concienciar más a la población, creo que las campañas de sensibilización son importantes; y tenemos la asignatura pendiente de educar a los más pequeños en esta cultura. Son ellos quienes tienen el futuro en sus manos y quienes deberían crecer siendo conscientes de esta realidad de desigualdad que con pequeños pasos se puede paliar».
Y nos recuerda María Martín que, en Navarra, tenemos la oportunidad de encontrar comercio justo: «Puedes encontrar algún producto suelto en las grandes superficies, pero por lo que nosotros apostamos es por otro tipo de comercio, más pequeño y cercano. Está la tienda de Intermón en la calle Paulino Caballero, 25. Además, Mundo Solidario, que solo distribuye y se encuentran en Noáin; y Equimercado, con sede en Ansoain, y que es distribuidora ecológica«. Y donde más encontramos estos productos es en las tiendas ecológicas.
Todas las fotografías de este reportaje han sido cedidas por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.