Una hilera de motos clásicas y modernas guía a los clientes hasta el fondo del establecimiento: Yamaha, Honda, Suzuki, BMW, Triumph… Sobre la pared, una foto firmada y dedicada por Marc Márquez. El logo de Garaje 87 evoca al típico taller mecánico de Texas, como el que lucen los mecánicos del extravagante Gas Monkey Garage. En este establecimiento de Pamplona no huele a gasolina ni hay manchas de aceite regadas por el suelo, pero también se respiran asfalto y adrenalina.
Garaje 87 es un taller y tienda multimarca que, a partir de este mes, pasará a ser el único distribuidor oficial de la marca Fantic en toda la zona norte de España. La firma transalpina iniciará su desembarco en Navarra con tres modelos de su reciente gama Caballero, de 125 cc, 500 cc y 750 cc. «Son similares a la de Steve McQueen en ‘La gran evasión’, con un estilo retro que va mucho con nosotros. El motor es Minarelli«, resalta a Navarra Capital Íñigo Eugui, uno de los propietarios de Garaje 87.
De hecho, fue él quien hizo ver a su socio, Eugenio Amat, que se encontraban ante una oportunidad única. «A Fantic le encajaba nuestro estilo old school, incluso tenemos pensado organizar un encuentro en su fábrica. Nos podríamos acomodar y vivir de lo que tenemos ahora pero, si no creces, al final vas hacia atrás. Es un aliciente que nos da ilusión», apostilla este. En la actualidad, Garaje 87 también es distribuidor oficial de Lambretta.
Seis años después de la inauguración del establecimiento, remarcan que el balance es muy positivo y que la empresa está creciendo con rapidez. Garaje 87 facturó 200.000 euros en 2023, y el número de clientes no para de aumentar. «La acogida fue buena desde el principio, y los moteros nuevos que confían en nosotros vienen por recomendación de otros», celebra Eugenio, que centra su actividad más en el ámbito administrativo. A su lado, Íñigo se dedica sobre todo a reparar averías y realizar revisiones de motos deportivas, clásicas, scooters, de trail, custom y de carretera.
CARRERA DE FONDO
Ambos tienen 36 años, pero se conocen desde los quince. Formaban parte de la misma cuadrilla y, después de sacarse el carné de conducir, solían escaparse los fines de semana a los Pirineos y a la costa vasca. Eugenio trabajaba en una oficina técnica de Huarte cuando Íñigo le propuso montar el negocio de sus vidas en el número 40 de la avenida Baja Navarra.
Antiguamente operaba allí otro taller, Garaje Navarra. De hecho, Íñigo y Eugenio mantienen una buena relación con uno de los tres hermanos que lo dirigían. Pero, desde el principio, quisieron dar su propio toque al local. «Cada vez hay más concesionarios oficiales y apenas quedan talleres en el centro de Pamplona», resalta Eugenio, quien apostilla que ese matiz está ayudándoles en su crecimiento.
Desde el nacimiento del negocio en 2018, la empresa ha duplicado su número de clientes. «Estamos cerca de arreglar la moto 4.400, así que a finales de 2024 llegaremos a las 5.000», remarca Íñigo, quien recuerda cada moto que ha pasado por sus manos, «sobre todo las que fueron complicadas», añade entre risas.
Al año reparan unas 900, cuando en sus comienzos apenas llegaban a las 400. «Nada mal para tener solo cuatro manos», bromea Eugenio. Su objetivo de cara al futuro es contratar a una tercera persona para, en paralelo, poder dedicar un poco de tiempo a las restauraciones de motos clásicas. «Esa labor requiere de tiempo y paciencia, y cada vez es más difícil encontrar las piezas originales. En Barcelona hay talleres que se dedican en exclusiva a ese tipo de trabajos», remata.