La comida o, mejor dicho, el acto social de comer ha ido paralelo al desarrollo de la Humanidad y de lo que ha supuesto su civilización. En torno a una mesa se han celebrado epopeyas históricas o, por el contrario, se han compartido lamentos y aflicciones y, todo ello, ha supuesto la aplicación práctica de una serie de códigos y protocolos dentro de una ceremonia destinada a la puesta en común de ideas y conocimientos y, por encima de todo, de los gustos y sabores de deliciosas viandas compartidas por los comensales.
Por este motivo, la Academia Navarra de Gastronomía reserva su máximo reconocimiento, el premio que concede todos los años, a aquellas personas, asociaciones o instituciones que sobresalen en este campo. Es decir, a quienes desempeñan un papel fundamental en favor de la gastronomía de nuestra región, de su puesta en valor, su promoción y su cuidado. De ahí que, en su edición de 2018, ha decidido otorgar ese reconocimiento a la sumiller de Venta Muguiro Ina Sorobilla, definida como ‘referente de los sumilleres de la Comunidad foral’ y, también, al jefe de cocinas del hostal restaurante Remigio de Tudela, el chef Luis Salcedo.
Un acto de entrega que formará parte, por mérito propio, de la pequeña gran historia de la Academia Navarra de Gastronomía por ‘esos detalles humanos’ que hacen único este tipo de celebraciones. El primero de ellos tiene que ver con el escenario elegido para la entrega. Por primera vez, Tudela, acogía la entrega de estos reconocimientos y, tal vez por este motivo, se eligió el Palacio del Marqués de San Adrián, uno de los símbolos históricos y culturales más importantes de la capital ribera, como el escenario ideal donde desarrollar la fiesta.
Por otro lado cabe mencionar de una de las premiadas, de Ina Sorabilla de la que la Asamblea General de la Academia Navarra de Gastronomía, entidad encargada de fallar los premios, destacó “su extraordinario conocimientos del vino, su continuo afán pro el aprendizaje así como su iniciativa para integrar, en el marco de la cocina navarra, la creación de una bodega de restaurante que combina modernidad y tradición”, que se quedó literalmente sin palabras.
Mientras, Luis Salcedo, del que se puso en valor “la brillante evolución y ejecución de su cocina vegetal así como la continúa búsqueda de nuevas técnicas en el tratamiento de la verdura de la Ribera de Navarra que proyecta desde su restaurante Remigio”, se mostró muy emocionado y declaró que “lo bueno que tiene este premio es que me lo ha dado gente que viene habitualmente a mi casa”.
A partir de ahí, toda crónica social que se precie debe tener un espacio reservado para los invitados que acompañaron la celebración entre los que hay que mencionar, entre otros, a la directora general de Comercio y Turismo del Gobierno de Navarra, Maitena Ezkutari; el primer edil, Eneko Larrarte; el delegado del gobierno en Navarra, José Luis Arasti; Rafael Remírez de Ganuza, presidente de la Orden del Volatín; o Luis Fernández, director del Centro Asociado de la UNED, entidad que cedió el espacio que acogió la entrega de premios.
A todos ellos se dirigió el presidente de la Academia Navarra de Gastronomía, Martín Sarobe, para señalar que “en esta ocasión hemos querido premiar el esfuerzo, la tradición y la pasión por una labor profesional basada en la formación continúa y ligada a una innovación entendida en el más amplio sentido de la palabra”. Un argumento que fue compartido por el alcalde, Eneko Larrarte, quien apuntó que “el trabajo que hacéis los restauradores y la Academia es muy importante ya que sois los mejores embajadores del producto que se hace en nuestra huerta y que, en último término, es nuestra identidad”.
Por su parte, Maitena Ezkutari señaló de los premiados que “los dos ponen en valor los productos locales y ésa es una de las principales bazas que tenemos en Navarra junto a la naturaleza y la cultura” para destacar como algo positivo a continuación que “las expectativas de quienes nos visitan siempre se ven superaradas cuando tienen una experiencia gastronómica”.
En todo caso, una de las claves que definen toda buena comida es que siempre existe la posibilidad de encontrarse con una grata sorpresa en forma de un sabor o un productos desconocidos que lo convierten en inolvidable para nuestro paladar. En el caso que nos ocupa, ese hecho inesperado vino de la mano del presidente de la Orden del Volatín, Rafael Remírez de Ganuza, quien adelantó la intención de su organización de entregar su premio ‘Memorial Quique Castel Ruiz’ a la Academia Navarra de Gastronomía “en reconocimiento a su trabajo, para que sirva como incentivo a su labor a favor de la gastronomía de nuestra región y con la esperanza de que recuerden todos los años que, por estas fechas, tienen que estar en Tudela”.
Finalizadas las intervenciones, los invitados pudieron degustar un cátering a cargo de Mahercatering que fue ampliamente alabado y reconocido por todos los presentes que, de esta forma, quedaron convocados para la entrega de los premios de la próxima edición.