jueves, 25 abril 2024

¿Envolvente térmica para todos los edificios?

El autor realiza un "humilde llamamiento" a reflexionar sobre la influencia que las obras de rehabilitación destinadas a optimizar el consumo de energía de los inmuebles puede tener en su valor arquitectónico y, por añadidura, en la ciudad.


Pamplona - 1 julio, 2019 - 06:00

victor-larripaEn los últimos años, se ha dado un fenómeno interesante en las calles de Pamplona: muchos de sus edificios de viviendas han mutado su aspecto original, adoptando una nueva fachada o envolvente exterior. En principio se trata de un fenómeno positivo, puesto que numerosas construcciones ya envejecidas y deterioradas, gracias a la sustitución de su fachada original por una nueva envolvente, han mejorado notablemente sus prestaciones térmicas.

Como es lógico, los primeros beneficiarios de estas operaciones de rehabilitación son los habitantes del edificio que se renueva. La calidad del ambiente interior mejora sensiblemente debido a que las temperaturas se estabilizan y los ruidos exteriores se reducen. También se disminuyen en buena medida los gastos de calefacción y, además, se renueva el aspecto exterior del edificio. A mayor escala incluso, se podría decir que los beneficiarios, al cabo, somos todos los ciudadanos. Estos edificios rehabilitados consumen mucha menos energía y son mucho más sostenibles con el medio ambiente de lo que eran originalmente. Y esto es, sin duda, un valor más que necesario y urgente para la sociedad contemporánea.

No obstante, como ocurre con cualquier proyecto de rehabilitación -o con cualquier proyecto de arquitectura-, el buen resultado no está, ni mucho menos, garantizado. El rango de envolventes en nuestras calles, por ende, oscila desde ejemplos notables que realzan los valores arquitectónicos del proyecto original hasta ejemplos negativos donde la respuesta urbana de la nueva envolvente es casi dañina.

Un número considerable de edificios renovados, de hecho, ha perdido su identidad y la riqueza de su fachada en pro de un nuevo cerramiento sin intención urbana alguna.

Lamentablemente, en muchas ocasiones ha primado la cuestión económica de la obra por encima del buen hacer del proyectista. En otras, quizá con mejor resultado, se ha valorado también la cuestión técnica y la eficacia de la solución constructiva aplicada. Pero lo cierto es que en la mayoría de casos se ha relegado al nivel de “cuestión accesoria” la nueva imagen que adquiere el edificio y su consonancia con la ciudad que le rodea. Un número considerable de edificios renovados, de hecho, ha perdido su identidad y la riqueza de su fachada en pro de un nuevo cerramiento sin control de la escala arquitectónica y, por supuesto, sin intención urbana alguna.Edificio-Singular-Avenida-Ejercito-Construccion

He aquí el verdadero peligro del fenómeno: sería un error, y una ironía contraproducente, que proliferaran en la ciudad edificios rehabilitados que, si bien contaminen menos que su versión original en términos energéticos, contaminen más que aquella en términos de paisaje urbano. Todo esto, unido a la elevada cuantía de bloques que han sido rehabilitados, o bien se encuentran con su fachada rodeada de andamios y a la espera de una nueva envolvente, hace que sea necesario desplegar un mínimo debate: ¿es cualquier edificio, sea cual sea su valor arquitectónico, susceptible de ser “envuelto” por una nueva fachada?

Recientemente, este debate se ve recrudecido en nuestra ciudad por un caso concreto: el Edificio Singular. En los últimos meses, la comunidad de vecinos del Edificio Singular ha desarrollado -no sin un fuerte cisma interno- una propuesta para “envolver” estas tres célebres torres.

Es bien conocido el valor arquitectónico y patrimonial que reside en esta obra. Se trata de un magnífico ejemplo de la modernidad arquitectónica navarra, cuyos valores aparecían recientemente señalados en un interesante artículo del Diario de Navarra. Y no es únicamente su “singularidad” arquitectónica aquello que le convierte en insignia de la ciudad, lo es también su situación urbana: punto medio y neurálgico entre los parques de la Vuelta del Castillo, Taconera y Antoniutti; y antesala de la ciudad histórica. Y lo es, por supuesto, su majestuoso tamaño: es, acaso, el edificio más visible desde los alrededores de la ciudad, y también desde el interior de sus calles. Así, nos encontramos ante una cuestión complicada. ¿Es viable renovar la fachada del Edificio Singular?

UN HUMILDE LLAMAMIENTO

Probablemente existan argumentos técnicos y económicos que aporten una respuesta afirmativa. Aunque cabría en dicha situación analizar si existen otras opciones -posiblemente sí- para mejorar las propiedades climáticas del edificio sin sustituir su fachada actual. Pero, en todo caso, ¿qué hay de las cuestiones urbanas, simbólicas o patrimoniales? ¿Puede un construcción de tal importancia para Pamplona cambiar deliberadamente su aspecto? soto-lezkairu-construccion-2

Sería un error, y una ironía contraproducente, que proliferaran en la ciudad edificios rehabilitados que «contaminen» en términos de paisaje urbano.

Quizá una posible salida sea la de aportar mecanismos que, al menos, garanticen que la operación de “envolver” estas torres ostente la alta calidad que la situación requiere. No es la primera vez que una urbe se enfrenta a un caso semejante y de tanta incidencia para su patrimonio arquitectónico y cultural. Existen sistemas ya testados en situaciones parecidas: como son, por ejemplo, realizar un concurso entre diversos equipos de arquitectura con experiencia y reconocimiento en este campo, o bien formar alguna suerte de comité de grandes expertos que evalúe la idoneidad y calidad del proyecto que se va a realizar.

En cualquier caso, entiéndase este pequeño escrito como un humilde llamamiento para reflexionar en términos generales sobre este nuevo fenómeno urbano. Y, en términos particulares, para que los organismos públicos competentes traten con suma delicadeza y esmero el caso del Edificio Singular; puesto que pocos edificios hay en Pamplona con tanto carácter y presencia como la de esta célebre obra.

Víctor Larripa,
Socio de MLMR arquitectos y profesor del dpto. de proyectos de la ETSAUN

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