Hacer felices a los niños -y a los no tan niños- visitando a Papá Noel es la excusa perfecta para que toda la familia disfrute de la Navidad con las bondades que el frío ofrece en Laponia. Esa bucólica región en la que viven los lapones -o samis- y que comprende la parte norte de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia.
Pero en pleno Círculo Polar Ártico, el invierno ofrece un sinfín de posibilidades que van más allá de visitar al abuelito en la capital de Laponia, Rovaniemi, ciudad situada en Finlandia donde incluso se construyó el Santa’s Park. Con el tiempo, la explotación turística de otras zonas de la región ha hecho que se abran casas de Papá Noel en multitud de localidades (aunque Finlandia sigue siendo el país que más visitantes recibe por este motivo). Y la oferta turística se ha multiplicado para quienes desean adentrarse en el espeso manto blanco que recubre Laponia.
A 259 kilómetros de Rovaniemi se ubica Saariselkä, una pequeña localidad emplazada a veinte minutos del aeropuerto de Ivalo. Hasta allí incluso se fletan vuelos chárter desde España y se ha convertido en un destino alternativo para los amantes de los deportes de invierno, la naturaleza salvaje, la paz y el silencio. El cambio climático también afecta a la zona y hay actividades de las que en Rovaniemi ya no es tan sencillo disfrutar, al menos a comienzos del invierno.
NIEVE, DIVERSIÓN, DEPORTE… FRÍO
Decidido ya el viaje a la Laponia finlandesa, hay que tener en cuenta el frío y la nieve. Así que ropa térmica, polares, guantes, gorro y calcetines de nieve, rematados con el buzo de esquí. A partir de aquí, a disfrutar de las actividades que la nieve ofrece, en las que poder experimentar la vida cotidiana del país.
El esquí se puede practicar en algunas pistas habilitadas, a pesar de que la altura máxima del país es de apenas 1.300 metros. Si adoras este deporte, lo mejor y más cómodo es moverte con ellos en el pueblo en el que te alojes.
La otra opción son los trineos de plástico individuales, que encontrarás en la mayoría de las localidades. Están a disposición de los visitantes con total libertad tanto en la puerta de los hoteles como de los restaurantes o las tiendas. Los coges, los usas, los aparcas y, al día siguiente, a por otro. Una delicia para los más pequeños.
Para entender esta libertad con los trineos, Sagueba, una guía española que vive en Saariselkä, nos cuenta que ella no cierra la puerta de su casa ni de su coche: “En Finlandia nadie roba y, si alguien entra en casa o coge mi coche, es porque realmente lo necesita”. Ahí reside la verdadera esencia finlandesa.
Volvamos a las actividades que ofrece el frío. En este país fundamentalmente llano hay casi 200.000 lagos, que se congelan en invierno y en los que se puede patinar o pescar en el hielo. Hay que tener en cuenta que el invierno dura alrededor de siete meses, y que hay apenas cuatro o cinco horas de luz en estos meses. Incluso durante 51 días, el sol se oculta completamente. Pero no temáis esa oscuridad porque no es noche cerrada. La penumbra de las estrellas se refleja en la nieve y da mucha claridad.
Además, si tienes suerte puedes disfrutar de espectaculares auroras boreales. Debes saber que se necesita mucho frío y una noche estrellada para poder verlas en todo su esplendor. Pero una vez allí, lo mejor es descargarse una app que te avisa cuándo y dónde van a poder avistarse.
Durante el día, alquilar una moto de nieve es una de las aventuras más maravillosas y recomendables. Eso sí, no está permitido que viajen menores de 14 años como copilotos. Y en esto, como en tantas cosas, los finlandeses son muy estrictos. Por ejemplo, sorprende que ni los coches ni los autobuses patinen con la capa continua de hielo que cubre sus carreteras. Y eso es porque hay un día fijado por el Gobierno para cambiar las ruedas de los coches y poner unas especiales para el invierno, con tacos metálicos. Si no lo haces, la multa es muy alta.
Pero sigamos disfrutando de Finlandia, un tranquilo país de solo 5,5 millones de habitantes. Con solo 16 personas por kilómetro cuadrado (hay quienes dicen que en esas dieciséis están incluidos los renos), se recomienda pasear a pie por las distintas rutas marcadas o con raquetas de nieve, más aún si te gusta la fotografía. También disfrutar de un paseo en trineo guiado por renos o uno a más velocidad, tirado por huskies. Pero tranquilo, cuando te canses de la nieve, recuerda que Finlandia también es el país de las saunas. Hay tres por cada cuatro habitantes, una auténtica pasión que ofrecen todos los hoteles, ya sea en pequeñas cabañas en el bosque o en resorts de todos los estilos. Sin duda, otro mundo por descubrir.