viernes, 19 abril 2024

Generación Inurrieta

El nombre de Inurrieta hace referencia a las tierras donde los antepasados de la familia Antoñana cultivaban viñas, hace casi un siglo. De ahí que las nuevas generaciones eligieran este nombre en homenaje a sus seres queridos. Así nació en 1999 el proyecto de Bodega Inurrieta, un remanso arquitectónico de paz donde se gestan algunos de los vinos más premiados de Navarra. Un rincón en medio de la naturaleza, al que acercarse cuando la libertad vuelva a nuestras vidas.


Pamplona - 23 mayo, 2020 - 05:45

Las ayudas al sector del vino fueron dadas a conocer este lunes por Itziar Gómez. (Foto: archivo)

La inquietud y el recuerdo movieron a los propietarios de Bodega Inurrieta a buscar un paraje privilegiado e incomparable para el cultivo de la vid. Las horas de sol, la calidad del suelo, la disposición del terreno, el viento y la presencia del río conforman un microclima que fue determinante a la hora de elegir un terreno en pleno corazón de Navarra, en su Ribera Alta.

Allí construyeron un edificio sobrio, fuerte y con las mejores instalaciones posibles para conseguir un único objetivo: hacer un vino de calidad: “Creíamos que la calidad estaba relacionada con nuestra supervivencia como empresa, como veíamos tanta competencia teníamos que destacar en algo y entendíamos que debía ser la calidad”, reconoce Tomás Antoñana, co-fundador y gerente de Bodega Inurrieta.

El reencuentro con la tradición con la que habían crecido los hermanos Antoñana hizo posible este proyecto que comenzó en el año 1999, con la plantación de las primeras viñas, y que han dado sus frutos con unos vinos que hablan por sí solos: blancos, rosados, tintos, crianzas y reservas.

VISITAS

El control integral del proceso de esos vinos se completa en una bodega que cuenta con 7.000 metros cuadrados de planta, para cuyo diseño se siguieron más modernos y vanguardistas criterios prácticos, higiénicos, enológicos y de operatividad.

Allí se ha seguido trabajando durante las últimas semanas de confinamiento y sus instalaciones volverán a poder visitarse pasado el coronavirus, en un recorrido de 90 minutos que incluye cata de vinos y aperitivo. Además, uno de los puntos más atractivos para el visitante es su impresionante sala de barricas con control de temperatura y humedad y renovación del aire durante todo el año. En esta sala reposan 3.000 barricas de roble francés y americano con una edad media de solamente 2.5 años buscando el mejor aporte de matices al vino.

PERSONALIZA TU VINO

Los amantes del vino tienen un rincón especial en Inurrieta con el ‘Club de la Barrica’, que ofrece la posibilidad de personalizar un vino con la etiqueta que el cliente desee. Se adquiere el contenido de una barrica de vino especialmente seleccionado, con 15 meses en barrica de roble francés, que proporcionará un reserva de gran calidad.

Cada barrica tiene una capacidad de 225 litros de vino reserva que se convierten en 300 botellas de lujo que tendrán un toque especial con una etiqueta frontal personalizada que se hace particular para cada cliente.

MISIÓN Y VALORES

La elaboración y comercialización de sus vinos de alta calidad y alto disfrute van unidas al recuerdo de la familia que ya elaboraba vinos hace más de un siglo. Con una diferenciación en base a unos viñedos y a unas instalaciones propias para el control íntegro del proceso de producción y para la consecución de unos vinos con personalidad propia y notoria.

Dentro del sector de las bodegas de calidad, su objetivo ha sido siempre consolidar el liderazgo en Navarra y aumentarlo en territorio nacional e internacional, “siendo una empresa responsable, eficiente, dinámica y comprometida con el cambio climático, con la investigación y la innovación como camino para el liderazgo”, destaca Antoñana, quien pone en valor la innovación, como búsqueda activa de mejora en los procesos, productos y servicios (participan en varios proyectos de I+D); y la responsabilidad, como un compromiso con sus clientes, su satisfacción y sus objetivos aportando soluciones y calidad.

ANTES DE LA BODEGA

El secreto de los buenos vinos está en multitud de pequeños detalles: la bodega, el trabajo de enología, el mimo de un buen reposo, el cuidado del embotellado… Y por supuesto, en los viñedos, 275 hectárias de viñedos propios todos alrededor de la bodega, algo de lo que están muy orgullosos y que es la base de su diferenciación con el resto de bodegas, algo único en Navarra. Estos se encuentran localizados en un micro valle cruzado por el río Arga, en la Ribera Alta de Navarra, y crecen en tres tipos de suelos entre los 300 y los 500 metros de altitud.

Esto permite cultivar seis variedades de uva en las mejores condiciones: Sauvignon Blanc, Cabernet Sauvignon, Garnacha, Graciano, Syrah y Merlot. Parcelas cultivadas que se someten a un riguroso y exhaustivo seguimiento hasta determinar su momento óptimo de vendimia para que el resultado final sea el esperado: los vinos Inurrieta, los más premiados en Navarra.

ÚLTIMAS INVERSIONES

En 2017 completaron un ambicioso proyecto para la vinificación de microparcelas para sus vinos de más alta gama, tanto en pequeños depósitos de acero inoxidable como en tinas de madera de la más alta calidad. En 2019, con su compromiso por el medio ambiente, finalizaron un parque de placas solares en el tejado de la bodega para autoabastecerse en más de un 30 % del consumo anual de electricidad. Y en 2020 han finalizado una modernización de la línea de embotellado que aportará nuevos controles y automatizaciones, así como un ahorro del consumo eléctrico del 20 %.

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