viernes, 11 octubre 2024

«La producción de potasa podría comenzar en 2023»

Acaba 2019 con la satisfacción de haber obtenido la Declaración de Impacto Medioambiental para Mina Muga. El director de Relaciones Institucionales de Geoalcali, Ricardo Pérez, habla de un proyecto que espera generar 800 puestos de trabajo directos y que, en su primera fase, implica una inversión de 321 millones de euros. "Esa es la cantidad que la empresa ha de buscar en el mercado", explica a este medio.


Pamplona - 24 diciembre, 2019 - 06:00

Ricardo Pérez, que trabaja en Geoalcali desde 2016, lidera las relaciones institucionales de la empresa. (Fotos: Víctor Rodrigo)

Cuarenta personas trabajan actualmente en las oficinas de Geoalcali en Pamplona, base de operaciones de un proyecto de gran envergadura que, en 2023, podría empezar a producir potasa y, lo más importante para la economía navarra, a crear puestos de trabajo en la zona de Sangüesa y alrededores. Ricardo Pérez, director de Relaciones Institucionales, atiende a NavarraCapital en la central de la compañía, donde trabaja desde 2016.

Este pamplonés de 50 años, casado y padre de cuatro hijos, tiene a su cargo los departamentos de Permisos, Legal, Comunicación y Marketing, así como la Fundación Geoalcali, que este año recibió uno de los premios otorgados por la Asociación de Fundaciones de Navarra. En concreto, el de Cultura. También pertenece al Comité de Dirección y al Consejo de Administración de la propia empresa y es profesor asociado en la Facultad de Económicas de la Universidad de Navarra.

Pérez cree en el proyecto minero y no duda de su puesta en marcha, a pesar de la dilatación en el tiempo que conlleva el lanzamiento de una iniciativa empresarial de este tipo. De hecho, se muestra muy confiado en la entrevista, incluso al hablar de la reciente salida de quien hasta ahora ejercía como CEO de la compañía, Peter Albert, por motivos personales.

La primera pregunta es inevitable: ¿Qué supone la salida de Peter Albert de Geoalcali?
Desde el punto de vista estrictamente operativo y en el momento actual de la compañía, la salida de Peter no supone un impacto apreciable, ya que estamos en fase de tramitación de permisos y ese trabajo sigue su curso con normalidad. En la parte del diseño del proyecto, la ingeniería ya está definida y los procesos aprobados, con lo que tampoco ahí tendrá un impacto significativo.

«La salida de Peter Albert no supone un impacto apreciable, ya que estamos en fase de tramitación de permisos y ese trabajo sigue su curso con normalidad».

¿Cuándo calculan que habrá nueva dirección?
Desde el momento en que el Consejo de Administración tuvo conocimiento de la intención de Peter de regresar a Australia por motivos personales, se activaron dos actuaciones. Por un lado, el nombramiento de Richard Crookes como consejero delegado interino, asumiendo el liderazgo de la compañía e instalándose en Pamplona a partir de Navidad. Por otro, la búsqueda activa, en el menor plazo posible y con las mayores garantías, de la mejor solución para sustituir a Peter Albert.

¿Podría citar los hitos conseguidos por Peter Albert?
Resulta casi imposible resumir las actuaciones e hitos conseguidos por Peter durante su estancia en Geoalcali. Pero se podrían sintetizar en las siguientes: la consolidación de un equipo solvente, que afronta con garantías el desarrollo del proyecto Mina Muga; la obtención de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable, emitida el pasado 31 de mayo por el Ministerio para la Transición Ecológica; la definición de la mina en todos sus aspectos, no solo del plan de la mina, sino también de la planta de proceso y todas las instalaciones auxiliares; la consolidación de la compañía como una empresa sostenible con el medio ambiente, la sociedad y la economía de la región; la representación ante las instituciones y los agentes sociales; y el impulso, a nivel interno, de los valores corporativos de la compañía (compromiso, respeto, excelencia y actitud).

LA COMPAÑÍA DE LA POTASA

Geoalcali es una empresa dedicada al desarrollo y explotación de la minería de potasa, según recoge su página web. ¿La definiría así su director de Relaciones Institucionales?
La definición es correcta, pero personalmente me gusta más la que aporta nuestra visión: “construir un negocio sostenible alrededor de la potasa, exitoso, rentable y respetuoso con el medio ambiente y nuestros grupos de interés”.

Pérez, en las oficinas que la compañía tiene en Pamplona.

Pérez, en las oficinas que la compañía tiene en Pamplona, donde trabajan cuarenta personas.

¿Qué aspectos resultan más complicados de su labor institucional?
Yo diría que no hay nada difícil cuando el proyecto al que representas es sólido y sostenible. No obstante, lo que sí representa un reto es dignificar el papel de la minería, que es un sector desconocido y que, inicialmente, es percibido de forma negativa a pesar de ser crucial para nuestra evolución y supervivencia. Personalmente, disfruto mucho con mi trabajo y la representación de nuestro proyecto ante todos los grupos de interés.

¿Y lo mejor de haberse enrolado desde hace cuatro años en Geoalcali?
Sin duda, la satisfacción de estar aportando mi granito de arena al desarrollo de un proyecto de esta envergadura, que traerá riqueza a la zona de influencia de la mina, garantizando una actividad sostenible y perdurable en el tiempo y que, además, desde sus inicios se está desarrollando bajo un firme compromiso con la ética y la responsabilidad social.

«El principal reto para 2020 es la obtención de la concesión minera y de las licencias de actividad municipales, Confederación Hidrográfica del Ebro y línea eléctrica».

¿Qué balance hace del año que termina?
El balance general del año que termina es positivo, resaltando sin duda la obtención de Declaración de Impacto Ambiental positiva que otorga el Ministerio para la Transición Ecológica. Es un hito muy importante, que avala la compatibilidad medioambiental de nuestro proyecto, al tiempo que se consolida la confianza que han depositado en él nuestros inversores y los agentes sociales.

¿Y cuáles son sus retos para 2020?
El principal reto que se marca la compañía para 2020 es la obtención de la concesión minera y los demás permisos -licencias de actividad municipales, Confederación Hidrográfica del Ebro y línea eléctrica-, que nos permitan iniciar las tareas de construcción lo antes posible. Además, también son importantes otros trabajos como la definición de ingeniería o la continuación de los sondeos de investigación.

MINA MUGA, EN FASE DE PUESTA EN MARCHA

El proyecto Mina Muga consiste en la explotación de un yacimiento de potasa mediante minería subterránea, con la técnica de cámaras y pilares, y comprende la expedición de los permisos Goyo (que compete a Navarra), fronterizo (competencia del Estado) y Muga (que corresponde a Aragón).

A nivel internacional, asegura su director de Relaciones Institucionales, es uno de los proyectos de producción de potasa «más interesantes en rentabilidad», principalmente debido a su ubicación, «que permite comercializar el producto sin grandes complicaciones logísticas, reduciendo los costes muy significativamente en comparación con otros productores como Rusia o China, que tienen más difícil el acceso a los demandantes de potasa, como Brasil o el mercado europeo».

Los datos que conocemos actualmente son: 27 años de vida del proyecto, 576 millones de euros de inversión, 800 puestos de trabajo directos generados, que podrían multiplicarse por cuatro en el caso de los indirectos. ¿Es así?
Si bien es cierto que la compañía ha cuantificado la inversión total necesaria que se hará en la totalidad de la vida del proyecto en 576 millones de euros, esta cantidad no supone la totalidad de recursos que tiene que buscar en el mercado para aportar al proyecto. Concretamente, la primera fase implica una inversión de 321 millones. Esta es por tanto la cantidad de dinero que la empresa ha de buscar en el mercado, tanto de deuda como de ampliación de capital. El resto, hasta la cantidad anteriormente reflejada, se financiará con recursos generados ya por la propia actividad de la mina durante los años de explotación de la primera fase y la puesta en marcha de la segunda.
En cuanto al tiempo, las cifras que manejamos hoy son dieciocho años de explotación y dos de restauración. A este respecto, la compañía está realizando investigaciones que permitirán alargar la vida útil de la mina al menos hasta los 27 años. Y los 800 puestos de trabajo directos corresponden a la estimación que maneja nuestro Departamento de Recursos Humanos para cuando la mina esté en plena producción. En este sentido, es difícil conocer la repercusión que puedan tener en Navarra los puestos de trabajo indirectos que se vayan a crear, dada la multitud de factores que entran en juego.

La empresa minera confía en empezar a producir potasa en 2023.

La empresa confía en empezar a producir en 2023.

Desde la obtención de la DIA, ¿qué pasos se han dado en Miga Muga?
El equipo de personas que compone esta empresa no ha descansado desde entonces, porque para todos nosotros es muy importante la obtención, lo antes posible, del resto de permisos necesarios para la puesta en marcha del proyecto. Se han mantenido reuniones con todos los departamentos de las tres administraciones implicadas. A nivel interno, se está trabajando para definir los proyectos que permitan un inicio inmediato de las obras, una vez recibidos los permisos.

¿Qué plazos maneja la compañía hasta su puesta en marcha?
No somos partidarios de comprometer plazos porque la experiencia nos dice que siempre se alargan. Pero la compañía contempla el año 2020 como el de obtención de los permisos necesarios para poder comenzar la construcción en 2021. Teniendo en cuenta que el plazo estimado de construcción, tanto de rampas de acceso al mineral como de instalaciones de superficie, es de dos años, podríamos hablar de 2023 como el año de comienzo de producción de potasa. Pero insisto en la cautela de estas fechas.

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