martes, 16 abril 2024

Itxaso Iriarte regresa a casa

Cuando era pequeña, cada día iba de la granja a su hogar y de su hogar a la granja, hasta que estos dos lugares se difuminaron en uno solo. Pero no fue hasta hace tres años cuando decidió entregarse a tiempo completo al negocio familiar en Bertizarana, fundado a finales de los años ochenta e integrado desde sus inicios en el Grupo AN. En la actualidad, la Avícola Kaxerna cuenta con cuatro naves y 32.000 gallinas y gallos. La apuesta de Iriarte por un sector sediento de juventud le han hecho candidata al Premio al Relevo Generacional en el Campo, concedido en el marco de la sexta edición de los Premios Alimenta Navarra.


Pamplona - 12 noviembre, 2021 - 06:00

Itxaso Iriarte (dcha.) heredó el oficio de avicultora de su padre, que fundó la granja a finales de los ochenta. (Foto: cedida)

Itxaso Iriarte trabajó en hostelería y en la sección de etiquetado de una fábrica agroalimentaria antes de aterrizar, finalmente, en la granja donde había crecido. Criada en el campo, entre gallinas y huevos, esta navarra de 28 años intuía que, sin importar las vueltas que diera la vida, su destino profesional estaría inequívocamente ligado al proyecto impulsado por su padre a finales de los años ochenta.

Le respaldaba el convencimiento de que «no le perdían» ninguno de los empleos que había desempeñado hasta entonces. Y le acompañaba, además, un profundo sentido del deber, propio de un oficio milenario que heredó de su progenitor. «Sabía que llegaría un momento en el que trabajaría en la granja. Los mayores se jubilan y, después de todo el trabajo que había hecho mi padre, abandonar esto era algo impensable», defiende.

De pequeña, sus paseos diarios se resumían en ir «de la granja a casa y de casa a la granja», donde de vez en cuando echaba una mano porque a la familia «siempre hay que ayudarla». Pero su aterrizaje a tiempo completo en la avicultura, sin embargo, no llegó hasta hace tres años. Fue entonces cuando, junto a su hermano mayor, leyó las bases de una convocatoria pública de subvenciones «que tenían muy buena pinta» y decidió lanzarse a la piscina. «Creímos que era un buen momento para crecer. Fue una decisión muy rápida», sentencia. A través de esas ayudas, consiguieron ampliar la capacidad de producción de la granja, añadiendo dos nuevos recintos. En la actualidad, la Avícola Kaxerna de Bertizarana cuenta con cuatro naves, que albergan a un total de 32.000 gallinas y gallos.

Las personas interesadas ya pueden votar a su candidato/a a través de este enlace.

El empuje y la apuesta de Iriarte le han llevado a convertirse en candidata al Premio Alimenta Navarra 2021 en la nueva categoría de Relevo Generacional en el Campo. Junto a Gonzalo Visus, Cristian Martínez y Silvia Lázaro, Iriarte es una de las jóvenes que opta a este reconocimiento que Navarra Capital entrega fuera de concurso, en colaboración con la Unión de Cooperativas Agroalimentarias de Navarra (UCAN).

Este galardón pretende subrayar y reconocer el esfuerzo de las nuevas generaciones que garantizan el abastecimiento en la Comunidad foral y que contribuyen a que la región siga siendo sinónimo de prosperidad. Serán los lectores de este medio quienes elijan al ganador o ganadora, a través de sus votaciones en este enlace. El plazo para votar ya ha comenzado y estará abierto hasta el 19 noviembre, cuatro días antes de que se celebre la gala de unos premios cuya sexta edición impulsa y convoca Navarra Capital junto al Clúster Agroalimentario de Navarra (NAGRIFOOD). La cita, además, cuenta con el patrocinio de Eroski CaixaBank, y la colaboración de la Asociación de Empresarios de la Ribera (AER), el Ayuntamiento de Tudela y el Gobierno de Navarra.

Como el resto de finalistas a esta distinción, Itxaso Iriarte pertenece a un mundo en el que no existen horarios fijos ni vacaciones pautadas ni festivos. Tiene que dar de comer a los animales, recoger y clasificar los huevos, velar por la correcta higiene de los espacios y lidiar, cómo no, con el «bombardeo continuo» de burocracia que aqueja a todo el sector. Una ocupación que, en definitiva, muchas veces exige una capacidad de entrega «de 24 horas, durante los 365 días del año».

RETOS EN EL SECTOR

Ese es, sin duda, uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan quienes se instalan en el campo. «Suele pasar que, cuando los ganaderos empiezan a trabajar, tienen muy poco tiempo de ocio. Habitualmente, no existen opciones para coger días libres o pedir ayudas. ¿A quién dejas a cargo de la explotación?», remarca. Antes de adentrarse en este oficio, es indispensable venir «mentalmente preparado» para aprender a vivir de una manera diferente. «No vas a poder hacer siempre lo que hace el resto. De repente llega un WhatsApp al grupo de amigos en el que proponen ir a no sé dónde y tú no podrás ir. Te preguntarán qué vas a hacer el domingo», ríe.

«Los mayores se jubilan y, después de todo el trabajo que había hecho mi padre, abandonar esto era algo impensable».

Tampoco es ajena a otras problemáticas que afectan a su sector, no solo en Navarra sino en el conjunto del Estado. En concreto, y a pesar de la seguridad que le proporciona el hecho de estar integrada dentro del Grupo AN, esta joven es consciente de la difícil tarea que soportan muchos de sus colegas en un contexto de globalización: la de mantenerse aferrados a su lugar de origen y dar una salida económicamente viable a sus productos. «Casi todos los agricultores y ganaderos están para jubilarse. No entra nadie y es normal porque la actividad tiene que ser rentable. Si es bueno y es de aquí, tiene que tener un precio base mínimo. A veces tengo la sensación de que no nos damos cuenta de cuántos alimentos entran de fuera, sin que sepamos cómo se han producido».

Pero la ganadería «también tiene sus cosas buenas». Conforme Iriarte y su hermano han ido asumiendo puestos de mayor responsabilidad, este negocio comienza a ofrecer más oportunidades para la conciliación: «Cuando mi padre trabajaba solo no podía, pero ahora que estamos los cuatro nos organizamos y podemos coger algún fin de semana o tarde libre, siempre hablándolo y coordinándolo antes. Creo que cuando tenga familia será una ventaja, porque voy a poder estar más con mis hijos. Por lo menos eso lo que he visto yo en casa, así que pienso llevarlos a la granja».

Por el momento, son ella, su hermano, su padre y su ama quienes se dedican, principalmente, a recoger y organizar huevos destinados para el consumo de carne. A veces, sin embargo, aparece por la granja algún tío dispuesto a ayudarles en esas tareas. «Aquí todo el mundo es bien recibido», remata.

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