Nunca se habían realizado tantos rescates de montaña como ahora. En 2022, se efectuaron 1.157, en los que fueron auxiliadas 1.600 personas. Y no solo eso, según datos facilitados por los Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil, 899 personas fueron socorridas en 633 operaciones entre enero y julio del año pasado. De todas ellas, el 93,21 % no tenían guía, y las principales causas de estos sucesos fueron la sobreestimación de sus posibilidades (58,14 %), la falta de atención (33,97 %) y la inexperiencia (31,75 %).
Una problemática que la escuela de supervivencia Kodiak trata de prevenir a través de sus cursos. Esta academia, domiciliada en Pamplona, transmite conocimientos «primitivos» sobre seguridad en el entorno natural: rastreo de la fauna salvaje, creación de trampas para animales, métodos para preservar el ecosistema, orientación, botánica, construcción de refugios, alimentación, uso del agua y del fuego… Y está viviendo un importante crecimiento tras la pandemia, que espoleó la práctica de deportes como el senderismo o la escalada.
«Me he criado en la montaña. Todo lo que enseño son cosas que ha costado mucho aprender, a través de la experiencia de mis padres, amigos, clubs de montaña o cursos que he ido recibiendo»
«La pandemia sirvió para que mucha gente se diera cuenta de que, al caminar por el monte, no se atrevía a hacer noche o a interpretar un mapa. Además, no había una oferta muy grande para aprender a hacerlo», remarca el fundador de la academia, Jokin Pallarés. Tras varios años ofreciendo cursos de supervivencia para compañías de montaña y turismo, este pamplonés de 46 años decidió fundar su empresa en 2015 con el objetivo de regular el temario e impartirlo de forma ordenada.
«Siempre había hecho esta actividad para la gente, pero nunca como una escuela. Lo que hemos hecho es tecnificar, regular y dedicarnos de lleno a esto. Yo me he criado en la montaña. Todo lo que enseño son cosas que ha costado mucho aprender, a través de la experiencia de mis padres, amigos, clubs de montaña o cursos que he ido recibiendo. Me he dado cuenta de la importancia de lo que hacían nuestros abuelos. Algunos han pasado guerras, hambre o incluso han tenido que salir del pueblo escondidos. Cuanto más sabes, menos necesitas», detalla a Capital Sport.
En Kodiak, los alumnos obtienen una base importante con la que pueden cubrir aquellos aspectos en los que presentan más carencias de cara a garantizar su supervivencia en el medio natural. Además, tienen la posibilidad de acceder a talleres monográficos para profundizar en actividades más específicas: «Los cursos pueden ser de uno o dos días. En la primera jornada, hacemos una demostración de todo y, si los clientes se quedan al segundo, trabajamos con más intensidad en cuestiones que requieren un mayor desarrollo. Tocamos muchos ámbitos. La gente puede empezar manejando un cuchillo o una herramienta y acabar construyendo una banqueta».
‘TEAM BUILDING’
Cada curso cuenta con un grupo de diez personas como máximo. Es la mejor manera de aprovechar cada sesión. Kodiak también ofrece talleres especialmente diseñados para empresas como acciones de team building, donde se llevan a cabo dinámicas específicas y, al finalizar las sesiones, se envía un informe a la compañía con las conclusiones.
«Hemos hecho dinámicas para Red Bull y Laboral Kutxa. También colaboramos con ayuntamientos, como el de Vitoria o el de Jaca. Además, nos ha venido gente procedente de Francia, Japón o Inglaterra. Aunque manejan poco el castellano, se desenvuelven bien al ser actividades muy visuales. También suelen venir gente de todo tipo como familias, alumnos de colegios, guardias civiles, policías, pescadores, senderistas o cazadores», concreta Pallarés.
En este sentido, la escuela cuenta con dos localizaciones para ofrecer sus clases. Por un lado, en la sierra de Urbasa, donde ha habilitado una zona controlada para realizar las actividades. Por otra parte, también opera en una finca privada de Jaca, de entre 5.000 y 6.000 metros cuadrados, donde puede hacer uso de una pradera «enorme»: «Buscamos localizaciones en lugares turísticos, aunque a veces nos llaman de Madrid, los Pirineos o Cataluña y acudimos allí a realizar los cursos».
Actualmente, la plantilla de la firma se compone de tres o cuatro personas según la temporada, aunque en ocasiones también subcontrata a profesionales expertos para determinadas actividades. «Por ejemplo, si realizas un curso de rastreo o de tiro con arco, podemos traer a una persona que sea una eminencia para formar técnicamente a los alumnos. No ofrecemos muchas sesiones a la vez. Contamos con un calendario de cursos fijo de dos o tres meses, pero también existe la opción de solicitar algún día en específico», resalta el propietario de Kodiak.
Ahora, Pallarés quiere ampliar la oferta de cursos y adentrarse en el mundo de la artesanía. De vez en cuando, la escuela ofrece clases al que acuden gente experta para confeccionar, por ejemplo, cestas a partir de materiales como el esparto o el mimbre. De esta forma, también aprovechan para dar visibilidad a su labor. «A veces funcionamos como una plataforma. Damos visibilidad a gente que no la tiene, les damos la oportunidad de que lo haga con nosotros. Al final nosotros queremos tocar un poco todo, somos una escuela de muchísimas artes. No buscamos ganar dinero, sino que haya movimiento en la escuela. Es lo más bonito al final», remata.