Ha coronado infinidad de cimas y picos, hasta el punto de que se convirtió en la primera mujer guía de alta montaña y escalada a nivel nacional. Sin embargo, Sonia Casas (1972) todavía recuerda aquella excursión familiar al Gorbea, cuando solo tenía ocho años, que la marcó para siempre. «Pasamos la noche en tienda de campaña y experimenté una unión muy especial con la naturaleza», rememora con cariño para Capital Sport.
Tanto es así que esa conexión terminó influyendo en las decisiones que tomaría tiempo después como adulta. «Con veintidós años ya había completado mis estudios, viajado, aprendido idiomas y conseguido su primer puesto de trabajo… Ahí fue cuando comencé a plantearme si realmente era feliz. Creo que vivimos en un sistema encorsetado, donde nos dejamos llevar. Y yo había hecho lo que se esperaba de mi», explica.
Ahora vive en Navarra, donde constituyó su propia empresa de montaña. Pero la trayectoria profesional de Casas comenzó en Bilbao, su ciudad natal, dentro del entorno industrial. Poco después se mudó a Madrid para trabajar en British Telecom como jefa de Proyectos. «Me pasaba todo el día corriendo y sentía que tenía la vida dividida. No llegaba a todo lo que quería hacer y no encontraba esa sensación de plenitud y felicidad que hallo en la naturaleza en mi día a día».
«Me pasaba todo el día corriendo y sentía que tenía la vida dividida. No llegaba a todo lo que quería hacer y no encontraba esa sensación de plenitud y felicidad que hallo en la montaña»
Esta dualidad le llevó a replantearse su carrera. Sin todavía saberlo, en aquel momento comenzó la escalada hacia su nuevo futuro como formadora en habilidades directivas: «Tomé la decisión de romper con todo y empezar de cero».
Desde pequeña formó parte de grupo de montaña, esquiaba… Y, a los dieciocho años, comenzó a escalar. Pero cuando tomó la decisión de reinventarse para dedicarse por completo a la montaña, sufrió un revés inesperado. «Vivir dividida me llevó a tener un accidente de escalada terrible, que me dejó hospitalizada treinta y dos días y casi un año en silla de ruedas hasta que volví a caminar. Ya había tomado la decisión de ser guía de alta montaña, y la vida me puso una barrera gigante», evoca.
Casas perdió la movilidad articular de un pie, pero decidió no dejarse arrastrar por la frustración y continuar hacia su objetivo. «Elegí utilizar el obstáculo como una oportunidad de crecimiento para conocerme mejor a mí misma. Es así como intento afrontar las vicisitudes. La actitud que tomé fue seguir adelante y asumir el compromiso que tenía conmigo misma de ser guía de montaña». A pesar de que le auguraron que padecería una cojera de por vida, logró recuperarse.
SU ESCALADA PROFESIONAL
Superando los retos que le plantea la montaña, esta bilbaína siente que crece y evoluciona como persona. Y eso es precisamente lo que ahora quiere compartir con otras personas. Para ello, ha desarrollado un programa con su propia metodología dedicado a equipos de alta dirección, donde aúna su experiencia en ambos mundos: el empresarial y la montaña. «Siento como una misión en mi vida el poder aportar valor a la sociedad a través de estos programas. Y quiero ayudar los directivos, directivas o altos cargos a que no sufran esa situación que experimenté en mi época en Madrid». Tanto para desarrollar el método como para conocerse mejor, hizo un trabajo previo junto a psicólogos, coachs y especialistas en PNL.
«También impartí cursos de técnicas de trabajo verticales y trabajos en altura. Entonces, las empresas de riesgos laborales empezaron a formar a sus equipos en estas áreas y me lancé»
Pero antes de idear este proyecto, creó una empresa de actividades de montaña: Rocalia. Afincada en Zaragoza. «Pensé que no podía trabajar únicamente como guía de montaña e intenté hacerme un nombre. También impartí cursos de técnicas de trabajo verticales y trabajos en altura. Entonces, las empresas de riesgos laborales empezaron a formar a sus equipos en estas áreas y me lancé». Un trabajo que desarrolló quince años.
Después abrió una nueva línea de negocio centrada en el diseño e instalación de infraestructuras de escalada y vías ferratas. Construyó hasta seis de estas entre Cataluña y Aragón. Además, formó a miles de trabajadores en toda España. «Pero llegó un punto en el que las infraestructuras de turismo comenzaron a moverse por licitación y me fui apartando de todo aquello».
Aquel momento supuso un nuevo punto de inflexión en su trayectoria, que le acercó todavía más a quien ahora es y a su residencia en Navarra. Pasó a centrarse en la formación y disolvió Rocalia. «Cuando trabajaba con Rocalia me llamó un locutor de radio y, por primera vez, se me dio voz en los medios. A consecuencia de aquello tuve un empujón mediático para ponerme en valor y me di cuenta de que tenía mi propio peso en el mercado . Así que comencé a trabajar bajo mi nombre», detalla.
De ahí surgió Alpinismo en Femenino, una iniciativa de crecimiento personal y profesional para mujeres a través de experiencias vinculadas al alpinismo: «Quería compartir con otras mujeres mi experiencia porque en la sociedad existe la necesidad de tener referentes y este tipo de proyectos pueden ayudar a mejorar el autoestima y empoderarse. Pensé que era el momento».
Después de cuatro años de trabajo, incluyó otras actividades en la montaña para sus formaciones: roca, escalada, senderismo, cimas… Una evolución que desembocó en su proyecto actual, basado en esa misma metodología y que incluye Mujer y Montaña (solo para mujeres), así como un programa formativo para grupos mixtos de directivos y directivas: «Gracias a CEIN, he podido dar forma a todo esto». De hecho, su iniciativa se postula a un premio que concede la sociedad pública.
EL MÉTODO
Define su método como un coaching inmersivo. Los programas duran varios días; se desarrollan al aire libre, en plena naturaleza; y combinan prácticas deportivas y terapéuticas como coaching, PNL y psicología. «Muchos empresarios y empresarias llegan a cargos de responsabilidad por sus grandes conocimientos técnicos y porque son muy buenos desarrollando su trabajo. Esa dedicación en muchos casos les ha quitado tiempo de desarrollar otras habilidades también muy importantes», defiende.
«Ser un líder y saber transmitir lo necesario a tu equipo para que esté alineado contigo al 100 % también requiere de un aprendizaje»
Su objetivo es ayudar a mejorar su capacidad para motivar a los trabajadores, a que adquieran técnicas de liderazgo… «Ser un líder y saber transmitir lo necesario a tu equipo para que esté alineado contigo y dé el 100 % también requiere de un aprendizaje. Y no hay nada como experiencias de alta intensidad en entornos exigentes», incide.
Por ejemplo, se muestra convencida de que hacer una caminata sobre nieve y en medio de una ventisca supone una gran oportunidad para que la persona conozca cómo actúa en situaciones límite y se acerque a su diálogo interior: «Va a saber cómo responde, si se amedrenta, si se crece, si se pone nerviosa… Y así es como va a reaccionar cuando tenga un problema de este calibre en la empresa, aunque lo niegue. Estos entornos le van a permitir trabajar su comportamiento».
Practicando disciplinas como raquetas, alpinismo, escalada o travesías, según el grupo y sus necesidades, «se adquieren y desarrollan competencias. «Cuando manejen sus emociones, los equipos estarán más plenos. La metodología que utilizamos está fuera de lo común, pero funciona. Se aprende a liderar un grupo, a que si haces una mochila lo último que metes es lo primero que necesitas, a llevar las coordenadas, a dar la voz de alarma en un momento límite. Esto empodera y da seguridad. He visto otras empresas que hacen programas formativos para directivos y los encierran en un hotel ocho horas y hacen ejercicios. Está muy bien para tomar conciencia, pero el aprendizaje a través de los deportes de montaña te lleva a lidiar con experiencias de verdad».
Casas ya ha empezado a recibir peticiones por parte de compañías, colegios profesionales y asociaciones. En sus cursos, trabaja junto a dos expertos que operan bajo su propia marca y le dan un soporte especializado: «Son dos personas con triple formación en psicología, coaching y PNL. Además, tienen las carreras de Filología y Antropología».
Al mismo tiempo, quiere ayudar a otras mujeres a introducirse en el mundo del alpinismo y los guías de montaña. «Voy a crear y patrocinar un equipo femenino. Me encantaría darles esa oportunidad», adelanta.
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