El teléfono de Rolling on the hair suena sin parar al son de reguetón y de bandas como La Fuga, Marea o la navarra Cobardes. Mónica Janices detiene la maquinilla, se sacude el pelo de las manos y contesta: «¡Buenos días! ¡Barbería! ¿Nombre? ¿A las 12? Perfecto. ¿Y te harás un degradado o así? Es para calcular bien los tiempos». Cuando termina vuelve el leve murmullo de la máquina, con la que corta una fina línea en el cuero cabelludo de su último cliente. «Madre mía, ¡qué estrés de rato!», suspira.
Una media de catorce personas entran cada día en este establecimiento que abrió el pasado 23 de marzo en Tafalla. Mónica les corta el pelo mientras conversa con ellos entre placas de matrículas, calaveras con polvos voluminizadores y botellas de spray que recuerdan a las del whisky Jack Daniel’s. Del techo cuelga una Vespa negra, que acompaña a un gran grafiti con el nombre del negocio. Un establecimiento que experimentó cambios profundos en los últimos meses, ya que antes albergaba una carnicería. La barbera, de 27 años, conoce «de cabo a rabo» todas las reformas que realizó junto a su padre.
«La pasión motera me viene de familia», explica a Navarra Capital. En ocasiones, se lanza a la carretera junto a su padre, que es «muy de las Harley-Davidson«, y con su hermano asiste con frecuencia a convenciones de coches, donde él luce su BMW E36 blanco. Ella misma tenía una «motico», con la que llevaba a sus amigas cuando vivía de pequeña en San Martín de Unx. «¡Siempre iba muy rápido!», añade entre risas.
CORTANDO EL PELO DESDE NIÑA
A Mónica siempre le gustó tunear el cabello de quienes le rodean. «Cuando era pequeña, cortaba mi propio pelo, el de mis barbies y el de cualquiera que se arriesgara conmigo. Por mis manos ha pasado toda mi familia y, cuando salimos de fiesta, siempre peino a todas mis amigas. Yo voy siempre la última», comenta orgullosa.
Después de cursar un grado superior en Administración, decidió estudiar peluquería. Entonces, comenzó a trabajar en un local unisex de Tafalla, donde descubrió y se enamoró del corte para hombres. «Mientras las mujeres somos más complicadas con nuestros cabellos, los hombres son más sencillos sin dejar de ser modernos», incide.
De aquellos tiempos, recuerda con claridad el corte «más cañero» al que se enfrentó: «Un chico de unos 15 años me pidió que le hiciese un montón de rayas y dibujos en la cabeza. Me dijo que quería verse como Bad Bunny. Él estaba muy contento, pero cuando le vio su madre… Yo no quería saber nada porque él me había asegurado que se lo habían permitido».
De esta forma, Mónica se enganchó al boom de las barberías, que se vieron espoleadas con la consolidación del movimiento hipster y las alabanzas procedentes de celebridades del deporte y la música. Así mismo, se sumergió de lleno en el mundo de las llamadas lady barbers, un perfil que está acrecentándose entre los profesionales del sector: «Ahora, la presencia de los dos sexos en el gremio barbero está muy equilibrada. Los clientes me comentan que les gusta la delicadeza de las barberas en el manejo del cabello. Conozco a muchas, aunque sobre todo a través de internet».
El principal canal por el que Rolling on the hair capta nuevos clientes es Instagram. «Me vienen de todas las edades, hasta de 90 años. Los más pequeños siempre me piden que les haga alguna marca famosa en su cabello como la de Adidas o la de Nike y los mayores, un corte clásico. Los demás vienen con las fotos de sus futbolistas o cantantes favoritos, por lo que suelo hacer muchos estilos inspirados en Cristiano Ronaldo o Maluma«, atestigua.
LAS ‘LADY BARBERS’ GANAN PESO
Son muchos los clientes que le preguntan hasta qué punto es difícil ejercer como mujer barbera. «Lejos de ser un obstáculo, parece que incluso llama más la atención. De hecho, la mayor dificultad con la que me topé al emprender fue el temor a las restricciones impuestas por la pandemia», valora Mónica.
De hecho, el sector de las peluquerías aún no ha recuperado el ritmo previo a la irrupción del Covid-19. En 2021, su volumen de negocio en España experimentó una caída del 31,8 % respecto a 2019, según la quinta edición del Estudio sobre la situación económica del sector de la imagen personal. El informe, elaborado por la Alianza Empresarial por la Bajada del IVA a Peluquería y Estética y que encuestó a 1.630 establecimientos de todas las comunidades autónomas, también cifra las pérdidas del sector el año pasado en unos 1.272 millones de euros.
Por eso, abrir una barbería fue para Mónica una cuestión de rebeldía contra la adversidad. «No pensaba que tendría mi propio negocio tan pronto, pero era ahora o nunca. Di el paso, aunque me daba miedo invertir en este contexto tan incierto. Y fueron de gran ayuda las ganas que tenía de trabajar en lo mío y el apoyo de mi familia. Además, ya que estaba quise darle un toque diferente al espacio para que tuviese la esencia de los Janices. Porque no vale la pena arriesgarse con algo soso», sentencia.