Las mujeres en España sufren en mayor medida que los hombres la precariedad laboral: tienen tasas de paro más elevadas, ocupan el 74% de los trabajos a tiempo parcial y sufren más la temporalidad, ya que, entre otros, firman el 62% de los contratos fijos discontinuos. El estudio Mujeres en la economía digital en España 2018 aporta claves valiosas que pueden ayudar a hacer el mercado laboral de nuestro país no solo más justo y equitativo entre hombres y mujeres, sino también más competitivo en general. La clave está en la formación, pero no solo, afectan también cuestiones culturales que debemos superar.
La prueba es que la brecha salarial ajustada es del 13%, que es la diferencia entre los sueldos por sexos manteniendo iguales el resto de las características que podrían justificar una diferencia salarial, tales como la edad, el puesto de trabajo, el sector de actividad o el tipo de empresa. En cuanto a la brecha salarial de género ajustada se observa que en el sector TIC es notablemente inferior (8,9%) que en el resto de los sectores (14,2%).
Las causas profundas de esta menor remuneración de las mujeres exceden las pretensiones de este estudio, pero se relacionan con el llamado “techo de cristal”, que es el impacto de los estereotipos de género, que atribuyen cualidades innatas a cada de uno los sexos, algunas muy relevantes para el ascenso profesional. Un ejemplo de ello sería el llamado “síndrome del impostor”, que afecta especialmente a las mujeres y consiste en creer que uno no es merecedor de los éxitos que ha conseguido. Otro ejemplo es la llamada “brecha de ambición”, que hace referencia al supuesto menor interés de las mujeres por crecer en sus carreras profesionales.
VÍCTIMAS DE LA ROBOTIZACIÓN
En cualquier caso, el estudio constata que las mujeres no solo están peor hoy, también presentan un riesgo mayor de sufrir las potenciales consecuencias negativas de la digitalización y robotización del trabajo. Atraer a las mujeres a las carreras STEM (acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y al sector digital es una forma de prevenir estas posibles consecuencias, subraya el estudio Mujeres en la economía digital en España 2018.
Y desde luego queda mucho por hacer. Especialmente en nuestro país, que no sale bien parado en la comparativa con nuestro entorno europeo. La Unión Europea, a través de Eurostat, proporciona estadísticas sobre la distribución en función del género de los estudiantes en cursos de educación superior relacionados con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). De media en Europa, las mujeres representan el 17% de estos estudiantes, porcentaje que se reduce a un 12,7% en España, según los datos disponibles, de 2016. Y, más preocupante todavía, la brecha no parece tender da cerrarse, sino a aumentar: la cifra era del 13,2% solo un año antes, en 2015. De entre las personas con estudios superiores, las mujeres con estudios tecnológicos representan cada vez una proporción menor y no llegan al 3% en 2017.
Las alumnas en estudios relacionados con las TIC tienden a decrecer y en 2016 suponían el 12,7%, por el 17% de media en la UE.
Una tendencia discordante con el resto de la UE, donde la brecha se está cerrando, como muestran recientes estudios de la Comisión Europea (2018): especialmente entre los más jóvenes, ya no se aprecian diferencias reseñables por géneros en lo que a habilidades digitales se refiere.
MIRANDO A EUROPA
Otro frente: los datos en España muestran que las ocupaciones “digitales”, que engloban tanto a los trabajadores cualificados del sector TIC como a los profesionales digitales de otros sectores de actividad, tienen un peso menor en el mercado laboral que en la media de la Unión Europea.
Por todo ello, el estudio concluye que en lo que a capital humano se refiere, “es necesaria sin duda una acción decidida que, como vemos, no puede olvidar una perspectiva de género”. Y es que los hombres que desempeñan ocupaciones digitales en España representaban en 2017 el 5,2% de los trabajadores ocupados de género masculino, mientras que las mujeres sólo suponen el 2% del total del empleo femenino.
El informe recomienda centrar los esfuerzos en la estimulación de las vocaciones tecnológicas, sin olvidar reducir los estereotipos de género.
Resulta destacable que, aunque se trata de un dato sin duda negativo, ya que supone que hay 2,6 veces más hombres que mujeres en estos empleos, la brecha de género en este ámbito es menor que la media europea, ya que en España es de 3,2 puntos porcentuales y en Europa de 5,8 puntos (en el caso europeo los hombres son 3,1 veces más que las mujeres en estos empleos).
Es, por tanto, en la formación de especialistas donde existe una barrera de entrada cada vez más grave para las mujeres, explica el informe, que recomienda centrar los esfuerzos más importantes en la estimulación de las vocaciones tecnológicas, aunque sin olvidar la importancia de reducir los estereotipos de género que afectan a la vida laboral de las mujeres en el sector: brecha salarial, el techo de cristal, la escasa corresponsabilidad en las tareas el hogar y el cuidado de las personas, entre otras.
Para lograrlo, la recomendación más sólida del informe es realizar cambios en el modelo educativo: formar a los educadores en materia de género, particularmente a aquellos que trabajan con niños de entre 8 y 12 años, que son edades esenciales en la generación de las brechas de género y los estereotipos acerca de las tecnologías y los estudios STEM.