viernes, 19 abril 2024

La campaña cerealista foral supera las 831.000 toneladas de grano

El Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, a través de la sociedad pública Intia, presentó este martes el balance de este año en Navarra. A su juicio, los datos muestran que la cosecha se cierra como la "sexta mejor de los últimos 34 años". Así mismo, Intia trasladó recomendaciones al sector cerealista de cara al siguiente periodo de recolección y basadas en sus experimentaciones.


Pamplona - 3 agosto, 2021 - 14:00

Por primera vez en décadas, el cultivo de trigo superó al de cebada. (Foto: cedida)

El Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, a través de la sociedad pública Intia, presentó este martes el balance de la campaña cerealista en Navarra, en el transcurso de una jornada celebrada en Olite. La consejera Itziar Gómez abrió el acto, en el que también participó Jesús Goñi, coordinador de Experimentación en la sociedad pública. Así mismo, ambos detallaron los resultados de los ensayos de experimentación realizados en campo, y adelantaron las recomendaciones para la próxima campaña.

A juicio del Ejecutivo foral, los datos de balance de la campaña de cereales de este año muestran que la cosecha se cierra como la «sexta mejor de los últimos 34 años». En concreto, la campaña logró superar las 831.000 toneladas de grano recolectado, tuvo un balance desigual por zonas y «concluyó mejor de lo inicialmente previsto». Así, el rendimiento de este tipo de cultivos en la región logró mantenerse por encima de la barrera de las 800.000 toneladas «como lo ha venido haciendo en los cinco ejercicios precedentes».

Jesús Goñi (Intia): «Los actuales precios altos de cereal contribuirán a mitigar el elevado coste de los inputs en este tipo de cultivos».

En su intervención inaugural, la consejera Gómez subrayó «la importante labor investigadora que realiza Intia y que está caracterizada por tres elementos: el rigor en los ensayos, la imparcialidad en sus recomendaciones y su carácter de experimentación aplicada».

Por su parte, Goñi destacó que «no deja de ser una campaña medianamente buena en términos globales, dado que inicialmente se esperaba una mala cosecha y finalmente el resultado está siendo mejor de la previsto a priori, salvo en las zonas del sur. Además, los actuales precios altos de cereal contribuirán a mitigar el elevado coste de los inputs en este tipo de cultivos».

Más de medio centenar de cooperativas asociadas a Intia aportaron sus datos de producción de cultivos extensivos de esta campaña, que representan el 88 % de la superficie cerealista regional.

Así mismo, explicó que los meses de marzo y abril «se caracterizaron por haber sido unos meses muy secos en un momento clave para el crecimiento del cereal, lo que ha condicionado mucho este periodo de la campaña», así como que los meses siguientes tampoco fueron «muy favorables». Todo ello indicaba  hacia una campaña negativa. «Sin embargo, y a pesar de la disparidad de rendimientos obtenidos entre las zonas más frescas y las más áridas, se trata de la sexta mejor cosecha cerealista de los últimos 34 años dentro de la tendencia al alza registrada en las décadas precedentes», concluyó Goñi.

Así lo corroboran también las «más de medio centenar» de cooperativas asociadas a Intia de distintas zonas de Navarra, que han compartido sus datos de producción de cultivos extensivos de esta campaña. En total, representan al 88 % de la superficie cerealista de la Comunidad foral.

INCIDENCIA DESIGUAL POR ZONAS

El periodo seco de esta primavera tuvo «una mayor afección» en la zona árida de la Ribera, con rendimientos medios en cebada de 772 kilos por hectárea, frente a los más de 2.800 del año pasado. Por el contrario, en la zona de Baja Montaña, el rendimiento en esta campaña fue «ligeramente superior» con más de 5.300 kilos por hectárea en comparación con los 4.900 kilos registrados el pasado año. En cuanto al trigo, esta situación desigual por zonas agroclimáticas se repitió, acentuado en este 2021 por los dos meses muy secos de marzo y abril.

SUPERFICIE SEMBRADA Y VARIEDADES

La superficie sembrada de cultivos extensivos de invierno (cebada, trigo, avena, guisante, colza, veza, girasol y habas) asciende actualmente a las 189.336 hectáreas, una extensión total inferior a la del ejercicio pasado. No obstante, Intia destaca que, «por primera vez en varias décadas, el trigo superó a la cebada» (46 % de trigo frente a 37 % de cebada).

El cultivo de trigo superó el de la cebada, con un 46 % de las tierras sembradas frente al 37 %, respectivamente.

Este fenómeno tiene varias razones. Una de ellas es que el trigo se ha adaptado a algunas zonas del sur y a condiciones más adversas con variedades como Berdún o sobre todo Filón en los últimos ejercicios (con buenos comportamientos en diversas zonas agroclimáticas). A esta situación se añade el problema de las malas hierbas: el trigo ha ofrecido más soluciones para afrontar este tipo de problemas con las adventicias.

No obstante, Goñi alertó que desde Intia han observado a una «variedad tan tolerante como Filón  flaquear en algunas zonas sin tanta demostración de bondad, por lo que se recomienda una diversificación varietal a pesar del buen comportamiento que sigue ofreciendo esta variedad». En este sentido, cabe indicar que la variedad Filón ocupa el 59 % de la superficie cultivada, y la variedad Camargo, el 21 %.

ENFERMEDADES EN CEREALES

La incidencia de la roya amarilla ha sido mucho más suave este año, con una reducción a la mitad con respecto a campañas anteriores, «presumiblemente por causas meteorológicas». El responsable de Experimentación en Intia centró su exposición en otro fenómeno «que está teniendo un comportamiento similar a una enfermedad»: «Se ha dado en llamar ‘manchas climáticas’ y consiste en la aparición de manchas en la hoja de cebada como reacción a las condiciones tan adversas padecidas por la planta».

Por otra parte, este año Intia observó «una mayor incidencia» con el problema del mal de pie, una afección que daña la base del tallo de trigo y que repercute directamente en situaciones de resiembra. En este sentido, recomienda no repetir ese mismo tipo de cultivo para evitar ese riesgo: «El nivel de lucha será diferente en función de si afecta a las raíces (pie negro) o a la parte del tallo (tapesia), pero en este último caso, algunas variedades pueden ser productivamente efectivas y ofrecen la posibilidad de combatir este tipo de enfermedades».

AUMENTO DEL PRECIO EN FERTILIZANTES

Frente a las crecientes preocupaciones respecto al uso de ciertos fertilizantes como el fósforo por el aumento en su precio, Goñi resaltó que «en una amplia mayoría de los casos no existiría perjuicio alguno para el cultivo en caso de no aplicar abono en una campaña». En opinión del personal técnico de INTIA, tras la experiencia acumulada en ensayos como el de Ilundáin, se trataría de un riesgo muy asumible, fundamentalmente, por lo que supone de ahorro en costes de ese material.

CONTROL DEL VALLICO

Por último, se trató el problema de la aparición de ciertas malas hierbas, una problemática creciente en Navarra y cuyo máximo exponente es el vallico. Este tipo de adventicia está demostrando «una gran resistencia que impide su control, por lo que cabría plantearse la posibilidad de recurrir a soluciones alternativas que no pasan por los herbicidas»: rotación de cultivos con el barbecho, la siega del cultivo donde haya una gran presencia de la mala hierba o, incluso, cambios en las fechas de siembra.

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