viernes, 26 abril 2024

La cohesión territorial «no está garantizada» en Navarra

Así se desprende de un diagnóstico elaborado por el Observatorio de la Realidad Social, de Planificación y de Evaluación de Políticas Sociales. El Gobierno foral ve necesario apostar por proyectos de emprendimiento innovador para jóvenes, la creación de espacios de innovación rural o las 'smart villages' como medidas que ayuden a frenar la despoblación.


Pamplona - 13 enero, 2020 - 13:51

El Pirineo es la zona de Navarra que más sufre el fenómeno de la despoblación. (Foto: cedida)

El Gobierno de Navarra deberá actuar prioritariamente en las comarcas del Montejurra, Sangüesa, Zona Media, Pirineo y Prepirineo ante los posibles riesgos de despoblación en el medio rural. Así se desprende del ‘Diagnóstico de las desigualdades territoriales en Navarra: retos y propuestas’, un informe elaborado por el Observatorio de la Realidad Social, de Planificación y de Evaluación de Políticas Sociales, dependiente del Departamento de Derechos Sociales, que analiza las desigualdades territoriales, demográficas, laborales, sociales y competitivas de las diferentes comarcas de Navarra.

El estudio fue presentado este lunes por el consejero de Cohesión Territorial, Bernardo Ciriza, que estuvo acompañado por el director general del Observatorio de la Realidad Social, de Planificación y de Evaluación de Políticas Sociales, Luis Campos, y el director general de Administración Local y Despoblación, Jesús Mª Rodríguez.

Bernardo Ciriza: «Aunque el número de habitantes en Navarra se incrementa y no podemos hablar de un grave problema de despoblación, existen zonas más vulnerables, donde se ha detectado ya un retroceso poblacional».

“Aunque en términos generales el número de habitantes en Navarra se incrementa y no podemos hablar de un grave problema de despoblación, existen zonas más vulnerables, donde se ha detectado ya un retroceso poblacional como son, por ejemplo, el Pirineo y las Améscoas. Nuestra actuación en este sentido es fundamental y es preciso apostar por intervenciones tales como los proyectos de emprendimiento innovador para jóvenes, la creación de espacios de innovación rural o las ‘smart villages’, entre otras”, destacó Ciriza.

Este estudio se ha centrado en tres desigualdades de calado social: despoblación, empleo y políticas sociales. No obstante, en la construcción de la desigualdad intervienen más vertientes. Según Luis Campos, en el conjunto de las variables se observa “cómo la cohesión territorial no sólo no está garantizada, sino que en algunos aspectos aparecen situaciones de vulnerabilidad para algunos territorios que debieran exigir políticas específicas y sectoriales para evitar una mayor fragmentación de oportunidades”.

DESIGUALDADES TERRITORIALES Y DEMOGRÁFICAS

Navarra se estructura a partir de ciertos núcleos de población que ejercen como cabeceras de comarca, «dando lugar a cierto policentrismo». Pamplona y la cuenca tienden a concentrar el mayor peso demográfico de Navarra, ya que representan más del 50 % de toda la población de la Comunidad foral. Junto a la capital, existen otros núcleos, vinculados mayoritariamente a ejes de comunicación estratégicos, que mantienen su desarrollo. En cierta medida, quienes no están en estos ejes son las zonas con más debilidades territoriales.

El Pirineo, con 4,1 habitantes por metro cuadrado, y el Prepirineo, con 7,7, se sitúan por debajo del umbral marcado por la UE para hablar de despoblación en una zona concreta (12,5).

La Unión Europea sitúa el riesgo de despoblamiento en una densidad de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado. En Navarra hay dos comarcas muy por debajo, Pirineo (4,1 habitantes por kilómetro cuadrado) y Prepirineo (7,7), y otras que se acercan a este umbral de riesgo: Arga Valles (19,9), Sangüesa (14,3) y Larraun (18,8).

No obstante, matizaron desde el Ejecutivo foral, es preciso tener en cuenta que «la densidad de población es una estadística que exige una reflexión más profunda y que incorpora variables ocultas». Por ejemplo, en la comarca Ega Montejurra, «si eliminamos el municipio de Estella/Lizarra la densidad de población se sitúa en 16,1 habitantes por kilómetro cuadrado, pasando a ser una zona de actuación prioritaria».

En relación al envejecimiento, las comarcas con peores datos coinciden en gran medida con las que tienen mayor grado de despoblación y menor densidad: Pirineo, Sangüesa y Ega Montejurra.

Otro foco de atención es la diferente pérdida del peso de la denominada población soporte (aquella que soporta la estructura social, demográfica y económica de la zona donde vive). Y cabe destacar que «las mujeres han emigrado en mayor medida a desarrollar su vida activa y laboral en espacios que les reportan mayores oportunidades de desarrollo profesional».

La inmigración es otro factor determinante en la configuración de las estructuras demográficas de nuestros municipios. Las zonas más vinculadas a la agricultura y a la industria de transformación agroalimentaria son las que reciben, proporcionalmente, el mayor número de personas inmigrantes. Aquí, las comarcas de Ribera Alta y Ribera son las que mayor porcentaje de población nacida en el extranjero tienen. Por eso, el fenómeno de la despoblación no les afecta de manera directa, «pero habrá que tomar medidas y acciones para mejorar la convivencia y la integración de esta población».

Finalmente, en lo que respecta a la masculinización de la población rural, esta se produce principalmente en las edades jóvenes e intermedias, fruto de la existencia de una importante emigración femenina en dichas edades propiciada, en parte, por la falta de igualdad respecto al trabajo productivo y reproductivo, y facilitada por su mayor nivel educativo.

DESIGUALDADES LABORALES

En lo que respecta al empleo, la distinta especialización productiva de las comarcas explica las principales diferencias territoriales en el ámbito laboral. En la zona de la Ribera, con un fuerte desarrollo del sector primario y, en consecuencia, de la industria agroalimentaria, se concentran los niveles de paro más elevados. A los efectos de la crisis se suma la falta de desarrollo de otras actividades industriales y, especialmente, del sector servicios, que podría haber asumido en gran medida el desempleo, con marcado carácter femenino, generado en la última década en la zona.

En la Ribera, según el estudio, se concentran los niveles de paro más elevados.

Como contrapunto, en zonas como la Sakana, en la que la industria manufacturera ha tenido tradicionalmente una presencia importante, el empleo ha vivido una recuperación muy relevante en los últimos años. No obstante, se ha centrado casi exclusivamente en el sector industrial, en gran medida masculinizado. Este proceso, que podría haberse dado igualmente en la Comarca de Pamplona, ha tenido menos incidencia en el desempleo femenino por un mayor desarrollo del sector servicios y, en gran parte, por una mayor diversidad productiva que da lugar a la incorporación de perfiles más dispares.

DESIGUALDADES SOCIALES

En relación a las políticas sociales, cabe destacar que los niveles de pobreza y las rentas medias bajas se concentran con mayor intensidad en comarcas como la Ribera, Ega Ribera Estellesa y Ribera Alta. Además, existe una desigual demanda territorial de los sistemas de protección social y por desempleo (servicios y prestaciones).

Por último, se aprecia una mayor vulnerabilidad social en aquellas comarcas en las que se concentran fenómenos globalizados (feminización de la pobreza, envejecimiento de la población…). En este sentido, el análisis de las situaciones de vulnerabilidad social, incorporando la perspectiva territorial, muestra la intensificación de esta realidad de acuerdo a otros factores como el sexo, la edad o el país de origen de las personas.

Por ejemplo, aquellas comarcas en las que se acentúan los procesos de envejecimiento de la población (Pirineo, Prepirineo, Sangüesa / Zangoza …) muestran a su vez una mayor presencia de personas con dependencia reconocida que, en términos sociales, significa una concentración de demandas de determinados servicios, prestaciones o de la adaptación de recursos a las necesidades específicas de estos colectivos.

LÍNEAS DE ACTUACIÓN CONTRA LA DESPOBLACIÓN

El pasado mes de marzo se aprobaron las Directrices Generales de la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico, elaborada por el Ministerio de Política Territorial y Función Pública. El objetivo general es «sentar las bases de un proyecto de país que garantice la igualdad de oportunidades y el libre ejercicio de los derechos de la ciudadanía en todo el territorio, a través de la coordinación y cooperación de todas las administraciones públicas, el aprovechamiento sostenible de los recursos endógenos y la estrecha colaboración público-privada».

Se plantean siete objetivos transversales: asegurar una apropiada prestación de servicios básicos a toda la población en condiciones de equidad, adaptada a las características de cada territorio; garantizar una plena conectividad territorial con una adecuada cobertura de internet de banda ancha y telefonía móvil; facilitar la gestión de los ayuntamientos de pequeños municipios con una simplificación normativa y administrativa; eliminar los estereotipos y poner en valor la imagen de los territorios más afectados por los riesgos demográficos; alinear esta estrategia con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de la Agenda 2030; incorporar el impacto y la perspectiva demográfica en la elaboración de leyes, planes y programas de inversión; y mejorar los mecanismos para una mayor colaboración público-privada.

En el escenario concreto de la Comunidad foral de Navarra, y dentro del marco de la Comisión de Lucha contra la Despoblación, se plantean varias líneas de intervención para frenar este reto demográfico: proyectos de emprendimiento innovador para jóvenes; creación de espacios de innovación rural; generación de servicios de atención a la dependencia en los entornos rurales; coliving colaborativo; desarrollo de programas de incorporación sociolaboral de inmigrantes de base local; estrategias de especialización inteligentes por comarcas; análisis y mejora de los flujos de movilidad hacia los centros de servicios e intracomarcales; smart villages; y la creación de polos de atracción del talento vinculados a las potencialidades de los territorios.

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