Quienes recorren el GR11 a su paso por el collado de San Antón se topan con el caserío de Gardelsoro. El terreno, de unas ocho hectáreas, alberga cerca de 900 frutales sembrados por el actual dueño de la propiedad, el lesakarra Xixo Ayestaran. “Los caminantes pasan por la entrada de mi casa, ven las flores que ha cultivado mi madre y les toman fotos. También se fijan en los manzanos, los nogales y los cerezos. Pero, cuando se dan cuenta de que hay árboles de aguacate, ¡flipan!”, explica a Navarra Capital entre risas.
El aguacate ha ido ganando popularidad a pasos agigantados en la última década. Según el informe Perspectivas Agrícolas 2021-2030, elaborado por la OCDE y la FAO, se convertirá en el fruto tropical “más comercializado” en 2030, cuando se proyecta que la producción mundial ascienda a unas 12 millones de toneladas anuales, el triple que en 2010. Todo apunta a que se comercializará más incluso que la piña o el mango.
Según un informe de la OCDE y la FAO, el aguacate se convertirá en el fruto tropical “más comercializado” en 2030, cuando se prevé que la producción mundial triplique a la de 2010.
Por eso, su cultivo en España ha ido in crescendo hasta situarse en las 20.370 hectáreas en 2021, un 7,57 % más con respecto al año anterior, según datos recogidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Y, aunque se concentra principalmente en la Axarquía de Málaga y la costa tropical de Granada, también está ganando protagonismo en otras regiones como Alicante, la Comunidad Valenciana, Huelva, Cádiz, Tenerife o Las Palmas, todas ellas caracterizadas por su clima subtropical o mediterráneo seco.
Pero, ¿cómo llegó al norte de Navarra? La historia se remonta a 2017, cuando Xixo se mudó a Gardelsoro tras culminar las obras iniciadas en la propiedad. “Aunque mis padres no eran agricultores como tales, siempre me había atraído mucho la vida en un caserío: sembrar nuevas plantas, tener a las gallinicas y a los perros en condiciones… Así que, cuando me surgió la oportunidad de adquirir este lugar, me traje mi taller de fabricación de ventanas de aluminio aquí y empecé a pensar en cómo dar un buen uso al terreno”, rememora.
De esa forma, este novel agricultor, hoy de 51 años, empezó a formarse a través de internet y de otros agricultores, así como a investigar distintos cultivos como el pistacho o la uva. Hasta que entonces dio con el aguacate… Aunque Xixo recelaba de este fruto debido al duro clima de Lesaka, su visión cambió cuando se enteró de que la localidad de Valbuena (Asturias) ya contaba con una plantación de este tipo.
“El clima de ese lugar es muy parecido al de aquí, incluso un poco más frío. Así que me organicé con varios amigos y nos pusimos en contacto con la empresa asturiana. Visitamos su finca en 2019 y nos dieron consejos muy útiles para cultivar la planta durante el invierno”, relata.
“Si (los árboles) aguantan el invierno de este año como lo hicieron en 2021, en 2023 florecerán y podré comercializar los primeros frutos en 2024”.
Ese fue el pistoletazo de salida. En 2020, viajaron a Málaga para buscar proveedores y adquirieron 800 plantas, de las que 300 se sembraron en el caserío de Xixo en agosto de 2021. Tras el invierno del año pasado, unas 220 sobrevivieron gracias a las técnicas aprendidas del cultivo de Asturias: “Esto es muy normal en el sector. De diez plantas que siembras siempre se morirán dos”.
Los buenos resultados motivaron al agricultor a sembrar más árboles en mayo de este año. De modo que ya suma 700. El proyecto ha generado todo tipo de reacciones entre los vecinos. “Cuando decía que iba a plantar aguacates en Lesaka, la gente se reía. Y todavía me siguen diciendo que no darán fruto. Pero si aguantan el invierno de este año como lo hicieron en 2021, en 2023 florecerán y podré comercializar los primeros frutos en 2024”, defiende el agricultor.
CULTIVO ECOLÓGICO
Las características climáticas que poseen algunas zonas del norte de España resultan cada vez más atractivas para el sector del aguacate. En concreto, Xixo cita la humedad o la calidad de la tierra como grandes atributos, que le han permitido darse de alta como productor ecológico en el Consejo de la Producción Agraria Ecológica de Navarra (CPAEN/NNPEK). Gracias a esa condición, podrá vender los aguacates a un precio superior (en torno a un euro más el kilo).
“En lugares como Málaga, por ejemplo, tienen graves problemas de sequía que les han llevado este año a talar árboles para optimizar el riego. Además, necesitan usar más fertilizantes para conseguir buenas plantas. Aquí, en cambio, los árboles prosperan con el abono proveniente de las heces de vacas y ovejas, así como con las constantes lluvias. Por eso, los proveedores del sur nos repetían que el futuro del aguacate está en la costa norteña”, incide el agricultor.
A estas características se suma una tercera circunstancia: el cambio climático. “De joven, las heladas eran mucho más pronunciadas y duraderas. Por eso, resultaba extraño escuchar que algún vecino tuviera un limonero o un naranjero, ya que las condiciones climáticas no lo permitían. Pero ahora, las heladas son más escasas y muchas casas en la costa de Hendaya o Irún tienen este tipo de frutales, cuyas condiciones de crecimiento son casi las mismas que las del aguacate”, remarca.
Por el momento, Xixo pretende comercializar sus aguacates ecológicos en los lineales del sur de Francia, país que figura junto a Alemania o Suiza como grandes importadores europeos: “Estoy compaginando mi actividad como agricultor con la fabricación y el montaje de ventanas de aluminio, pero aspiro a plantar hasta mil árboles y vivir de los ingresos que generen en el futuro. Mi sueño es vivir de los aguacates a los 55 años, ya que la tranquilidad de la vida en el campo es salud”.
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