Dice una típica frase de la Provenza que “un día sin vino es un día sin sol”. Y si por ello fuera, las bodegas J. Chivite Family Estates han iluminado cada uno de los días de nuestra historia, tras 373 años elaborando vinos de calidad provenientes de sus excepcionales viñas, asentadas en unos terrenos con unas características y un clima que los hacen únicos. Fundada en 1647, esta firma es una de las dinastías con mayor historia de España, atesorando saber hacer, elegancia y madurez en cada una de sus barricas.
Fue en esas fechas cuando Juan Chivite Frías y su cuñada María Rubio, viuda de Joseph Chivite, pidieron un préstamo a la Fundación Ana Sanz para una bodega, que por su extensión, no parecía que fuera para uso doméstico. Marcaba así el inicio de varias generaciones dedicadas al mundo del vino y que han regado de esta preciada bebida diferentes momentos históricos en los que ha estado presente.
Durante la guerra de la Independencia (1808-1814), Chivite aprovisionó a las tropas napoleónicas durante la ocupación en España. En 1860, Claudio Chivite vio en el mundo del vino un negocio en potencia e inició un intenso comercio produciéndose su primera exportación. Con la plaga de oídio en Francia, empieza a exportar al país galo, y Claudio se convierte en el promotor del trasvase Cintruénigo-Bayona-Burdeos.
En 1873, la casa de la familia Chivite en Cintruénigo se convierte en casa de postas o parador, frecuentada por viajeros y carrozas en ruta hacia Madrid. De este modo, se dio a conocer el nombre de Chivite en otras regiones y se impulsó el éxito de la bodega. En ese siglo, Julián Chivite Marco cursó sus estudios en la Ecolé de Commerce de Bordeaux y, convencido de que el futuro de los vinos estaría en la crianza y embotellado, introdujo grandes mejoras en la bodega.
Tras la Guerra Civil y la postguerra de la segunda Guerra Mundial, Chivite recibió el Nº220 del registro general de exportadores, y en 1956, Julián Chivite Marco acomete grandes renovaciones del negocio, comienza a crear sus primeras marcas, empiezan a embotellar con línea automática y se convierte en una de las primeras bodegas embotelladoras de España.
En 1967 se crea el Consejo Regulador de la D.O. de Navarra, con Julián Chivite Marco como miembro fundador, y en 1993, Denis Dubourdieu, asesor de Cheval Blanc y Chateu D Yquem, y director del Instituto de la Viña y el Vino en Burdeos se incorpora como asesor de la firma navarra.
Numerosos galardones han reconocido el trabajo de esta saga a lo largo de la historia. Julián Chivite Marco fue condecorado con la Orden del Mérito Agrícola concedida por el rey de España en 1992 y, a título póstumo, en 1997, la Cruz de Carlos III El Noble, Rey de Navarra. Hoy en día, es Julián Chivite López, el mayor de la saga, quien prolonga este legado.
En este 2020, ha salido al mercado el tercer vino de la gama Las Fincas, Chivite las Fincas Rosado Fermentado en Barrica 2018, un nuevo vino que nace de la colaboración Chivite & Arzak, edición limitada y numerada. Además, comienza el estudio para el desarrollo de nuevas instalaciones y una nave de elaboración en la Finca de Legardeta. La historia de J. Chivite Family Estates continua escribiéndose.
PRESENCIA EN MOMENTOS HISTÓRICOS
La leyenda de Chivite se escribe con tinta de garnacha y tempranillo, con aromas de chardonnay y syrah. Numerosos paladares ilustres han degustado estos vinos en los más exquisitos menús. Su vino Blanco colección 125 fue seleccionado para acompañar la cena ofrecida por los reyes de España con motivo de la cumbre de la OTAN, en julio de 1997, participando desde entonces en los eventos de la casa real española. También fue seleccionado por los reyes de Suecia, con motivo de la inauguración del Musèe d’art en Estocolmo en 1998. En 1999, fue elegido como mejor vino blanco en la cata histórica a ciegas de vinos blancos del mundo organizada por la revista Sibaritas, y ese mismo vino fue elegido en 2004 para acompañar la cena de gala en honor previa a la boda de S.A.R. príncipe Felipe y doña Letizia.
Para conmemorar los 125 años de la primera exportación a Burdeos, se lanzó el vino 125 Aniversario Gran Vino 1981, germen de la actual gama Colección 125 Aniversario. Para celebrarlo, vino y moda se dieron la mano en el Palacio Puerta de Moros de Madrid en 1985 para acoger su presentación mundial. Los chefs Juan Mari Arzak y Michel Troisgros, con dos y tres estrellas Michelin respectivamente, diseñaron y elaboraron el menú de una cena especial que tuvo como broche el desfile de moda con diseños inspirados en el vino realizados por Agatha Ruiz de la Prada, Sybilla y el Centro de Estudios de la Moda de Madrid.
Pero estos vinos también han acompañado al arte. Con motivo de la inauguración del restaurante del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, en 1996, se celebró el lanzamiento de un nuevo vino, el Chivite Colección 125 Reserva 1992, en una cena elaborada por Juan Mari Arzak.
Por su parte, el Vendimia Tardía estuvo presente en el banquete posterior a la entrega del Premio Nobel de la Paz en Oslo en 2010; fue el vino seleccionado para acompañar el menú del centenario del hotel Ritz en Madrid en 2010.
Su Rosado colección 125 acompañó el menú diseñado por Ferrán Adriá, en el premio ‘Gran Cruz del Mérito Civil’ al prestigioso crítico estadounidense Robert Parker en 2011 en Madrid. El Reserva colección 125 fue el vino seleccionado para acompañar la cena de gala que ofreció el rey Juan Carlos I en la cumbre Iberoamericana en Cádiz en 2012.
El 2016 fue un año especial para la firma. Por primera vez en su historia, se descorcharon 28 añadas de los vinos de la gama Chivite Colección 125 en la que 120 catadores tuvieron el privilegio de degustar estos tesoros, cuya capacidad de envejecimiento les asombró. Un año más tarde, la firma vinícola presentaba su Chivite Las Fincas junto a Juan Mari Arzak.
Ya más recientemente, en 2018, y con motivo de la visita a España del presidente de China, Xi Jinping y su esposa, los reyes de España ofrecieron una cena de gala en su honor, donde el vino Chivite Finca Legardeta Chardonnay 2017 fue elegido para acompañar uno de los momentos más importantes de su visita.
Una leyenda escrita a través de grandes vinos, cuya tradición y buen hacer les ha otorgado un hueco en la historia de nuestro país. Momentos emblemáticos que siempre quedarán en el recuerdo con ese sabor perenne de Chivite en el paladar.